miércoles, 4 de marzo de 2009

EL REY, EL ABAD Y EL COCINERO


Cuenta Juan de Timoneda que cierto rey quiso quitar el monasterio a un honrado abad y dárselo a otro por ciertos revolvedores.

Le llamó un día el rey y le dijo:
-"Reverendo padre; estoy informado de que no eres tan docto cual conviene y tu estado requiere, y por pacificación de mi reino y descargo de mi conciencia te quiero hacer tres preguntas, las cuales, si por ti me son respondidas, lograrás dos cosas: la primera, que queden mentirosas las personas que como indocto te han calumniado; la otra, que te confirmaré para toda tu vida el abadiado; y si no, habrás de perdonar"

El abad le pidió le dijera las tres preguntas. A lo que el rey le preguntó:
-"La primera es que digas cuánto valgo yo; la segunda dónde está el medio del mundo, y la tercera qué es lo que yo pienso"
El rey le dio de plazo un mes para pensar en ello.

De regreso el abad al monasterio, y por más que miró sus libros y diversos autores, no halló respuesta a las tres preguntas del rey. Como fuese por el monasterio argumentando entre sí, le díjo un día el cocinero:
-"¿Qué es lo que tiene su paternidad?"
El abad no quiso decirle lo que le ocurría.
Pero replicó el cocinero, diciéndole:
-"No deje de decírmelo, señor, porque a veces debajo de ruin capa yace buen bebedor, y las piedras chicas suelen mover las grandes carretas"
Entonces el abad le contó la entrevista que tuvo con el rey. A lo que replicó el cocinero:
-"Su paternidad haga una cosa, y es que me preste sus ropas, me afeitaré la barba y como me asemejo a usted un tanto, vayamos de noche a la presencia del rey; no se dará cuenta del engaño, y así que, teniéndome por su paternidad, yo le prometo sacarle de su problema"
Quedó conforme el abad. Se vistio el cocinero de abad y los dos juntos fueron a la presencia del rey.

El rey le hízo sentar y le preguntó:
-"¿Qué respuestas traes a mis tres preguntas?"
Respondió el cocinero:
-"Primeramente, a lo que me preguntó su alteza que cuánto valía, digo que vale veintinueve denarios, porque Cristo valió treinta. Lo segundo, que dónde está el medio del mundo, es donde tiene su alteza los pies; la causa, que como sea redondo como bola a donde ponga el pie es el medio de él. Lo tercero, que dice su alteza es que diga qué es lo que piensa, es que cree hablar con el abad y está hablando con su cocinero"
Admirado el rey de esto, dijo:
-"¿Que... es verdad eso?"
Respondió:
-"Si, señor, soy su cocinero, y para semejantes preguntas era yo suficiente y no mi señor el abad"

Viendo el rey la osadía y viveza del cocinero, no sólo le confirmó en la abadía al abad para todos los días de su vida, sino que le hízo infinitas mercedes al cocinero.
Explicación Doctrinal: No todo se aprende en los libros. Se aprende también mucho teniendo trato con la gente. Pero también se aprende con la gente del pueblo humilde y sencilla; aprenderás ideas de ellos alta sabiduría, modos de vida social y profesional, relación de costumbres de pueblos y naciones.

Por eso trata y dialoga con todo el mundo. No te apartes de la gente con el pretexto de que no son de tu posición social. Eso es absurdo. Ante Dios todos somos iguales. Y hoy vemos que el hijo de un carpintero, el de un herrero, etc. estudian medicina, arquitectura y, por tanto, van a ser el día de mañana los dirigentes de la sociedad. Por eso, hemos de tratamos con todos para conocernos y amarnos y enriquecernos intelectual y espiritualmente unos a otros. Además adquieres más desenvoltura en la vida.

Debajo del traje raído de un obrero, de un humilde campesino, se esconde a veces mucho sentido común, mucha dignidad y sabiduría de la vida. ¡Cuánto podemos aprender de ellos!

Norma de Conducta: Trataré y dialogaré con todas las clases sociales.
Por: Gabriel Marañon Baigorrí

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