Voy a comentar algunas impresiones mías sobre los fines de semana. Lo hago con la esperanza de ayudar a reflexionar sobre ello a los jóvenes.
Por: José Gea | Fuente: Religión en Libertad
Al hablar de este tema, me refiero al estilo que
tienen muchos jóvenes de pasar las noches del fin de semana velando, y los días
durmiendo. Y me dirijo a los jóvenes, no a los mayores, ya que, en vez de
quejarnos, deberíamos plantearnos cómo os estamos ayudando con nuestro ejemplo
para que podáis apreciar los grandes valores.
1) ¿SON NORMALES ESAS
DIVERSIONES NOCTURNAS?
No creo que sea muy normal que los fines de semana los pasen pendientes de la
diversión. Este estilo de vivir ni los eleva ni los dignifica. Y no olvidéis,
jóvenes, que el tiempo libre puede ayudaros a ser personas, o puede destruiros.
Si orientáis bien los fines de semana, vuestra personalidad puede salir
fortalecida. Yo digo a los padres que si yo lo fuese, no me preocuparía de que
mis hijos volviesen a casa a cualquier hora de la madrugada, si viese que mis
hijos estaban bien formados; porque sabrían “estar”
en cualquier parte, y sabrían adónde ir, con quién ir, y qué hacer. Pero
si los hijos no están bien formados, cualquiera se los lleva y hace con ellos
lo que quiere. Ejemplos de esto conocemos muchos.
Otro inconveniente de este tipo de vida para los cristianos es que, después de
una noche en vela, no es fácil levantarse a tiempo para asistir a misa el
domingo. Con ello se van desconectando de la comunidad cristiana en la acción
de gracias a Dios, y va perdiendo el sentido religioso de la vida.
2) CONSECUENCIAS
Es posible que lo que hagan no sea malo, pero ¿son
positivas las repercusiones que tiene? En mi tierra, cuando ven que una
obra no ha estado bien realizada o ha salido defectuosa, suelen decir que “ha sido hecha en lunes”. Y es que después de tres
noches en vela hasta la mañana, y de pasarse prácticamente tres días durmiendo,
el cuerpo no está para bromas ni para el cumplimiento de las tareas laborales.
Aparte de eso, se crea un clima de ligereza en cuanto a asumir las
responsabilidades de cualquier tipo que sean. Vive uno pendiente de los ratos
pasados o de los que va a pasar los próximos fines de semana en las discotecas
o lugares de diversión.
A esto hay que añadir los accidentes que se producen a altas horas de la noche
en los que los jóvenes son víctimas o causantes de muchos de ellos. Da pena
pensar en tantas vidas jóvenes rotas o que han quedado disminuidas para
siempre. Estos accidentes se producen, yo diría que tontamente, bien sea por el
cansancio del día o de la noche, o por haber tomado alcohol un poquito más de
lo debido, o por presentarse ante amigos y amigas como jóvenes “lanzados”, o en algunos casos, incluso, por algo
de droga.
3) PADRES
Con respecto a vuestros padres, ¿creéis que hay
derecho a que se pasen las noches de los fines de semana casi sin dormir,
pensando que pueden ser sus hijos las víctimas del próximo accidente de las
madrugadas de viernes a domingo? ¿No creéis que debiérais replantearos vuestro
estilo de vivir, de disfrutar y de divertiros los fines de semana?
4) AUTORIDAD
Tampoco la autoridad puede cruzarse de brazos dimitiendo de su responsabilidad,
porque está en juego el bien común; y al mismo tiempo que debe velar por la
libertad, no puede separarla de su deber de velar por el bien común de los
ciudadanos.
Y no es cuestión sólo de legislar; hay que hacer cumplir la legislación y,
sobre todo, hay que capacitar a los ciudadanos, ya de pequeños, para que actúen
movidos por valores. Y esto es fruto de la educación. De ahí que lo primero que
debe preguntarse la autoridad es si está fomentando la educación en valores. Y
aquí entra lo que tantas veces decimos los obispos, que es necesaria la
formación religiosa o ética en la escuela. La leyes ayudan, pero lo principal
es la educación.
5) TOMARSE LA VIDA EN SERIO
Queridos jóvenes, tened sensatez y sed formales. Los jóvenes que mueren cada
semana en nuestras carreteras no creían que serían ellos las siguientes
víctimas. Tampoco vosotros creéis que vais a ser vosotros. ¿Por qué no os planteáis una nueva forma de divertiros
sin que tengáis que exponeros ni exponer a los demás a perder inútilmente la
vida? Esa manera tonta de pasar los fines de semana, ¿creéis que compensa los desvelos e insomnios de vuestros
padres semana tras semana? Tened conocimiento y sensatez.
El hecho de que se estén perdiendo tantas vidas jóvenes los fines de semana,
nos debe mover a plantearnos nuestras responsabilidades. Respetemos la libertad
de los jóvenes como debemos respetar todas las libertades. Pero evitemos que se
rompan tontamente sus vidas.
La vida es bonita. Vividla en plenitud. ¿Por qué no probáis una manera de
vivirla que es viviendo la amistad con Cristo? El Papa dijo en Paría a los
jóvenes de todo el mundo que acepten la invitación de Jesús a irse con Él. Y es
que, como ha recordado, “sólo la adhesión a la fe
da la felicidad”.
Decidíos a ser felices, queridos jóvenes.
José Gea
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