UNA HISTORIA EXTRAORDINARIA, PORQUE SU FAMILIA NO ERA PRACTICANTE
Davide cambió desde que empezó a ver junto a sí a
Jesús, la Virgen y los ángeles. Y su alegría cambió la vida de fe de sus
padres.
Davide Fiorillo murió a
los 8 años de edad a consecuencia de una larga enfermedad.
Durante esa etapa final de su corta vida vio con frecuencia a Jesús, la Virgen y los ángeles. Una historia extraordinaria que sus
padres, Salvatore y Elisa, han contado a Riccardo Caniato en Maria con te y
reproduce Famiglia
Cristiana.
-¿Quieres parar un
poco y ver el mar?
-¡No mamá, tenemos que
irnos! La Virgen nos espera.
En este intercambio entre Elisa y su hijo se
incluye ya el misterio de una vida, recogido por la periodista Costanza Signorelli en
el volumen David. El niño que hablaba con los ángeles (Ares).
Una historia conmovedora que será fuente de esperanza para todos aquellos que
cargan con una cruz en su enfermedad.
Davide Fiorillo, calabrés de Piscopio, en la provincia de Vibo Valentia, murió de leucemia a
los 8 años, el 22 de junio de 2021, en circunstancias especiales que hacen que su historia sea
extraordinaria. Nacido en el seno de una familia no
practicante, Davide abrazó en un momento dado su enfermedad
incurable con una serenidad sorprendente: lo hizo
desde el momento en que, según testimonió el pequeño a sus padres, los ángeles vinieron
a hacerle compañía, después la Virgen y por último Jesús. Todos le prepararon y acompañaron en
su paso al Cielo.
Dentro de esta historia, un pasaje
significativo se refiere al santuario de Nuestra Señora de los
Ángeles de
Cassano delle Murge, que relatamos en el número 5 del semanario Maria con te [María
contigo]: fue aquí donde la Virgen
invitó dos veces al niño, y donde este se apresuró a reunirse con ella a costa
de renunciar al mar que tanto amaba; y fue aquí donde las dos veces se
le vio caer en éxtasis ante la estatua de la Virgen de los
Ángeles.
Pero María también salió al
encuentro del sufrimiento de Davide en la vida cotidiana de su casa: como nos testimonian directamente sus padres, Salvatore y Elisa, en la siguiente entrevista.
-¿CUÁNDO
COMENZARON LOS FENÓMENOS MÍSTICOS PARA DAVIDE?
-Salvatore: Los descubrimos el 19 de marzo de 2021.
Davide estaba hospitalizado en Roma, en el Bambin Gesù, los médicos acababan de
decirnos que no había esperanza para él. Elisa y yo estábamos desesperados,
ya no sabíamos ni qué decirle a nuestro hijo. En un
momento dado, Elisa le habló del ángel de la
guarda, para aferrarse a una imagen
consoladora, como el que se refugia en los cuentos de hadas, y Davide, todo
alegría, le contestó: "Mamá, uno no,
ahora veo tres. Y si
cierras los ojos, también tú los ves".
-¿TAMBIÉN
VEÍA A LA VIRGEN?
-Elisa: "La Virgen es muy hermosa", nos
decía. La vio rodeada de ángeles, como está representada en la estatua
del santuario de Cassano. Él no
conocía ese lugar, ninguno de nosotros lo conocía, fue María quien se lo
indicó, quien le hizo encontrar esa imagen suya en internet y pedirnos que
fuéramos en peregrinación.
Nuestra Señora de los Ángeles, está
en el santuario que le está consagrado en Cassano delle Murge (Apulia, Italia).
-Salvatore: Primero
vio a los ángeles, que le prepararon para el encuentro con la Virgen. En ese
momento Ella ya no le abandonó nunca más y a su vez le preparó para el
encuentro con Jesús que tuvo lugar con su Primera Comunión.
-AD
JESUM PER MARIAM. EL CAPÍTULO DEL LIBRO DEDICADO A LA EUCARISTÍA SE TITULA:
"VEO A JESÚS". ¿QUÉ OCURRIÓ EXACTAMENTE ESE DÍA?
-Elisa: Era la primera misa a la que asistía
Davide. Durante la celebración tenía
una mirada seria y profunda, estaba sereno y decidido en sus movimientos, como
si ya lo supiera todo. Le oíamos hablar en voz baja y no entendíamos si estaba
participando en el rito (que desconocía) o conversando con alguien. En un
momento dado le pregunté si la Virgen había venido a la misa, como había
prometido. Me contestó que ya estaba en la
iglesia esperándole y,
tras mirar hacia arriba como cuando se escruta el cielo, lleno de felicidad le
dijo a su padre que los angelitos también estaban allí. Por la noche, cuando
todo había terminado, tuve el valor de preguntarle si también Jesús se había presentado, me contestó que solo después
de comer la Hostia consagrada había visto a Jesús y nos lo describió.
-¿CÓMO
LO DESCRIBIÓ?
-Elisa: Con estas
palabras exactas: "¡Guapo! Joven
como San Miguel, sin barba, con el pelo no muy largo, vestido con
una túnica blanca y un manto rojo". También nos dijo que Jesús le
había acariciado con una mano y le había tocado el corazón con la otra.
-EN
EL LIBRO SE RELATA LA PRIMERA COMUNIÓN DE DAVIDE COMO UN GIRO RADICAL EN
VUESTRA VIDA...
-Elisa: Tanto Salvatore como yo vivíamos lejos de la
Iglesia y de los sacramentos; y Davide había crecido sin ninguna
formación religiosa. Nunca antes habíamos comprendido lo que significa que
Jesucristo está vivo y presente en la Eucaristía. A través de nuestro hijo
tocamos con nuestras manos esta presencia real. Davide nos dijo
que vio a Jesús, pero nosotros vimos cómo él nos lo dijo: su confianza, su fe,
su espontaneidad, sus ojos llenos de una luz que no existe en esta tierra.
-SALVATORE,
USTED ES APICULTOR, UN HOMBRE CONCRETO, DE LA TIERRA: ¿CÓMO PUDO CREER EN LAS
PALABRAS DE SU HIJO Y CÓMO LE CAMBIARON?
-Salvatore: La
pregunta que me hago es la contraria: ¿cómo no iba
a creer? Desde el primer momento en que oí a mi hijo hablar del
Cielo, algo dentro de mí cambió. Es como si las
palabras de Davide respondieran a tantas preguntas que yo llevaba dentro de una
manera que nadie había respondido nunca. La primera vez que Elisa me llevó
corriendo al hospital, diciéndome que Davide había hablado de los angelitos y
del Cielo, rompí a llorar y sentí dentro de mí una
certeza inquebrantable. Día tras día, Elisa y yo -cada uno a
su manera, pero juntos- comprendíamos que si lo que nuestro hijo nos contaba
era verdad, ¡nuestra vida ya no podría volver a ser
la misma! Yo soy un hombre racional y había vivido como si nada
existiera más allá de lo que podíamos ver y tocar. Pero Davide
nos mostró otra vida, la verdadera, y es la que él más esperaba y deseaba.
-¿CÓMO
LES COMUNICABA ESTAS COSAS?
-Salvatore: De muchas
maneras. Le pondré un ejemplo. Al día siguiente de la Primera Comunión vi a
Davide jugueteando con su hucha en forma de casita de abejas. Sabiendo cuánto
le gustaba comprar juguetes, le dije: "¿Ves
cuánto dinero te han regalado? ¡Tienes que decirle a los angelitos y a la
Virgen que te curen para que puedas gastarlo!". Me contestó
enseguida, sin pensárselo: "No, papá. Me
están esperando. Me tengo que ir". ¿Se imaginan a un niño de ocho años hablando así de su
muerte, con una certeza y una serenidad indescriptibles? Davide
nos mostró que la muerte no es el final, sino el principio de
la vida. Antes de ir al cielo, se hizo coser un traje especialmente para volar
con los angelitos: lo eligió todo hasta el último
detalle, y cuando se lo probó, parecía que se estaba preparando para una boda, ¡para el día más hermoso de su vida!
-¿LES
DESCRIBIÓ TAMBIÉN LO QUE HAY DESPUÉS DE LA MUERTE?
-Elisa: Nunca
habló de la muerte. Un día nos contó que los angelitos le llevaron a ver el Paraíso y
lo describió como un lugar precioso, lleno de luz y con un arcoíris. Un lugar
donde ocurren las cosas bonitas que deseas y donde no hay sufrimiento, de hecho
repetía: "En el Paraíso no se toman medicinas
y no hay hospitales". Piense que Davide estaba muy unido a mí,
hasta el punto de que durante las estancias en el hospital no me dejaba salir
de la habitación, pero desde el momento en que vio el Paraíso empezó a decir
que quería ir allí. Tenía una
serenidad inexplicable y me decía que tenía que estar tranquila
porque siempre vendría a verme.
Salvatore y Elisa acudieron este
25 de febrero a TV2000 (la cadena de los obispos italianos) para contar la
historia de Davide. Pudimos ver y escuchar brevemente al pequeño en el minuto
11:50, durante una de sus estancias hospitalarias.
-Salvatore: No solo
escuchamos sus historias, sino que le vimos cambiar por completo: antes de
partir hacia el Cielo, Davide había superado la angustia típica de los niños que sufren enfermedades
graves durante años. Ya no lloraba ni tenía rabietas. Se había vuelto alegre y
lleno de vida, daba gracias por todo, quería a
todo el mundo y siempre hablaba del Cielo.
Incluso su hermano Antonio, al que estaba muy unido, se sintió abrumado por
este cambio. Uno de sus últimos días, reunió a su familia, incluidos sus tíos y
primos pequeños, y nos llevó a misa. En la iglesia, viendo que íbamos
rezagados, nos "empujó" a los
bancos de delante para que estuviéramos cerca del altar. Iba en el cochecito
porque el dolor le impedía caminar, pero estaba lleno de una alegría que nos
dejaba sin palabras. Era el día del Corpus Christi.
-LA
ESTATUA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES DE CASSANO ES UNA FIGURA REGIA...
-Elisa: Para
Davide la "Madonnina" -así la
llamaba- era ante todo una madre. Un día, cuando le pregunté qué hacía o qué le
decía la Virgen, me respondió con franqueza: "Se
acerca a mi cama y me abraza como una madre, ¡como
haces tú!".
-Salvatore: Davide,
con la espontaneidad y la ingenuidad de un niño, nos hizo comprender que el
Cielo -los Ángeles, la Virgen, Jesús, los Santos- son personas familiares, y
están más cerca de nosotros de lo que podemos imaginar.
Traducido por Verbum
Caro.
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