lunes, 12 de noviembre de 2007

RELATO DE UN SUEÑO


A fines del año 1995, me encontraba cuidando a mis pequeños hijos, uno de dos años y medio y el otro de apenas 10 meses.

En ese momento de mi vida me encontraba tan absorbida por las cosas de la casa y tan alejada de Dios que apenas recordaba tantas enseñanzas que había recibido desde pequeña en casa, en el colegio, en mi parroquia.

Una noche, empecé a soñar y vi a mi lado a un ángel con túnica blanca, que me tomó de la mano y me llevó a una habitación en forma de U cubierta de blanco, en la cual se veían como pantallas alrededor. En las primeras se mostraba mi vida: en una, me vi de bebé, en otra, de pequeña jugando en el parque, en la siguiente, mis quince años, en otra más con mis hijos, y a partir de la mitad y hasta el final,
estaban las pantallas apagadas.

De pronto el ángel me preguntó mirándome a los ojos muy serio: Y Jesús ¿dónde está?” Me sentí muy sorprendida, culpable, cuestionada sobre lo que estaba viendo, cuando de pronto me encontré en otro lugar muy diferente. Me encontré en una ciudad, como a las cinco de la tarde, con un ambiente azulado muy neutro, donde yo caminaba en medio de muchas personas, adultos, niños, hombres, mujeres, ancianos. Todos realizaban actividades, entraban y salían del cine, caminaban por las veredas, estaban comprando, todos con unan expresión neutra en su rostro:
no se reían ni mostraban expresión alguna.

Yo estaba como ellos, caminando sin rumbo, cuando en medio de todo me dije: Aquí no debo estar, y a la vez me empecé a sentir mal, a lamentarme... entonces sentí como que despertaba y empecé a preguntarles a todos dónde estaba, que lugar era ese... sólo me miraban y me di cuenta que ellos no se daban cuenta de su estado, sólo estaban ahí viviendo
”.

Comencé a despertarme un poco cuando alguien me tocó el hombro... volteé y nuevamente el ángel me dijo: “¿Quieres salir de aquí?” y yo le dije que sí... Me dijo entonces: dame la mano y corre conmigo Me llevó a una zona donde no había nada, pero fue en ése momento, en el momento que corrimos, que sentí que detrás de nosotros venían
unas sombras negras con mucha ira, gritando de cólera.

Al llegar al descampado, me dijo: vamos hacia arriba, ven conmigo...” cogida de su mano, dimos un salto y me hizo traspasar el cielo de ése lugar y llegamos a otro lugar:
un hermoso jardín verde con flores blancas, donde habían muchas personas, niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres muy felices, que se abrazaban y trasmitían mucho amor, paz y alegría.

Yo miré a todas esas personas de lejos, estaba encantada y pensé aquí si me quiero quedar”, y el ángel me volteó a mirar el lugar de donde habíamos subido, me enseñó la ciudad en donde había estado y me dijo: “¿Ahora comprendes lo que debes hacer?”: yo le dije que sí... y desperté.

Al despertar pensaba que todo había sido muy claro: esa misión era despertar a muchos de esa indiferencia, de esos caminos que no conducen a nada, de este mundo engañoso y lleno de peligros... y llevarlos con la ayuda de Dios a su Reino de Amor. Pero... ¿cuándo, cómo y dónde podría yo hacer eso? En ese momento de mi vida no podía imaginar lo que vendría después de seis años al participar en nuestro querido Grupo de Oración por los Enfermos Sí Señor”... sin embargo, creo que este sueño es válido para todos los que hemos despertado en medio de nuestro camino equivocado por la Gracia de Dios y estamos en el camino de salvar almas para Gloria de Dios.

Demos siempre testimonio de todas las maravillas que ha hecho Dios con nosotros, y con mucha humildad y con ayuda de su Santo Espíritu, sabremos qué es lo correcto decir y hacer en el lugar que nos encontremos.

¡Gracias, Señor, por guiar nuestros pasos... sólo Contigo todo cobra sentido
!

Si Jesús, María y mi ángel de la guarda están conmigo... ¡quién contra mí!”
María Rosa Novoa B.

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