viernes, 13 de agosto de 2021

NO CALLES...

APRENDAMOS A DECIR CÓMO NOS SENTIMOS, LO QUE DESEAMOS, LO QUE PENSAMOS…

-Cuando tu respuesta es siempre el silencio, cuando no te atreves a decir a algo que no, cuando quieres quedar bien con todo el mundo…

-Al final tu cuerpo enferma, revienta, explota… de la manera más inesperada: Una enfermedad grave, un ataque de ansiedad, una depresión, un ataque de ira, etc.

-Y lo que es peor tu cuerpo se resentirá y también las personas a las que no has querido ofender, pues no entenderán ese cambio, esa enfermedad… y también la o las personas con las que al final explotes sin motivo.

-Todo ello solo conseguirá que te sientas peor, entrando en una espiral de la que cada vez será más difícil salir.

-El silencio comienza siendo una respuesta esperanzada, generosa y amable hacia aquellas personas que no queremos fallar, pero al final es una respuesta clasista y egoísta hacia nuestro propio conocimiento; creemos que anteponemos la felicidad de los demás callando y “aguantando” cuando lo que hacemos es sumergirnos en nuestro propio infierno, del que cada día será más difícil emerger.

-Seamos consecuentes, dejemos la corrección a un lado y asumamos nuestros pensamientos.

-Dejemos a un lado la lógica, sin martirizarnos por ello.

-No nos machaquemos si un día decidimos abandonar la madurez y ser como niños.

-Aprendamos a decir no, a reír de nuestras torpezas, a no tener en cuenta las faltas de los demás y sobre todo a hablar, decir y hacer conforme nuestro corazón nos dicte.

Rosa Francés Cardona

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