lunes, 18 de julio de 2022

LA BASÍLICA DEL VALLE DE LOS CAÍDOS RECONOCIDA COMO LA MÁS LARGA DEL MUNDO

 260 metros de longitud

Segundo récord reconocido por el Guinness World Records a instancias de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos y la Asociación para la Investigación y Protección del Patrimonio Histórico San Miguel Arcángel. El primero es el de la Cruz más grande del mundo

(Agencias/InfoCatólica) La Basílica pontificia de la Santa Cruz del Valle de los Caídos suma su segundo récord mundial: los 260 metros de longitud, la convierten como la iglesia más larga del mundo según reconoce el Guinness World Records hoy 18 de julio.

La basílica pontificia excavada en la roca bajo el risco de la Nava, en el valle entonces llamado de Cuelgamuros, en las estribaciones de la sierra de Guadarrama, fue construida entre 1940 y 1958 bajo la dirección de los arquitectos Pedro Muguruza y Diego Méndez, que lo sustituyó en 1950 tras la enfermedad del primero.

Según la publicación Expreso, la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos y la Asociación para la Investigación y Protección del Patrimonio Histórico San Miguel Arcángel las entidades que han conseguido esta certificación del Guinness World Records (GWR) que ‘verifica y otorga a la Basílica del Valle de los Caídos el reconocimiento como la iglesia más larga del mundo’, con 260 metros de longitud.

La Basílica tiene 260 metros de longitud medidos desde la puerta exterior de entrada de bronce obra de Fernando Cruz Solís hasta el coro, una sillería de nogal labrada por Ramón Lapayese donde se sitúan los monjes y la Escolanía durante la Santa Misa. Después de traspasar la puerta y atravesar el vestíbulo se llega a la gran reja que da acceso al espacio propiamente sagrado, obra de José Espinós. Justo antes de la reja, dos ángeles con espadas, de Carlos Ferreira, custodian la entrada como los ángeles del Paraíso. Según testimonio del fundidor, están elaborados con bronce de cañones de la guerra, en señal de que ésta por fin había terminado.

La nave está a un nivel más bajo para realzar el presbiterio y romper la monotonía de un espacio tan largo. Inicialmente iba a tener sólo 9 metros de ancho por otros tantos de alto, pero se comprendió que esas dimensiones causarían sensación de claustrofobia y se decidió agrandar. Ahora tiene un ancho de 18 metros.

A lo largo de la nave, existen seis capillas las laterales dedicadas a distintas advocaciones de la Virgen como Patrona de los Ejércitos y por su vinculación a aspectos importantes de la Historia de España. Por orden de entrada, a la derecha: Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Carmen (ambas son obra de Carlos Ferreira) y Nuestra Señora de Loreto (Ramón Mateu); a la izquierda; Nuestra Señora de África (Ferreira), Nuestra Señora de la Merced (Ramón Lapayese) y Nuestra Señora del Pilar (Mateu). En los espacios entre cada capilla hay ocho tapices con escenas del Apocalipsis, copia de una colección flamenca del siglo XVI adquirida por Carlos V y traída a España por Felipe II. Los originales se encuentran en el Palacio de La Granja. No obstante, estas copias tienen un destacado valor.

Detrás de cada capilla y de las dos grandes capillas laterales del crucero (Santísimo y Sepulcro), descansan los restos de casi 34.000 caídos en la Guerra Civil española, conforme al registro existente de ellos, o más de 50.000 e incluso hasta cerca de 70.000 según otras estimaciones muy probables. Son caídos de ambos bandos, procedentes de todas las regiones de España, en señal de hermanamiento y reconciliación.

SEGUNDO RÉCORD

Para la Basílica pontificia es el segundo récord reconocido, el primero fue reconocido el pasado mes de marzo como la Cruz más grande del mundo.

Se trata del segundo Récord Guinness reconocido al Valle de los Caídos, ya que sobre la basílica se eleva la Cruz más grande del mundo, título reconocido el pasado mes de marzo con 152,4 metros de altura.

ESPIRITUALIDAD DE LA BASÍLICA PONTIFICIA DEL VALLE DE LOS CAÍDOS

El Papa San Juan XXIII resumió las líneas maestras de la espiritualidad de este monumento en el breve pontificio Salutiferae Crucis, publicada el 7 de abril de 1960, por el que concedió el título de Basílica Menor a la iglesia de Santa Cruz del Valle de los Caídos, que comienza con las siguientes palabras: «Yérguese airoso en una de las cumbres de la sierra de Guadarrama, no lejos de la Villa de Madrid, el signo de la Cruz Redentora, como hito hacia el cielo, meta preclarísima del caminar de la vida terrena, y a la vez extiende sus brazos piadosos a modo de alas protectoras, bajo las cuales los muertos gozan el eterno descanso.

Este monte sobre el que se eleva el signo de la Redención humana, ha sido excavado en inmensa cripta, de modo que en sus entrañas se abre un amplísimo templo, donde se ofrecen sacrificios expiatorios y continuos sufragios por los Caídos en la guerra civil de España, y allí, acabados los padecimientos, terminados los trabajos y aplacadas las luchas, duermen juntos el sueño de la paz, a la vez que se ruega sin cesar por toda la nación española».

Un poco más adelante, el Papa hace un repaso de los elementos más notorios del templo: «En el frontis ya del templo subterráneo se admira la imagen de la Virgen de los Dolores que abraza en su seno el cuerpo exánime de su Divino Hijo, obra en que nos ha dejado el artista una muestra de arte maravilloso. A través del vestíbulo y de un segundo atrio, y franqueando altísimas verjas forjadas con suma elegancia, se llega al sagrado recinto, adornado con preciosos tapices historiados; se muestra en él patente la piedad de los españoles hacia la Santísima Virgen en seis grandes relieves de elegante escultura, que presiden otras tantas capillas. En el centro del crucero está colocado el Altar Mayor, cuya mesa, de un solo bloque de granito pulimentado, de magnitud asombrosa, está sostenida por una base decorada con bellas imágenes y símbolos. Sobre este altar, y en su vértice, se eleva, en la cumbre de la montaña, la altísima Cruz de que hemos hecho mención. Ni se debe pasar por alto el riquísimo mosaico en que aparecen Cristo en su majestad, la piadosísima Madre de Dios, los apóstoles de España Santiago y San Pablo y otros bienaventurados y héroes que hacen brillar con luz de paraíso la cúpula de este inmenso hipogeo».

Y por eso concluye diciendo: «Es, pues, este templo, por el orden de su estructura, por el culto que en él se desarrolla y por sus obras de arte, insigne entre los mejores, y lo que es más de apreciar, noble sobre todo por la piedad que inspira y célebre por la concurrencia de los fieles».

El cardenal Cicognani, enviado por Juan XXIII, incidió también en algunos aspectos fundamentales en la homilía de la Misa de consagración de la Basílica el 4 de junio del mismo año, como la presencia de la Orden de San Benito en el lugar: «Contiguo a la Basílica, se ha edificado un gran Monasterio destinado a una Congregación religiosa, puesta al servicio de los fieles, y se ha escogido para ello una Comunidad de la Orden de San Benito, que tiene la peculiaridad de unir a la dispensatio donorum Dei la obligación de la laus perennis, por la cual la Nación española rezará diariamente con la Iglesia, para la Iglesia, en nombre de la Iglesia. […] Esta Basílica, al igual que toda otra Basílica, debe ser un centro de irradiación espiritual, un santuario adonde se dirijan los sentimientos de adoración y veneración de los fieles. Esta Basílica, dedicada a la Santa Cruz, debe ser como un místico recinto donde las almas se encuentren en su propia atmósfera para meditar los misterios de Dios, especialmente el de la Redención. Cristo crucificado, que se alza aquí en el altar mayor, en una pieza de arte admirable, y en la cumbre de la montaña la altísima Cruz, lanzada a los espacios cual flecha que señala el cielo, como señal de esperanza y garantía de salvación; una cruz que domina todo el valle y lo ilumina cual faro de luz redentora. […] Frente a la Cruz, salen al paso a nuestro espíritu el pensamiento y la doctrina de San Pablo en su Carta a los fieles de Colosas acerca de Cristo y del sacrificio de la Cruz, en el cual ve San Pablo la redención y la reconciliación del género humano con Dios, y la pacificación de todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, merced al primado que sobre todas las cosas tiene Cristo».

El cardenal recuerda por eso las finalidades espirituales para las que ha sido construido el monumento: «aplacar asiduamente a Dios, ofrecer sufragios por las almas de los muertos en la guerra y rezar por la Nación española».

La clave espiritual del monumento, por tanto, es la Redención obrada por Cristo y su valor de reconciliación: entre Dios y los hombres y de éstos entre sí.

¿CAMBIO DE NOMBRE?

La última iniciativa del gobierno social-comunista incluye en su propuesta de ley sobre «Memoria democrática» un presunto cambio de nombre de Valle de los Caídos al que tenía previamente a la construcción del templo: Cuelgamuros.

Está por ver todavía la materialización, puesto que aún debe ser una ley aprobada por el Senado. Dado que «Valle de los Caídos» pertenece al nombre de la Basílica y la Abadía, como se puede ver en breve pontificio de Juan XXII, da la sensación de que el gobierno va a cambiarle de nombre a un valle y quizá a las partes del conjunto monumental que no pertenezcan al templo.

Como algunos expertos han señalado, quizá el nombre de Cuelgamuros sea todavía más políticamente incorrecto que el actual, pues no es más que el el antiguo Pinar de Cuelga Moros, nombre que se modificó en el siglo XIX por Cuelgamuros.

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