Te niegas a tener hijos en la carne para tener hijos en la fe, en casa nadie te llama papá, y en la calle todos te llaman padre, no tienes una dama como esposa, en cambio, eres el fiel esposo de la Iglesia, no firmas el registro legal de paternidad en el juzgado, sin embargo debes firmar el nuevo nacimiento.
No te
demandan por alimentos, pero si no alimentas a tu pueblo debes ser llevado a
juicio, no das el beso de buenas noches, sin embargo debes besar el altar donde
ocurre el sacrificio de amor.
Amo
ser sacerdote, quiero serlo aquí y en la eternidad, y si volviera a nacer cien
veces, suplicaría cien veces a Jesús volver a llamarme su SACERDOTE.
Oremos
por todos nuestros SACERDOTES ellos también son seres humanos.
Señor, te pido, que detrás de cada sacerdocio santo, haya siempre un santo SACERDOTE
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