Amado Padre que estás en el cielo, permite que tu alegría siempre esté con nosotros, tus hijos.
Permite
que tu alegría nos traiga luz y paz a nuestras vidas, sin que importe lo que sucede
a nuestro alrededor.
Que te sirvamos
con alegría, conscientes de tu paz en todo momento, para que algo de esa paz
salga de nosotros hacia los corazones afligidos y a las regiones del mundo que
están en tinieblas.
Padre
celestial, ¡cuántas personas infelices buscan ayuda sin saber dónde
encontrarla.
Pero tú
vendrás a ellos.
Te
suplicamos estar con los que lloran, y permíteles encontrar alegría y confianza
para su redención en Jesucristo.
Amén.
Iñaki
Molinero
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