El famoso teólogo español José Antonio Fortea, autor del tratado de demonología Summa Daemoniaca, abordó recientemente la inquietud de si hacerse un tatuaje permanente en la piel, o un piercing (perforación), es demoniaco.
“Hay personas que preguntan si los tatuajes o los
piercings son algo demoniaco. La respuesta es ‘no’. Solo es demoniaco aquello
que tiene una relación directa con el demonio”, dijo a
ACI Prensa.
El P. Fortea explicó que “tatuar el cuerpo,
como ponerse un piercing, no es una ofensa a Dios. No hay ninguna voluntad de
ofenderle”.
Incluso en casos en los que la tinta para tatuar pueda haber sido, como
hacen algunos, consagrada al demonio, esto no necesariamente afectaría a quien
se hace el tatuaje sin saberlo. "Consagrar la
tinta al demonio es simplemente que esa persona invoca al demonio. Si se invoca
al demonio pueden suceder cosas malas -físicas o espirituales-, pero no es
infalible. Dios puede poner su mano para detener esa acción del demonio", señaló.
Sin embargo, precisó, “hay que recordar a
los jóvenes que el cuerpo es una obra de Dios. Y que una cosa es poner algo
encima de ese cuerpo y otra practicar en él reformas irreparables”.
“No hay nada malo en pintar algo sobre el cuerpo si
eso va a desaparecer al cabo de unos días o semanas. Es el hecho de la
irreversibilidad lo que hace que el sentido común se pregunte si es algo
adecuado”, precisó.
El sacerdote español destacó que “no importa
lo artístico o bello que pueda parecer un tatuaje, la piel en cualquiera de los
colores y tonos otorgados por Dios a sus hijos será siempre mucho más bella”.
“Es curioso que entre la gente muy cristiana –de todas las confesiones– apenas si se dan
tatuajes, pues la conciencia avisa de que eso no es adecuado”.
El P. Fortea añadió luego que si bien “es
cierto que algunos pueblos han tenido la costumbre de hacerse tatuajes como un
modo de mostrar su etnia o grupo religioso”, con el tiempo estas
costumbres “han sido abandonadas”.
“Porque la razón indica que el cuerpo, joven o
anciano, posee una mayor o menor belleza en sí mismo. Mientras que la acción
irreversible del ser humano suele ser un aditamento que no mejora la simple y
sencilla belleza del cuerpo mismo”.
“Si alguien me consulta si mi juicio sobre el
tatuaje cambia si se tatúan rostros de Jesús, de la Virgen, crucifijos o cosas
similares, la respuesta es ‘no’. En una casa puedo realizar los cambios que
desee, porque es una obra humana. Lo mismo en un vestido: en él puedo realizar
las reformas que considere convenientes. Pero el cuerpo humano es algo divino.
Toda intervención irreversible en el cuerpo debe ser realmente conveniente y
razonable”, añadió.
El sacerdote lamentó que “veo a algunas
personas que se tatúan motivos de una vulgaridad increíble. Veo a individuos
que pagan para dibujar sobre su cuerpo cosas muy feas y con un dibujo que no
tiene ninguna belleza”.
Aún así, señaló, “por muy estético que sea
un tatuaje, hay que recordar que es como si escogiera una ropa para mí con la
obligación de llevar siempre esa ropa hasta el último día de mi vida”.
“La recta razón indica que no es una buena
decisión”, concluyó.
POR DAVID RAMOS
| ACI Prensa
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