jueves, 3 de enero de 2008

¿CREEN EN MÍ?


¿Cuántas veces nos pregunta Dios si creemos en Él y respondemos que sí?
¿Pero realmente creemos en Él?
¿Daríamos la vida por Él como Él la dio por nosotros?


A continuación un pequeño ejemplo sobre lo que realmente significa tener Fe.

Anuncian con bombos y platillos que un gran equilibrista cruzará las Cataratas del Niagara a través de un cable de lado a lado. Se invita a todos para darle ánimos para que pueda lograr su objetivo nada fácil.

Llega el día de la prueba y miles se apostaron a ambos lado de las cataratas para no perderse ningún detalle de un nuevo record nunca visto antes.

Se prepara el equilibrista y lanza un grito diciendo:
· “¿Creen ustedes que yo puedo cruzar las cataratas sobre este cable con la sola ayuda de esta vara para el balance?”
Todos responden:
· “Si… creemos que tú puedes hacerlo – y todos aplaudían y le daban ánimo.

El hombre después de un prolongado tiempo, con un gran riesgo porque el aire lo zarandeaba de un lado al otro y no se la ponía fácil, logró cruzar y fue vitoreado por los miles de curiosos.

Luego volvió a decir:
“¿Creen ustedes que yo pueda volver a cruzar las cataratas, pero esta vez caminando de espaldas?”
Todos responden:
Si… creemos que tú puedes hacerlo – y los aplausos no paraban dándole animo.

El osado equilibrista lo volvió a lograr y luego dijo:
· “¿Creen ustedes que ahora pueda hacerlo con los ojos vendados?”
Todos responden:
· Sí… creemos que tú puedes hacerlo– y cada vez aplaudían más fuerte y lo vitoreaban para darle animo.

Lo hizo y lo logró, y volvió a decir a las miles de personas que miraban su espectáculo:
· “¿Creen que esta vez lo podría lograr con los ojos vendados, caminando de espaldas y con una persona sobre mis hombros?”
Todos responden:
· “Sí… creemos que tú puedes hacerlo – gritaban y aplaudían todos, pero esta vez con más fuerza que antes. La gente ya estaba con él y no paraba de animarlo.

Entonces el equilibrista pidió un voluntario para que se sentara sobre sus hombros para iniciar el acto… pasó un rato, se hizo silencio y la gente desapareció de la escena… NADIE RESPONDIÓ A SU INVITACIÓN.

¿Nos pasará lo mismo cuando Dios nos llama a su camino?
José Miguel Pajares Clausen

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