FUE LA PEOR PERSECUCIÓN DE ESPAÑA: LO CUENTA «BARBASTRO, UNA DIÓCESIS MARTIRIAL»
En Barbastro fue asesinado el 84% del clero durante la persecución
religiosa en España. Casi un siglo después, continúa el odio a la fe en la
diócesis y se quiere eliminar la placa que recuerda a los seminaristas,
sacerdotes y misioneros asesinados por odio a la fe.
El pasado 26 de septiembre, las
formaciones del Ayuntamiento de Barbastro Cambiar y Barbastro en Común solicitaron la retirada de la placa a los caídos durante la
persecución religiosa en España (1931-1939) situada en
la fachada de la iglesia de San Francisco de Asís.
La propuesta, que pretende
aplicar el contenido de la Ley de Memoria Democrática, exige que en el plazo de
15 días -que finalizará durante la próxima semana- se proponga una reunión
entre el alcalde Fernando Torres y el obispo de Barbastro Ángel Pueyo para obtener el permiso episcopal y
sustraer la placa.
Los portavoces y concejales de
ambas formaciones que presentaron la propuesta, Ramón Campo (Cambiar Barbastro)
y Marisol Cáncer (Barbastro en Común), consideran que se trata de una "simbología que intentó legitimar un régimen
impuesto por las armas".
"Es nuestro
deber de demócratas erradicar toda simbología franquista para que este
episodio, el más amargo de nuestra historia, sea tratado con veracidad, recordando
a las víctimas y difundiendo realmente lo sucedido", afirman.
"LO
SUCEDIDO": EL 84% CLERO FUE ANIQUILADO
Precisamente el pasado mes de
septiembre, la Editorial San
Román publicó Barbastro, una diócesis
martirial (1931-1939), escrita por el doctor en
historia Martín Ibarra Benlloch. En la que es la última novedad de la editorial,
se desgrana lo sucedido en la diócesis con mayores crímenes contra la población
católica durante la persecución, donde el 84% del clero fue aniquilado
por las milicias del Frente Popular.
Ramón Campo, portavoz
de Cambiar, y Marisol Cáncer, de Barbastro en Común, han presentado
recientemente una moción en el ayuntamiento de Barbastro para eliminar la placa
a los mártires, misioneros y religiosos asesinados durante la persecución
religiosa desarrollada en España entre 1931 y 1939.
Benlloch es con toda probabilidad
el mayor experto en la persecución religiosa de esta diócesis. Junto con su
tesis doctoral sobre esta misma cuestión y multitud de obras que la plasman,
también dirige las Jornadas Martiriales de Barbastro -que
este año tendrán lugar del 28 al 30 de octubre- y preside la Asociación Amigos
de los Mártires de Barbastro Monzon.
Preguntado por las intenciones
de Cambiar y Barbastro en Común, ha
afirmado a Religión en Libertad que si bien "no
es nada nuevo", el ambiente de
"persecución" contra los símbolos cristianos "está más vivo que
nunca".
Lo cierto es que, de darse la
retirada, supondría literalmente un "atentado
contra todo" y un
ataque directo a la Iglesia Católica, pues en la placa no aparecen
representados más que mártires, sacerdotes, seminaristas y misioneros, laicos
católicos -entre ellos, el primer gitano beatificado, Ceferino Giménez
Malla, El Pelé- y
santos.
Ante lo que considera "una persecución", Benlloch lamenta el
irenismo "que nada tiene que ver con la
realidad de la Iglesia" y que se muestra con la ausencia de
reacción o declaraciones por parte de la diócesis.
La placa de la iglesia
de San Francisco de Asís, tapada y vandalizada, que recuerda a las decenas de
mártires claretianos, laicos y gitanos católicos en la diócesis de Barbastro
durante la persecución religiosa y que ahora se pretende eliminar.
LAS
VÍCTIMAS: MISIONEROS, SACERDOTES Y GITANOS
Pero, ¿quiénes
fueron "las víctimas" y que fue "lo realmente sucedido"? En Barbastro, una diócesis mártir, Benlloch plasma con todo detalle el martirio de los representados en la placa de la Iglesia de San Francisco, basándose en
declaraciones de testigos, sus propias despedidas o documentos de archivo.
Algunos de los que recuerda el
monumento son los religiosos y sacerdotes claretianos Gregorio Chirivás,
Nicasio Sierra, José Pavón, Sebastián Calvo, Pedro Cunill o el subdiácono
Wenceslao Clarís. ¿El motivo? Para
ellos, el 12 de agosto de 1936 fue su último día con vida, cuando 15 milicianos republicanos
irrumpieron en el colegio de las Escuelas Pías, donde se encontraban.
El padre Ortega, presente aquel
día, absolvió a los citados y relató posteriormente lo sucedido: los ataron de
dos en dos, espalda contra espalda y los sacaron del salón. Se les unió otro
sacerdote diocesano, don Francisco Castillón Pardina. Fueron fusilados en la carretera de Berbegal.
Tras la descarga, los milicianos
entraron de nuevo al salón de los misioneros, donde encontraron, entre otros,
al sacerdote José Brengaret. Estas fueron sus
últimas palabras tras confesarse y antes de ser eliminado:
"¡Viva
Cristo Rey! Si Dios quiere mi vida, gustoso la doy. Por la Congregación y por España. Muero
tranquilo, después de haber recibido todos los Sacramentos. Muero inocente, no
pertenezco a ningún partido político, lo tenemos prohibido por nuestras
Constituciones. Pido perdón a todos, de todos los agravios y ofensas. Perdono a
todos mis enemigos. Me despido de mi padre y de mis hermanos. Si
Dios es servido de llevarme al cielo, allí encontraré a mi madre".
"HASTA
EL CIELO"
Salvador Pigem, también en la placa, fue asesinado acto seguido, después de afirmar
que era una víctima "del odio a la
religión": "En casa no hicimos ninguna resistencia. La conducta en la
cárcel, irreprochable. ¡Viva el Corazón Inmaculado de María. Nos fusilan
únicamente por ser religiosos. No ploreu per mi. Soc mártir de Jesucrist -no
lloréis por mí, soy mártir de Jesucristo-".
También se recogen las últimas
palabras del hoy beato Juan Sánchez Munárriz el mismo 12 de agosto: "Espero confiado el martirio, que ofrezco por la salvación
de los pobres moribundos que han de exhalar el último suspiro en el día en que
yo derrame mi sangre por mantenerme fiel y leal al divino Capitán Cristo
Jesús. Perdono a todos los que me hayan ofendido. Muero contento.
Adiós y hasta el cielo".
Los siguientes representados en
la placa fueron martirizados en la madrugada del 13 de agosto, después de que
"el enterrador" Mariano Abad pasase lista de los que iban a ser
ejecutados: Secundino Ortega, José Brengaret,
Antolín Calvo, Juan Echarri, Pedro García Bernal, Hilario Llorente, Salvador
Pigem, Javier Luis Bandrés, Tomás Capdevila, Esteban Casadevall, Eusebio
Codina, Juan Codinachs, Teodoro Ruiz de Larrinaga, Juan Sánchez, Manuel Torras,
Manuel Buil y Alfonso Miguel.
Una vez reunidos, salieron a la
plaza atados de dos en dos, mientras unos les gritaban e insultaban y otros
rezaban y las víctimas gritaban Vivas al Papa, al
Corazón de María y a Cristo Rey. Tras
subirse a un camión que paró pocos kilómetros, fueron tiroteados.
El misionero Luis Masferrer fue
otro de los asesinados el 14 de julio, dedicando sus últimas palabras a su
familia tras ser "fusilado por los enemigos de
Cristo": "Hasta el cielo. ¡Viva Jesucristo!,
¡Viva la Religión!, ¡Viva el Corazón de María!".
Para el 15 de agosto no quedaban
claretianos en la congregación de Barbastro. Sus nombres fueron plasmados en la
placa que hoy se encuentra tapada por olivos plantados para dificultar su
visibilidad, "pintada sin que nadie haya
protestado o la haya quitado" y que se pretende eliminar, según
denuncia Benlloch. "Cuando se atacan
sinagogas, se arma un revuelo tremendo, pero si los ataques son contra la
cultura católica, nadie dice nada", lamenta.
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