Una evangelización superficial da origen a una mezcla de elementos cristianos y no cristianos.
Por: Gustavo Daniel D´Apicee | Fuente: Ediciones
Dialogando
Vemos a nuestro alrededor una multiplicación de
cultos de macumba u otros parecidos. A su vez también se multiplican los brujos
y adivinos, considerados ampliamente con el título de “parapsicólogos”
(ciencia paralela a la psicología pero que no es tal ni está
reconocida), y sus avisos aparecen constantemente en nuestros diarios,
periódicos y revistas. A su vez, para los más renombrados, hay “tours” para verlos por su fama de curaciones de
todo tipo, y a veces ellos visitan a sus “devotos”.
De la misma manera, aparecen en las puertas de las casas, en rutas o
cementerios, plumas de aves bañadas en sangre, gallinas degolladas, velas de
color negro, coloradas o amarillas, muñecos con alfileres, maldiciones en
pergaminos escritos, sapos con la boca cocida, etc. Y uno se pregunta qué es
todo esto.
Algunos escritores, antropólogos, folcloristas, aluden a leyendas, costumbres,
creencias, pero no develan su misterio profundo.
¿ES ALGO RESPETABLE O ALGO
QUE DEBE SER COMBATIDO?
Veamos su origen. Comenzaremos por la macumba o rito “afro-brasilero”, que es de donde proviene. Los esclavos negros llegaron luego del descubrimiento de América (los indios estaban medianamente protegidos por las “Leyes de Indias”, aunque poco se cumplían), para ayudar a explotar los recursos naturales: oro, plata, minerales, maderas, etc. Eran capturados en África y enviados a América en barcos, sin los más mínimos cuidados de salubridad e higiene, para ser vendidos en los mercados americanos, si antes no morían víctimas de pestes y enfermedades. Poco a poco fueron asimilando elementos de la nueva civilización en que eran incorporados: idioma, cultura, religión cristiana evangélica o católica. Con los españoles se dio el mestizaje, y se acercaron al catolicismo. Figura señera fue su gran defensor, Pedro Claver, evangelizador de sus hermanos negros.
Pero en Brasil las cosas fueron diferentes: Mantuvieron elementos de su idioma, costumbres y religiones, lo que dio origen a los cultos afro-brasileros.
¿QUÉ INFLUYÓ PARA QUE EN
BRASIL PASARA ESTO Y NO EN OTRAS PARTES?
En primer lugar, la gran cantidad de negros. En 300 años trajeron alrededor de
tres millones y medio de ellos, los que en el 1800 constituían la mitad de la
población.
Los problemas político militares entre Portugal, su patria colonizadora, y
Brasil, lo que hizo que hacia estas tierras se dedicaran poca cantidad de
misioneros cristianos, que principalmente evangelizaron a los aborígenes
naturales de la región, más que a los negros. A esto se suma la expulsión de
los jesuitas en 1773, por motivos político-económicos, a fin de favorecer la
entrega arrendataria a Portugal de tierras, con convenios con los españoles
para la explotación de los aborígenes, ya que estos no podían hacerlo
directamente por las “Leyes de Indias”.
En Brasil, los misioneros que quedaban favorecieron en los
conventos y parroquias el idioma y las costumbres africanas, mediante las “cofradías de negros”. Iban a Misa y después se
reunían para conservar y revivir antiguas costumbres y ritos. Los que
trabajaban en minería o ganadería perdieron sus costumbres, por falta de tiempo
o porque eran pocos, pero no así los agricultores, que eran en gran número, y
los que vivían en las ciudades y se vinculaban con los negros libres.
Los portugueses los obligaban a bautizarse, ir a Misa, hacer procesiones,
novenas, honrar a Jesucristo, a la Virgen, a los santos. Pero sin
evangelización ni conversión. Exteriormente parecían católicos, pero siguieron
creyendo en sus dioses africanos.
Entonces, a la diosa del mar y de las aguas, le atribuyeron la imagen de la
Inmaculada Concepción o de la Virgen bajo la advocación de Estrella del Mar
(Stella Maris). La imagen de San Jorge matando al Dragón, se la atribuyeron al
dios de la caza. Al diablo lo representaban con forma de perro, por lo que San
Roque les vino de perilla para representar al dios que libra o atrae las enfermedades,
dando lugar a que el perrito muerda o no. Y así con muchos más. El más
importantes de sus dioses, Oxalá, fue identificado con Nuestro Señor Jesucristo
bajo la advocación del “Señor de la Buena Muerte”.
Así se fue realizando la “fusión” pagano-cristiana,
que perdura hasta hoy y se ha infiltrado también en nuestras culturas, a la que
vemos representadas en esas “santerías” no
cristianas que, junto a la imagen de Jesús o de la Virgen, tienen a Satanás o a
los cuernitos del Diablo, en una mezcla nauseabunda de olores espantosos.
Este es el sincretismo o mezcla religiosa. Con formas exteriores cristianas se
mantuvieron y mantienen ritos y creencias africanos a través de los siglos.
Nunca obligues a nadie a creer sin explicarle los motivos y dejarlo libre en su
opción. Lo mismo en la educación. Sino, fácilmente serás engañado, por más
culto y formado que te creas: Te van a hacer creer
que te hacen caso, te pondrás contento, pero apenas des vuelta la espalda,
seguirán haciendo lo de antes. Ten cuidado.
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