martes, 23 de enero de 2024

GARABANDAL

Queridos amigos:

Hemos comenzado un nuevo año. Es una oportunidad de volver la mirada hacia Dios, hacia lo eterno.


No hay mejor camino que poner todo en las manos de Dios. El hecho de que comenzamos un nuevo año nos hace pensar en que el tiempo pasa y la eternidad se acerca. Viene bien echar una mirada sobre este año, cómo ha sido, cómo he respondido a lo que Dios me ha pedido, y a partir de esto hacer un propósito.


Otros años hemos hecho mención a una oración de Conchita para el nuevo año. ¿Dónde están nuestros pensamientos para este año? ¿Qué esperamos? ¿Qué pedimos? Tantas veces nuestros deseos, nuestras palabras se encuentren lejos de lo que Dios espera de nosotros. ¿Qué es lo que queremos? ¿Qué esperanzas guardamos en el corazón? ¿Todo lo oriento hacia Dios? o ¿estoy mirando más a la tierra, a deseos de bienes temporales, a cosas que no tiene importancia realmente?


MIRANDO AL CIELO


Esta palabra se olvida mucho hoy “Cielo”. Nos olvidamos que estamos hechos para el Cielo, para la felicidad eterna, para estar siempre con Dios. Estamos sumergidos en las cosas de este mundo. Quizá tenemos todo aparentemente, pero olvidamos de lo prioritario, de nuestra alma, y de que un día va a llegar la llamada de Dios, y ¿qué le vamos a presentar? Aquel hombre rico del evangelio quiso levantar graneros tanto era su cosecha, sus bienes materiales, pero cuando muere ¿de quién será? ¿De qué le servirá? Puede ser que nosotros también adquirimos esta tendencia a una mirada horizontal que no se eleva hacia lo eterno. Acumulamos bienes en este mundo, pero no nos ocupemos en atesorar los tesoros verdaderos, los que nos sirven para la vida eterna. Tenemos que preguntarnos, ¿pienso en el Cielo? ¿Vivo de forma que podré llegar allí?


CREADO PARA MUCHO MÁS


No fuimos creados para tener cosas en este mundo, ser felices en este mundo, disfrutar ahora, gastar, descansar, comprar… Hemos sido creados para mucho más. Tenemos que recordar al mundo la vocación del hombre. Es Cristo quien revela al hombre su vocación y su grandeza. Dice el catecismo que “nuestra vocación es manifestar la imagen de Dios y ser trasformada a imagen del Hijo único del Padre”. ¿Lo hacemos?


Hay tanto que examinar. Y no solo examinar sino poner soluciones, propósitos, para que no se quede allí sino que realmente sea una oportunidad de conversión.


SED PERFECTOS


La Virgen en Garabandal hizo esta llamada que sigue siendo totalmente válida hoy: tenemos que ser muy buenos. Al final no es otra cosa que el mandato de Jesús “Sed perfectos, como vuestro padre celestial es perfecto” (Mateo 5, 48). Es verdad que en esto nosotros solos no podemos hacer nada, pero allí la necesidad de abrirnos a la gracia y poner todo de nuestra parte. La Virgen había dicho a Conchita en la última aparición “tú pon de tu parte todo y nosotros te ayudaremos”. Piensa que la Virgen te lo dice también a ti esto. Pon todo de tu parte, todo tu esfuerzo, tu amor, tu confianza, y nosotros, Ella y El Señor, te ayudarán, es decir te darán lo que tú no puedes.


Que este nuevo año esté lleno de amor verdadero a Dios y un deseo creciente de agradarle en todo.

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