Puedes hablar con tu hijo para ayudarle a resolver el momento en el que sus amigos le inviten a beber alcohol, ya que puede resultar difícil decir simplemente:
Por: Ana Aznar | Fuente: Sontushijos.org
Los niños y los adolescentes absorben el alcohol
más rápidamente que los adultos y sus hígados lo metabolizan con menos
eficacia. Los propios adolescentes reconocen que no beben de manera social,
como lo hacen los adultos normalmente, sino para cogerse el puntillo o
emborracharse.
LA ATRACCIÓN POR LO PROHIBIDO
La adolescencia y preadolescencia es el tiempo en el cual la persona crece y se
desarrolla física, psicológica, emocional y socialmente. Es un periodo dinámico
de renovación y de continuos cambios, una auténtica revolución hormonal y una
tormenta de sentimientos contradictorios. Está considerada como una etapa
emocional y nutricional inestable, con fuerte atracción por lo que se considera
prohibido, peligroso y susceptible de riesgo. La vulnerabilidad psíquica del
adolescente es muy influenciable por los medios de comunicación sobre las
tendencias, las modas, la música, las dietas, las bebidas refrescantes o
alcohólicas, que inciden en las pautas de conducta, nutricionales y de
comportamiento de estilo de vida.
SE PONEN EN EVIDENCIA ANTE
SUS AMIGOS
La mayoría de los chicos y chicas que beben alcohol lo hacen porque les ayuda a
relacionarse con los demás, o lo utilizan para celebrar los momentos alegres o
superar los tristes. Cuando uno se intoxica con el alcohol resulta evidente
para todos, incluso si se empeña a gritos en asegurar que él no está borracho.
Eso no se sostiene a la mañana siguiente, cuando se sufre un terrible dolor de
cabeza, se tiene los ojos inyectados en sangre, con sudores, náuseas,
temblores, pérdidas de memoria y los síntomas extremos del efecto diurético del
alcohol. Al contrario de otras drogas como la marihuana y el LSD, el alcohol
tiene la virtud de proporcionarnos numerosas señales del daño que está
provocando. Inicialmente, el alcohol puede hacer del mundo un lugar mejor; tras
un rato, sin embargo, los efectos sedantes le ganan la batalla a los
estimulantes y los efectos placenteros se cancelan.
UN SÍNTOMA DE ENVENENAMIENTO:
LA RESACA
El acetaldehído es un veneno. Actúa como irritante celular y en altas
concentraciones causa daño, vertiéndose en la corriente sanguínea y viajando al
cerebro, donde interfiere con los aminoácidos del cerebro que actúan como
neurotransmisores. Los variados síntomas del envenenamiento por acetaldehído se
conocen por todos como resaca. Un envenenamiento persistente por esta sustancia
hace que las células del hígado funcionen pobremente: algunas mueren y se
reemplazan con grasa y fibra. Esto es la cirrosis del hígado.
Los estudios más recientes muestran que con el tiempo, el etanol reduce la
actividad metabólica del cerebro. Deprime directamente las neuronas del centro
respiratorio en el tronco encefálico, reduciendo la toma de oxígeno y haciendo
la respiración menos eficiente. Cuando los niveles de oxígeno en sangre se
empobrecen progresivamente, la primera etapa es la euforia. Después llega la
sedación, la somnolencia, el sueño, la insensibilidad, el coma y, en ocasiones,
la muerte. Como disminuye el sentido de responsabilidad, nos hace más
imprudentes y puede elevar la agresividad; la intoxicación es potencialmente
una amenaza para la vida, especialmente cuando entra en juego con la
testosterona, la hormona masculina de la agresividad.
OTROS EFECTOS DEL ALCOHOL
El alcohol es un depresivo, lo que significa que hace más lento el
funcionamiento del sistema nervioso central. En realidad, bloquea algunos de
los mensajes que intentan llegar al cerebro, alterando las percepciones, las
emociones, los movimientos, la vista y el oído de una persona. El alcohol
reduce nuestro tiempo de reacción entre un 10% y un 30%. Lo que ocurre es
sencillamente que los mensajes tardan más tiempo en llegar de nuestros ojos al
cerebro. El procesamiento de la información se hace más difícil y las órdenes a
los músculos no circulan tan rápido. Además, reduce la capacidad para hacer dos
o más tareas a la vez y la capacidad de ver los objetos distantes. La visión
nocturna puede reducirse en un 25% y es posible que se produzca visión borrosa,
visión doble o que se pierda la visión periférica. Por otro lado, el alcohol
hace que tengamos un falso sentido de seguridad, de sobre confianza y de que
todo está controlado, por lo que la gente bebida es la que se pone en más
riesgo. Los jóvenes también tienen una menor tolerancia al alcohol, con lo que
la curva de riesgo se agudiza enormemente cuando se bebe más de la cuenta.
Asimismo, los adolescentes que beben también tienen más probabilidades de
engordar o padecer problemas de salud. Un estudio realizado por la Universidad
de Washington reveló que las personas que consumían normalmente cinco o más
bebidas alcohólicas, una detrás de la otra, desde los 13 años, eran más
propensas al sobrepeso o a la hipertensión a la edad de 24 años, que aquellas
que no bebían alcohol. Las personas que continúan bebiendo mucho alcohol
durante la edad adulta corren el riesgo de dañar órganos tales como el hígado,
el corazón o el cerebro.
AFECTA MÁS A LAS MUJERES
El alcohol tiene una masa molecular baja. Se disuelve fácilmente en agua, pero
menos en la grasa. Una vez que se consume, el alcohol se distribuye por todo el
agua del cuerpo. Las mujeres, que tienen menos masa muscular y más tejido
adiposo que los hombres, tienen menos agua en el cuerpo para disolver el
alcohol, por lo que queda en la corriente sanguínea en más altas
concentraciones que las que tendría un hombre del mismo peso. Una asociación
médica británica mostró que una jarra de cerveza eleva el nivel de alcohol en
sangre hasta un mínimo de 60mg. en los hombres, pero hasta por encima de 135mg.
en las mujeres. Cuando se ingiere oralmente, se absorbe rápidamente dentro de
la corriente sanguínea desde el estómago y el intestino delgado y viaja
directamente al hígado, donde la mayor parte se descompone en acetaldehído. Si
se toma seis bebidas en una hora, una de ellas se convierte en acetaldehído en
el hígado, mientras que las otras cinco chapotearán como etanol en la sangre.
PERO... ¿POR QUÉ BEBE MI
HIJO?
Desde que son muy pequeños, los niños ven mensajes publicitarios con gente "guay" que disfruta de la vida... y del
alcohol. Además muchos padres y otros adulto beben alcohol en reuniones
sociales, por ejemplo, se toma cerveza o vino durante una cena; sin quererlo se
trasmite el mensaje a los hijos de que el alcohol es inofensivo. Durante la
adolescencia e, común que se experimente con
el alcohol.
Algunos de los motivos por
los que los adolescentes beben alcohol o prueban las drogas son los siguientes:
~ Por curiosidad.
~ Para sentirse bien, reducir el estrés y relajarse.
~ Para no sentirse diferentes.
~ Para parecer mayores.
EXPLICA A TU HIJO CÓMO LE
ATACA EL ALCOHOL
• Lugares del cerebro afectados: la corteza
cerebral, el cerebelo y el tronco encefálico, particularmente el centro de la
respiración. Alteración inicial: euforia suave, relajación y sedación.
• Efectos colaterales agudos: intoxicación, se disminuye el sentido del oído y
el sentido de responsabilidad, resaca.
• Efectos colaterales crónicos: adicción, cirrosis en el hígado, pérdida de
memoria, razonamiento poco equilibrado, síndrome de Korsakoff, síndrome fetal
alcohólico.
• Efectos irreversibles: daños permanentes en la capacidad de aprendizaje y la
memoria, ya que las neuronas que se destruyen en el hipocampo no se
reemplazarán jamás.
• El 8% de las personas que beben alcohol desarrollan algún tipo de problema y
cada una de esas víctimas afectará en alguna medida al menos a otras seis
personas.
PARA PENSAR...
• Habla con tu hijo y pídele que no beba en ninguna
circunstancia. Pon tu confianza en él y dale una oportunidad si bebió por
primera vez la noche de fin de año.
• Explícale que ni el café, ni la ducha fría, ni vomitar, ni hacer ejercicio le
ayudarán a perder una borrachera. Son falacias, solo el tiempo hace que el
cuerpo pueda liberarse del alcohol.
• Si de verdad quieres plantar cara al consumo precoz de alcohol, proponte
recuperar la cultura del "no" y del "castigo responsable",
frente a las extendidas posturas de permisividad absoluta de los padres.
• Si tu hijo va a acudir a una fiesta en la que sabe que habrá bebidas
alcohólicas, debe pensar en una estrategia de antemano. Por ejemplo, él y un
amigo podrían ponerse de acuerdo en alguna señal que indique que es hora de
retirarse.
• Observa cómo "anda" la autoestima de tu hijo. Quienes poseen una
autoestima elevada tienen menos posibilidades de convertirse en bebedores con
problemas, que quienes la poseen baja.
• Pero sobre todo, hazle ver que todos decidimos si bebemos y cuánto; incluso
los adultos. Que compruebe por sí mismo que puede disfrutar de una fiesta o de
otro evento con la misma intensidad, o más intensamente, si no consume alcohol.
Y como su sistema nervioso central estará trabajando como debe, recordará mejor
lo bien que se lo pasó.
Y ACTUAR
Puedes hablar con tu hijo para ayudarle a resolver el momento en el que sus
amigos le inviten a beber alcohol, ya que puede resultar difícil decir
simplemente: "No, gracias". Nadie
quiere arriesgarse a sentirse rechazado o dejado de lado. Podrá tener
preparados distintos argumentos como: "Tengo
un partido mañana ", "Mi tío murió a causa del alcohol",
"Mis padres me vendrán a buscar muy pronto", "Ya me metí en
serios problemas por beber alcohol, no puedo volver a hacerlo" o "El entrenador me mataría".
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