sábado, 4 de julio de 2009

UNA PERSONA CON SENTIMIENTOS HOMOSEXUALES PUEDE CAMBIAR


RICHARD COHEN OFRECE EN «COMPRENDER Y SANAR LA HOMOSEXUALIDAD» UNA AYUDA PARA RECUPERAR LA HETEROSEXUALIDAD

Richard Cohen, psicoterapeuta dedicado a ayudar a personas que experimentan atracción sexual por otros de su mismo sexo, vivió en carne propia el problema de la homosexualidad durante decenios antes de volver a ser heterosexual. En esta entrevista habla de su experiencia personal y de muchas otras en las que él ha colaborado.

(José Antonio Ullate/ReL) El entrevistado, durante los últimos quince años, ha ayudado a miles de hombres, mujeres y adolescentes a recuperar su identidad de género. Ahora quiere hacerlo en España, a través de su libro «Comprender y sanar la homosexualidad» (LibrosLibres).

-“¿Qué pretende usted con «Comprender y sanar la homosexualidad»?”
-En este libro recojo mi experiencia personal y terapéutica acerca de la atracción homosexual. Presento las causas básicas de la atracción hacia las personas del propio sexo, es decir, por qué un hombre se siente atraído sexualmente por otro hombre, o una mujer, por otra. También expongo un modelo de recuperación y numerosos testimonios de personas que yo he tratado y que ya han logrado realizar el cambio de la homosexualidad a la heterosexualidad. Todos podemos lograr lo que nos propongamos. Si estamos decididos, contamos con el amor de Dios y el apoyo de otras personas la curación es posible. Por supuesto, en el momento actual, muchos dirán que no es posible salir de la homosexualidad. Eso es, sencillamente, un mito, porque el cambio es posible.

-“Antes de ser terapeuta, usted mismo ha vivido la homosexualidad en primera persona...”
-Efectivamente. Yo me sentía atraído sexualmente por los hombres. La gente me decía que yo había nacido así y que el pensamiento de cambiar era absolutamente inviable, y que terapéuticamente era además contraproducente. Yo pensaba ¡Ni hablar! Cualquiera puede conseguir lo que anhela si tiene un ardiente deseo, elabora un buen plan, obtiene apoyo de otros, y se lanza decididamente por ello. Después, he podido aconsejar a muchos hombres, mujeres y adolescentes sobre cómo salir de la homosexualidad precisamente porque yo mismo me negué a escuchar a los que me decían: «Sé honrado contigo mismo: tú naciste así. Acéptalo».

Yo me daba cuenta de que algo no iba bien, por más que a mí alrededor insistieran en que era lo más normal del mundo. Logré descubrir de dónde provenían los deseos que yo tenía hacia los de mi propio sexo, aprendí a curar aquellas heridas, y a dar cumplimiento a las necesidades que seguían insatisfechas desde mi infancia. La lectura de este libro y el seguimiento de este plan redundará en un gran beneficio: un camino de salida para volver a ser normal. He cometido tantos errores que eso permitirá a otros evitar algunos de los obstáculos en el camino hacia la libertad. He ayudado a otros a conseguir que lo que a mí me llevó diez años a ellos les cueste uno, dos o tres.

- “¿A qué tipo de lectores está destinado su libro?”
-Escribí este libro pensando tanto en los psicoterapeutas profesionales como en el público en general, incluyendo - por supuesto - a quienes sienten inclinaciones sexuales hacia personas de su propio sexo y perciben al mismo tiempo que hay algo incorrecto en ello, así como a personas que conocen a alguien en esta situación. Me encuentro en la posición privilegiada de haber sido primero el paciente y ahora ser el terapeuta. No sólo luché con mis inclinaciones homosexuales no deseadas, sino que también tuve que luchar igualmente buscando profesionales que comprendieran mi condición y supieran cómo ayudarme para que me curara. Me resultó muy difícil explicarme ante terapeutas que carecían de la clave del problema. Actualmente en los Estados Unidos y el resto del mundo los centros universitarios enseñan una «terapia de afirmación gay».

El objeto de este libro es ayudar a los terapeutas, consejeros, clérigos y demás personas a comprender cómo ayudar a hombres y mujeres que sienten atracción no deseada (egodistónica) hacia las personas de su mismo sexo. También es una guía para «vencedores». Tengo la esperanza y por ello rezo de que, a su tiempo, el estigma de la atracción hacia las personas del mismo sexo decaiga y prevalezca la comprensión. Ojalá que este libro sirva como trampolín hacia ese sueño.

- “¿Qué opina usted del movimiento homosexual?”
- El movimiento en pro de los derechos de los homosexuales ha prestado un gran servicio a la sociedad al sacar la cuestión de la homosexualidad «fuera del armario» y al ponerla a la luz. Tanto en el pasado como en el presente, a las personas con orientación homosexual les ha fallado mucha gente dentro de instituciones religiosas y sociales, y de la profesión médica y psiquiátrica. Hasta hace lJ1l0S decenios les hicieron objeto de ridículo sin ofrecerles esperanza de curación y exacerbaron sus heridas de distanciamiento mediante prejuicios y discriminación social. Y ahora, en lugar de arrodillarse y pedirles perdón, lo que han hecho esas mismas personas e instituciones es sucumbir a la aceptación de la homosexualidad en nombre de la tolerancia. A mí esto me parece una forma de religión barata y de ciencia superficial.

Sin embargo, de puertas adentro, la mayor parte de la gente se siente mal con la homosexualidad. La solución no está ni en la ciega aceptación ni en la tolerancia indiscriminada. La respuesta pasa por la comprensión y el amor.
Publicado el 22 Junio 2009

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una realidad que aquellas personas con dificultad en la reafirmación de su personalidad, como los adolescentes son vulnerables a caer en estas confusiones.A veces es el mismo entorno quien los empuja. Es común que los muchachos le digan P... a aquel que es tímido o no hace lo que ellos.Los chicos suelen ser muy crueles.Recuerdo a un compañero de mi hija que era víctima en la escuela de esos sobrenombres.Hoy es homosexual. Y los padres, dónde estamos parados?Porqué no les mostramos a nuestros hijos la fealdad del insulto y la descalificación? Nos parece que nuestro hijo es un ganador si maltrata o menosprecia? Cuando esto sucede en la escuela los maestros rara vez reprenden estos agravios, más bien descargan sus sospechas sobre la víctima y comienzan a mirarlo distinto. Hay una pequeña parte que podríamos hacer todos y cada uno, ¿o tendrá que pasarnos a nosotros para saber lo que se siente?

Hermano José dijo...

Recuerdo que mi padre le dijo a una amiga que su hijo tenía inclinaciones homosexuales cuando todavía era niño.... ella le quitó el habla... ahora él es peinador y homosexual... los padres a veces no queremos reconocer lo que es una realidad y fallamos.
Bendiciones por casa y gracias por tu comentario.