Los 7 libros del Antiguo Testamento escritos en griego han sido causa de muchas discusiones. La Iglesia Católica dio a estos 7 libros el nombre de «libros deuterocanónicos»
Por: P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá | Fuente:
Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe
Hoy día vamos a conversar sobre la Biblia: ¿Cuántos libros tiene la Biblia? ¿Qué diferencias hay
entre las Biblias católicas y las Biblias protestantes? La Biblia no es
un solo libro, como algunos creen, sino una biblioteca completa. Toda la Biblia
está compuesta por 73 libros, algunos de los
cuales son bastante extensos, como el del profeta Isaías, y otros son más
breves, como el del profeta Abdías.
Estos 73 libros están
repartidos de tal forma, que al Antiguo Testamento (AT)
le corresponden 46, y al Nuevo Testamento (NT)
27 libros.
De vez en cuando suele caer en nuestras manos
alguna Biblia protestante, y nos llevamos la sorpresa de que le faltan siete
libros, por lo cual tan sólo tiene 66 libros.
Este vacío se encuentra en el Antiguo Testamento
y se debe a la ausencia de los siguientes libros: Tobías, Judit, 1 Macabeos, 2
Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y el de Baruc.
¿POR QUÉ ESTA DIFERENCIA
ENTRE LA BIBLIA CATÓLICA Y LA PROTESTANTE?
Es un problema histórico-teológico muy complejo. Resumiendo mucho, trataremos
de contestar esta pregunta.
Primero vamos a explicar cómo se formó la
colección de libros sagrados del Antiguo Testamento dentro del pueblo judío. Y
luego veremos cómo los cristianos aceptaron estos libros del A.T. junto con los
libros del N.T. para formar la Biblia completa.
LA ANTIGUA COMUNIDAD JUDÍA DE
PALESTINA
En tiempos de Jesucristo, encontramos que en Palestina el pueblo judío
sólo aceptaba el A.T. Y todavía no habían definido la lista completa de sus
libros sagrados, es decir, seguía abierta la posibilidad de agregar nuevos
escritos a la colección de libros inspirados.
Pero desde hacía mucho tiempo, desde alrededor
de los años 600 antes de Cristo, con la destrucción de Jerusalén y la
desaparición del Estado judío, estaba latente la preocupación de concretar
oficialmente la lista de libros sagrados. ¿Qué
criterios usaron los judíos para fijar esta lista de libros sagrados? Debían
ser libros sagrados en los cuales se reconocía la verdadera fe de Israel, para
asegurar la continuidad de esta fe en el pueblo. Había varios escritos que
parecían dudosos en asuntos de fe, e incluso francamente peligrosos, de manera
que fueron excluidos de la lista oficial. Además aceptaron solamente libros
sagrados escritos originalmente en hebreo (o arameo). Los libros religiosos
escritos en griego fueron rechazados por ser libros muy recientes, o de origen
no-judío. (Este último dato es muy importante, porque de ahí viene después el problema
de la diferencia de libros.)
Así se fijó entonces una lista de libros
religiosos que eran de verdadera inspiración divina y entraron en la colección
de la Escritura Sagrada. A esta lista oficial de libros inspirados se dará, con
el tiempo, el nombre de «Canon», o «Libros canónicos». La palabra griega Canon
significa regla, norma, y quiere decir que
los libros canónicos reflejan «la regla de vida», o
«la norma de vida» para quienes creen en
estos escritos. Todos los libros canónicos de la comunidad de Palestina eran
libros originalmente escritos en hebreo-arameo.
Los libros religiosos escritos en griego no
entraron en el canon, pero recibieron el nombre de «apócrifos»,
«libros apócrifos» (= ocultos), porque tenían doctrinas dudosas y se los
consideraba «de origen oculto».
En el primer siglo de nuestra era (año 90
después de Cristo) la comunidad judía de Palestina había llegado a reconocer en
la práctica 39 libros como inspirados oficialmente.
Esta lista de los 39
libros de A.T. es el llamado «Canon de Palestina»,
o «el Canon de Jerusalén».
LA COMUNIDAD JUDÍA DE
ALEJANDRÍA
Simultáneamente existía una comunidad judía en Alejandría, en Egipto. Era una
colonia judía muy numerosa fuera de Palestina, pues contaba con más de 100.000
israelitas. Los judíos en Egipto ya no entendían el hebreo, porque hacía tiempo
habían aceptado el griego, que era la lengua oficial en todo el Cercano
Oriente. En sus reuniones religiosas, en sus sinagogas, ellos usaban una
traducción de la Sagrada Escritura del hebreo al griego que se llamaba «de los Setenta». Según una leyenda muy antigua
esta traducción «de los Setenta» había sido
hecha casi milagrosamente por 70 sabios (entre los años 250 y 150 antes de
Cristo).
La traducción griega de los Setenta conservaba los 39 libros que tenía el Canon
de Palestina (canon hebreo), más otros 7 libros en griego. Así se formó el
famoso «Canon de Alejandría» con un total de 46 libros sagrados.
La comunidad judía de Palestina nunca vio con
buenos ojos esta diferencia de sus hermanos alejandrinos, y rechazaban aquellos
7 libros, porque estaban escritos originalmente en griego y eran libros
agregados posteriormente.
Era una realidad que, al tiempo del nacimiento del cristianismo, había dos
grandes centros religiosos del judaísmo: el de Jerusalén (en Palestina), y el
de Alejandría (en Egipto). En ambos lugares tenían autorizados los libros del
A.T: en Jerusalén 39 libros (en hebreo- arameo), en
Alejandría 46 libros (en griego).
LOS PRIMEROS CRISTIANOS Y LOS
LIBROS SAGRADOS DEL A.T.
El cristianismo nació como un movimiento religioso dentro del pueblo
judío. Jesús mismo era judío y no rechazaba los libros sagrados de su pueblo.
Además los primeros cristianos habían oído decir a Jesús que El no había venido
a suprimir el A.T. sino a completarlo (Mt. 5, 17). Por eso los cristianos
reconocieron también como libros inspirados los textos del A.T. que usaban los
judíos.
Pero se vieron en dificultades. ¿Debían usar el canon breve de Palestina con 39 libros, o
el canon largo de Alejandría con 46 libros?
De hecho, por causa de la persecución contra los
cristianos, el cristianismo se extendió prioritariamente fuera de Palestina,
por el mundo griego y romano. Al menos en su redacción definitiva y cuando en
los libros del N.T. se citaban textos del A.T. (más de 300 veces), naturalmente
se citaban en griego, según el Canon largo de Alejandría.
Era lo más lógico, por tanto, que los primeros
cristianos tomaran este Canon griego de Alejandría, porque los mismos
destinatarios a quienes debían llevar la palabra de Dios todos hablaban griego.
Por lo tanto, el cristianismo aceptó desde el comienzo la versión griega del
A.T. con 46 libros.
LA REACCIÓN DE LOS JUDÍOS
CONTRA LOS CRISTIANOS
Los judíos consideraban a los cristianos como herejes del judaísmo. No les
gustó para nada que los cristianos usaran los libros sagrados del A.T. Y para
peor, los cristianos indicaban profecías del A.T. para justificar su fe en
Jesús de Nazaret. Además los cristianos comenzaron a escribir nuevos libros
sagrados: el Nuevo Testamento.
Todo esto fue motivo para que los judíos
resolvieran cerrar definitivamente el Canon de sus libros sagrados. Y en
reacción contra los cristianos, que usaban el Canon largo de Alejandría con sus
46 libros del A.T., todos los judíos optaron por el Canon breve de Palestina
con 39 libros.
Los 7 libros griegos del Canon de Alejandría
fueron declarados como libros «apócrifos» y no inspirados. Esta fue la decisión
que tomaron los responsables del judaísmo en el año 90 después de Cristo y
proclamaron oficialmente el Canon judío para sus libros sagrados.
Los cristianos, por su parte, y sin que la Iglesia resolviera nada
oficialmente, siguieron con la costumbre de usar los 46 libros como libros
inspirados del A.T. De vez en cuando había algunas voces discordantes dentro de
la Iglesia que querían imponer el Canon oficial de los judíos con sus 39
libros. Pero varios concilios, dentro de la Iglesia, definieron que los 46
libros del A.T. son realmente libros inspirados y sagrados.
¿QUÉ PASÓ CON LA REFORMA?
En el año 1517 Martín Lutero se separó de la Iglesia Católica. Y entre los
muchos cambios que introdujo para formar su nueva iglesia, estuvo el de tomar
el Canon breve de los judíos de Palestina, que tenía 39 libros para el A.T.
Algo muy extraño, porque iba en contra de una larga tradición de la Iglesia,
que viene de los apóstoles. Los cristianos, durante más de 1.500 años, contaban
entre los libros sagrados los 46 libros del A.T.
Sin embargo, a Lutero le molestaban los 7 libros
escritos en lengua griega y que no figuraban en los de lengua hebrea.
Ante esta situación los obispos de todo el mundo
se reunieron en el famoso Concilio de Trento y fijaron definitivamente el Canon
de las Escrituras en 46 libros para el A.T. y en 27 para el N.T.
Pero los protestantes y las muchas sectas
nacidas de ellos, comenzaron a usar el Canon de los judíos palestinos que
tenían sólo 39 libros del AT.
De ahí vienen las diferencias de libros entre
las Biblias católicas y las Biblias evangélicas.
LOS LIBROS CANÓNICOS
Los 7 libros del A.T. escritos en griego han sido causa de muchas discusiones.
La Iglesia Católica dio a estos 7 libros el nombre de «libros
deuterocanónicos». La palabra griega «deutero»
significa Segundo. Así la Iglesia Católica declara que son libros de
segunda aparición en el Canon o en la lista oficial de libros del A.T. porque
pasaron en un segundo momento a formar parte del Canon.
Los otros 39 libros del A.T., escritos en
hebreo, son los llamados «libros protocanónicos». La palabra «proto» significa
«Primero», ya que desde el primer momento estos libros integraron el Canon del
A.T.
QUMRAM
En el año 1947 los arqueólogos descubrieron en Qumram (Palestina) escritos muy
antiguos y encontraron entre ellos los libros de Judit, Baruc, Eclesiástico y 1
de Macabeos escritos originalmente en hebreo, y el libro de Tobías en arameo.
Quiere decir que solamente los libros de Sabiduría y 2 de Macabeos fueron
redactados en griego. Así el argumento de no aceptar estos 7 libros por estar
escritos en griego ya no es válido. Además la Iglesia Católica nunca aceptó
este argumento.
CONSIDERACIONES FINALES
Después de todo, nos damos cuenta de que este problema acerca de los libros, es
una cuestión histórico-teológica muy compleja, y con diversas interpretaciones
y apreciaciones. Con todo, es indudable que la Iglesia Católica, respecto a
este punto, goza de una base histórica y doctrinal que, muy razonablemente, la
presenta como la más segura.
Sin embargo, desde que Lutero tomó la decisión
de no aceptar esta tradición de la Iglesia Católica, todas las iglesias
protestantes rechazaron los libros Deuterocanónicos como libros inspirados y
declararon estos 7 libros como libros «apócrifos».
En los últimos años hay, de parte de muchos
protestantes, una actitud más moderada para con estos 7 libros e incluso se
editan Biblias ecuménicas con los Libros Deuterocanónicos.
En efecto, han ido comprendiendo que ciertas doctrinas bíblicas, como la
resurrección de los muertos, el tema de los ángeles, el concepto de
retribución, la noción de purgatorio, empiezan a aparecer ya en estos 7 libros
tardíos.
Por el hecho de haber suprimido estos libros se dan cuenta de que hay un salto
muy grande hasta el N.T. (más o menos una época de 300 años sin libros
inspirados). Sin embargo estos 7 libros griegos revelan un eslabón precioso
hacia el N.T. Las enseñanzas de estos escritos muestran una mayor armonía en
toda la Revelación Divina en la Biblia.
Por este motivo, se ven ya algunas Biblias
protestantes que, al final, incluyen estos 7 libros, aunque con un valor
secundario.
Quiera Dios que llegue pronto el día en que los
protestantes den un paso más y los acepten definitivamente con la importancia
propia de la Palabra de Dios, para volver a la unidad que un día perdimos.
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