domingo, 6 de septiembre de 2020

LA DROGA MÁS ADICTIVA

Es como una luz que estalla en lo más íntimo del ser y lo seduce desde dentro, con dulzura, sin violencia, sin avasallamientos.


Por: Antonio Gil-Terrón Puchades | Fuente: www.antoniogilterron.com

El verdadero amor no precisa de palabras que lo expliquen. No se piensa; no se negocia; no se habla; simplemente se siente en silencio y no necesita de roces ni caricias que lo sustenten.

Es como una luz que estalla en lo más íntimo del ser y lo seduce desde dentro, con dulzura, sin violencia, sin avasallamientos. Y no es un negocio en el que tú me das y yo te doy. No. Porque el verdadero amor solo da y nada espera; ni siquiera amor al amar.

La experiencia mística del Amor Divino, engancha como la más potente de las drogas, pero sin más efecto secundario que el liberarnos de todos nuestros temores y ansiedades, convirtiendo el dolor en la fuerza necesaria para escalar la cumbre en donde encontraremos el punto de partida a un viaje de regreso, más allá de las estrellas, a un lugar en donde las calles no tienen nombre y el tiempo no importa, porque en ese momento el tiempo ya eres tú.

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