viernes, 14 de octubre de 2022

*Y TUVE QUE ACEPTAR...*

Que no se nada del tiempo…

Que es un misterio para mí y que no comprendo la eternidad.

Yo tuve que aceptar, que mi cuerpo no sería inmortal, que él envejecería y un día se acabaría.

Que estamos hechos de, recuerdos y olvidos; deseos, memorias, residuos, ruidos, susurros, silencios, días y noches, pequeñas historias y sutiles detalles.

Tuve que aceptar que, todo es pasajero, transitorio.

Y tuve que aceptar, que vine al mundo para hacer algo por él.

Para tratar de dar lo mejor de mí.

Para dejar rastros positivos de mis pasos antes de partir.

Yo tuve que aceptar, que mis padres no durarían siempre y que mis hijos poco a poco, escogerían su camino y seguirían ese camino sin mí.

Y tuve que aceptar, que ellos no eran míos, como suponía, y que la libertad de ir y venir, es también un derecho suyo.

Yo tuve que aceptar, que todos mis bienes me fueron confiados en préstamo, que no me pertenecían y que eran tan fugaces como fugaz era

mi propia existencia en la tierra.

Y tuve que aceptar que, los bienes quedarían para uso de otras personas, cuando yo, ya no esté por aquí.

Yo tuve que aceptar, que barrer mi acera todos los días, no me daba garantía de que era propiedad mía y que barrerla con tanta constancia,

sólo era una fútil ilusión de poseerla.

Yo tuve que aceptar, que lo que llamaba “Mi casa” era sólo un techo temporal que un día más, un día menos, sería el abrigo terrenal de otra familia.

Y tuve que aceptar que, mi apego a las cosas, sólo haría más penosa mi despedida y mi partida.

Yo tuve que aceptar, que los animales que quiero y los árboles que planté, mis flores y mis aves, eran mortales, ellos, no me pertenecían.

Fue difícil pero, tuve que aceptarlo.

Yo tuve que aceptar, mis fragilidades, mis limitaciones y mi condición de ser mortal, de ser efímero.

Yo tuve que aceptar, que la vida continuaría sin mí y que al cabo de un tiempo, me olvidarían.

Humildemente confieso, que tuve que librar muchas batallas para aceptarlo.

Y tuve que aceptar que, no sé nada del tiempo, que es un misterio para mí.

Que no comprendo, la eternidad y que nada sabemos sobre ella.

Tantas palabras escritas, tanta necesidad de explicar, entender y comprender este mundo y la vida, que en él vivimos.

Pero me rendí y acepté lo que tenía que aceptar y así dejé de sufrir.

Deseché, mi orgullo y mi prepotencia y admití que la naturaleza trata a todos de la misma manera, sin favoritismos.

Yo tuve que, desarmarme y abrir mis brazos, para reconocer la vida como es.

Reconocer que, todo es transitorio y que funciona mientras estemos aquí en la tierra.

Eso me hizo reflexionar y aceptar, y así alcanzar la paz tan soñada.

**QUE ESTA REFLEXIÓN LLEGUE A LO MÁS PROFUNDO DE TU CORAZÓN Y QUE SE TRANSFORME EN CARIDAD Y FRATERNIDAD, QUE TE LLENE DE AMOR Y SEAS UN SER CON LUZ PROPIA, PERO SIN OLVIDAR A TUS SERES QUERIDOS**

UN GRAN ABRAZO DESDE MI CORAZÓN AL TUYO.

*“LA VIDA ES UN REGALO QUE SE TE OTORGA"*

No hay comentarios: