De la espiritualidad monástica tomaron la vida comunitaria y la regla de San Agustín; de las órdenes mendicantes el contacto con la ciudad y el apostolado.
Por: OSM | Fuente: siervosprovmex.com
En las colinas que rodean Florencia, Italia se
encuentra el Convento de Monte Senario, cuna de los Siervos de María,Orden
religiosa nacida en el año de 1233.
Una tradición fundada en el documento más antiguo en la historia de la Orden
que se llama "Leyenda de los Orígenes" escrita
en 1317, fija como fecha de nacimiento el 15 de Agosto de 1233, fecha en que
siete comerciantes florentinos varones se retiran a Cafagio y más tarde a Monte
Senario en las afueras de la ciudad de Florencia en Italia, abandonando sus
casas, familias y negocios para dedicarse a una vida de oración y penitencia, reunidos
en nombre de Dios y de la Santísima Virgen María.
El Papa León XIII, que el 15 de enero de 1888 elevó al honor de los altares a
los Siete fundadores, los índica con los nombres de Bonfilio, Amadeo,
Bonayunta, Maneto, Sosteño, Hugo y Alejo. En 1567 Miguel Poccianti señalará -sé
ignora con que fundamento histórico- también algunos de sus apellidos: Bonfilio
Monaldi, Maneto dell´Antella, Sosteño de´Sostegni, Hugo degli Uguccioni, Alejo
Falconieri.
Antes que todo el número de Siete nunca ha sido puesto en discusión, aun cuando
algún escritor (no perteneciente a los Siervos de María) ha presentado a San
Felipe Benicio como "fundador", deslumbrado
por la gran personalidad del santo florentino y por su obra de legislador y
organizador.
En el año de 1245 en la soledad del Monte Senario los Siete fundadores,
construyen una pequeña casa y después una capilla dedicada a María; en 1249
reciben una primera carta de apoyo y protección de parte de la Santa Sede del
legado pontificio, Cardenal Ranieri. Mas tarde, en otra carta se les concede el
permiso de recibir a otras personas a formar parte de la Comunidad.
De la espiritualidad monástica tomaron la vida comunitaria y la regla de San
Agustín; de las órdenes mendicantes el contacto con la ciudad y el apostolado. El
hábito negro utilizado por esta orden recuerda las penas sufridas por la Virgen
María durante la pasión de su Hijo.
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