¿Por qué me amas? Esta es una de esas preguntas que nos dejan boquiabiertos. No sabemos qué decir, por dónde empezar, pensamos ¿estás de broma?, ¿de qué hablas?, ¿cómo que por qué te amo? Saltan al paladar frases sin sabor como: te amo porque sí, porque eres mi novia, porque somos esposos, ¿a qué viene tanto rollo?
Casi siempre damos las cosas
por hecho, y este tipo de preguntas pueden ponernos un poco tensos. Este es un interrogante muy valioso para ambos, pero que debe hacerse en
el lugar adecuado. No se la hagas a tu novia
cuando están en un bar, cuando él se está duchando y tú te estás cepillando los
dientes, o cuando van juntos a hacer compras.
Si quieres hacer esta
pregunta, hazla cuando estén solos y en un momento en que sepas que no tendrán
interrupciones. La pregunta puede asustar un poco, y tal vez ahora estés
pensando, ¿yo qué diría?
Encontré este video genial de The School of
Life y me pareció perfecto para compartir en pareja. Muchas veces
guardamos tanto en nuestro interior y no encontramos cómo darle forma a
nuestros pensamientos o palabras.
Este puede ser un recurso para
reflexionar en su relación y en el motivo por el que se aman y están juntos.
*Puedes
activar los subtítulos en español en la parte inferior derecha.
NO BASTA CON SER ADMIRADO
Hay algo más profundo cuando
hablamos de amor. Si tu pareja te hace esta pregunta no te apresures
a asumir que lo hace porque duda de ti o del amor que le brindas. Es muy lindo escuchar qué hay en
el corazón de la persona que amamos, muy pocas veces nos damos este tipo de
espacios como pareja.
La rutina nos absorbe, el
trabajo, las reuniones, los niños, las tareas de la casa. En medio de tantas
cosas no nos dedicamos tiempo solo para «nosotros».
Y no hablo del plan de ir al cine o ir a cenar, sino de hablar de lo que
ambos sentimos en un ambiente tranquilo.
Las mujeres tendemos a estar
más abiertas a este tipo de conversaciones, mientras que los hombres casi
siempre evitan estas «charlas serias». Pero
es normal, gracias a Dios somos diferentes y a la vez complementarios. Este
interrogante puede significar una gran oportunidad para que ambos se sientan
afortunados de ser quienes son y de estar en donde están.
No basta con ser admirado, hay
que esforzarnos un poquito más. Contarle a nuestra pareja con detalle qué es lo
que amamos de ella, qué es eso que adoramos y nos hace sentir que es nuestro
lugar seguro.
ÁMENSE EN SUS MOMENTOS DE FRAGILIDAD
Pensar que en las relaciones
todo es amor, palabras lindas, flores, besitos y sonrisas, es un error. Todo
esto puede existir claro, (y debe existir). Pero creo que el amor se
fortalece aún más cuando esa otra persona nos ve «rotos».
Cuando nuestro pareja se
enfrenta a una faceta que no es muy común en nosotros y decide quedarse,
tratarnos con generosidad y cariño. Algo cambia, algo en el corazón tuyo y de
tu novio o esposo se transforma.
Es como si nos hiciéramos
chiquitos, de pronto esa mirada segura que siempre nos caracterizó se llena de
miedo. La sonrisa que tanto nos encanta del otro, se quiebra. El gesto firme se
hace añicos, el semblante tranquilo se oscurece, y estamos casi desnudos ante
el ser al que decidimos amar. ¿Qué hará, saldrá corriendo o
se quedará?
Estamos llenos de miedo, de
frustraciones, tal vez fuimos humillados, tal vez nos sentimos perdidos. Y no
hay nada más lindo que saber que lo podemos ser todo, junto a él o ella. Que no
tenemos que ocultar nada, ni fingir, ni avergonzarnos, ni pedir perdón por
sentirnos tristes.
De
pronto descubrimos que el dolor nos une como nunca. Que en medio de esa adversidad nuestro amor se ha fortalecido, que
podemos llorar a mares en sus brazos y que aunque todo esté al revés, sabemos
que encontraremos consuelo.
¿HASTA QUÉ PUNTO NOS CONOCEMOS?
Hay algo hermoso en
reconocernos frágiles y vulnerables, me gusta mucho la palabra «frágil». Me recuerda que somos tan poco y a la
vez tanto. Si hablamos de conocer a nuestra pareja hay que saber que no viene
con manual.
Cuando conoces a alguien no te
dice: «Oye antes de cualquier cosa, léete este
manual. Dice cómo soy, qué me gusta y qué no. Y si vas a la página 180, sección
24 vas a encontrar todos mis defectos y miedos. Cuando te lo leas completo me
llamas a ver si seguimos».
Conocernos
es un proceso de ¡toda la vida! Es cierto que el noviazgo está hecho para que ambos sepamos si somos
compatibles y afines en lo más importante. Pero cada etapa que compartimos
juntos es como un nuevo libro. Cuando empezamos a vivir juntos nos damos cuenta
de otro millón de cosas que no sabíamos de nuestra pareja.
De pronto él se da cuenta que
ella no dejas la boca quieta cuando estás nerviosa, o que él se muerde las uñas
cuando está angustiado. Que ella no puede dejar los pies quietos en la cama o
que él no puede disimular cuando algo le molesta por ese gesto que hace en la
cara y que solo tú conoces.
Estas son cosas que se pasan
por alto todo el tiempo. Pero que si son descubiertas por la otra persona
cobran otro valor.
QUEREMOS (y necesitamos) SER NOSOTROS MISMOS
Que nuestro niño interior no
espante a nuestra pareja en los momentos en que nos sentimos más frágiles. Me
encantó esa frase del video que decía: «Amo al niño triste que
ocasionalmente veo en ti debajo de tu ingenioso día de adulto».
Si no podemos ser nosotros
mismos con la persona que amamos ¿entonces con
quién? Si no te sientes libre y confiado de decir o comportarte cómo
quieres con tu pareja, estás en el lugar equivocado.
Es muy triste o más bien
confuso, ver a esas parejas que dicen: «Aquí no, no
hago eso delante de él… no hago ese tipo de chistes cuando estamos juntos. No
bailo así si estoy con él, no me visto así si él me ve, no como eso si estoy
con él». ¡Qué mal! ¿Por qué no eres tú estando con la persona
que dices amar?
Si estamos en una relación de
noviazgo o si estamos casados, debemos sentirnos libres, completamente libres
de ser nosotros mismos. Con nuestras bobadas, nuestros chistes flojos, nuestros
malos bailes, nuestro desconocimiento. Hay tanto que podemos aprender el uno
del otro si nos abrimos con humildad.
¿DÓNDE ESTÁ EL EPICENTRO DE TU AMOR?
Simpatía, protección y
tranquilidad. Estas tres palabras eran mencionadas en el video, y deben estar
presentes en nuestra relación. Piensa en este momento qué
emociones te despierta pensar en tu pareja.
¿Te llenas de angustia, miedo, desilusión? o por el contrario ¿sientes paz,
alivio, serenidad, seguridad?
Mi prometido por ejemplo, es
mi lugar seguro, mi lugar favorito. Aunque tengamos mil problemas o
discusiones, sé que lo seguiré amando y que a su lado voy a estar bien. Sé que
aunque nos caigamos, nos vamos a poder levantar juntos de nuevo.
Puede que cuando te pregunten
qué es lo que más te gusta de él o de ella, tu tengas una lista tipo: es
alegre, me hace reír todo el tiempo, es detallista, me escucha etc. Pero qué
lindo es guardar como un tesoro solo de nosotros (tuyo y mío como pareja), esas
pequeñas cosas que amamos del otro.
«Necesitamos
darnos el tiempo para rastrear nuestro entusiasmo hasta sus fuentes auténticas,
recordando que el amor puede acumularse con especial intensidad, en los más
vulnerables e improbablemente pequeños rincones del yo».
Escrito por Nory Camargo
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