EXORCISTAS, DISCÍPULOS Y AMIGOS RECUERDAN AL EXORCISTA MÁS CONOCIDO
EL PADRE AMORTH HA
SIDO EL SACERDOTE EXORCISTA MÁS CONOCIDO DEL MUNDO
Este jueves 16 de septiembre se
cumplen justamente cinco años de la muerte a los 91 años del padre Gabriel Amorth, el
sacerdote que se convirtió en el exorcista más
conocido en la Iglesia Católica durante décadas abriendo así camino a otros
muchos en un momento en el que este no existía ya en la mayoría de diócesis del
mundo.
En su trayectoria el padre Amorth
llegó a realizar decenas de miles exorcismos en su lucha contra el demonio, de
la que habló en varios libros que fueron grandes éxitos editoriales.
Un lustro después de su
fallecimiento sus hijos espirituales y también otros exorcistas están
recordando una figura importante en la Iglesia que sacó de lo oculto a Satanás.
Y precisamente
acaba de ver la luz en Italia la
biografía oficial de este religioso. Se titula Don Amorth Continua y
ha sido publicado por la editorial San Paolo.
Escrito por el vaticanista de La Stampa Domenico
Agasso, en la presentación participan discípulos suyos, hijos espirituales y
compeñeros exorcistas, que relatarán la influencia del padre Amorth en sus
vidas y en la lucha contra Satanás.
Precisamente uno de ellos es el
padre Francesco Bamonte, exorcista en la
Diócesis de Roma y presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas,
donde sucedió precisamente a Gabriel Amorth. En una entrevista con Famiglia Cristiana explica que “fue
sin duda un instrumento que Dios usó para sacar a la superficie, en la pastoral
ordinaria de la Iglesia, todo lo que concierne a la práctica exorcista”.
El padre Bamonte recuerda que
Amorth “vivió su ‘aprendizaje’ con el siervo de
Dios Cándido de la Inmaculada,
quien ejercía su ministerio en el santuario de la Scala Santa, en Roma.
De él aprendió importantes nociones teológico-vivenciales, así como la
necesidad de hacer que la Iglesia redescubra la presencia de un
sufrimiento oculto, muchas veces incomprendido, precisamente porque
no se conoce: el sufrimiento de los fieles perturbados por la acción extraordinaria
del diablo”. Y bien que lo consiguió.
En su opinión, el principal
aportación para el ministerio de exorcista que aportó Amorth fue la “importancia que dio a la formación
experiencial de los exorcistas, a
través de una visión pastoral en la que la teología y la praxis convergen. De
hecho, solía comparar la celebración del exorcismo con una operación
quirúrgica, para la cual no solo se necesitan conocimientos teóricos, sino
también conocimientos experienciales. En Don Gabriele, el conocimiento experiencial
fue ante todo una experiencia de Dios: el sacramental del exorcismo en sí
mismo, de hecho, es una experiencia de Dios, que puede conducir a una verdadera
experiencia mística”.
Otro aspecto que destaca del gran
exorcista italiano es la correlación que introdujo entre exorcismo y caridad, “una visión del exorcismo –agrega el padre
Bamonte- que podríamos enmarcar en una clave
mística: el exorcismo en función de la caridad. Bueno, en este aspecto
me siento fuertemente ligado a él. Y es precisamente a partir de esta
correlación de don Gabriele como sentí el deseo de ayudar a los hermanos
atormentados por el Maligno, hasta el punto de aceptar con amor el liderazgo de
una presidencia tan delicada como la de la Asociación Internacional de
Exorcistas”.
Elisabetta Fezzi y Fabrizio Penna
son dos periodistas que conocieron al padre Amorth por motivos profesionales
pero con el que acabaron teniendo una profunda amistad. También en Famiglia Cristiana
hablan de sus experiencias con él.
Fabrizio llegó a estar presente
en algún exorcismo y relata que Amorth “estaba
seguro de que los resultados de su actividad no dependían de él, sino de lo
Alto… Estaba seguro de la protección de María. Parecía muy paternal
y dulce cuando hablaba del sufrimiento de las personas que sufrían a las que
trataba”.
De hecho, señala que antes de
comenzar el exorcismo, este religioso “quería
conocer a las personas que se presentaban por primera vez. Podía establecer
rápidamente una fuerte empatía con ellos, tratando de enmarcar de inmediato el
mal que padecían. Lo sustentaba una memoria impresionante, recordaba a las
personas que ya había recibido y los males que padecían. Por eso nunca tomó
notas. Era muy paternal con las personas, a menudo bromeaba con ellas para
eliminar cualquier barrera psicológica. Con Satanás y los espíritus inmundos,
sin embargo, fue muy duro, hasta el punto que incluso cambiaba su
fisonomía durante el rito. Cuestionó el espíritu con calma, pero siempre con
mucha firmeza. Nunca respondió al contrainterrogatorio de este último ni a sus
insultos. Siempre supo lo que era correcto hacer. Participar en exorcismos fue
para mí como ir a una clase de teología. Una vez el diablo le dijo: ‘Tú tienes
poder sobre mí’. Y él, en respuesta: ‘No tengo poder, lo que hago viene solo de
Dios’. Él nunca apartó el centro de gravedad de Dios".
Como ya se ha indicado
anteriormente, una de las características que más destacan del padre Amorth fue
no sólo su actuación en miles de exorcismos sino también saber
comunicar al mundo adecuadamente la existencia de Satanás, sus límites y el
poder sanador de Dios.
Este periodista asegura que “Don Gabriele era un comunicador completo. Supo
expresarse sobre este asunto tan delicado con particular claridad, dando un
orden preciso de prioridad a lo que quería decir. En definitiva, fue
un excelente paulino e hijo de Don Alberione, fundador de la Sociedad de San
Pablo, congregación que se ocupa de la comunicación en la Iglesia. Hizo una
gran contribución a la sistematización de los tipos de acciones demoníacas
extraordinarias - posesión, obsesión, embrujo o vejación diabólica – y esto
proviene de su pensamiento analítico, que primero necesitaba ser aclarado
dentro de él y luego expresado de una manera comprensible al público en
general”.
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