Dijo el niño:
-A veces se me cae la cuchara.
El
anciano dijo: - A mí también me pasa.
El niño
susurró:
-Me mojo la ropa cuando me aprieta y llego tarde al baño.
-Yo
también hago eso, dijo el viejo riéndose.
El niño
dijo: -Lloro a menudo.
El
anciano con mirada triste: -Yo también.
-Pero lo peor, dijo el niño, es cuando... se siente como si los adultos
no me estuvieran prestando atención.
Y sintió
el calor de una vieja mano arrugada:
-Sé
lo que quieres decir, dijo el anciano.
Web
No hay comentarios:
Publicar un comentario