La palabra Lucifer es una palabra latina que significa Estrella de la mañana. Nadie tiene que extrañarse de que un ser maligno, ahora ya monstruoso, tenga un nombre tan bello, pues éste fue el nombre que el Padre de los ángeles le puso esta criatura al crearlo. Lo cierto es que éste era su nombre antes de caer. Se da por supuesto que Lucifer era la más alta naturaleza angélica creada por Dios.
Hay que decir que la naturaleza más excelsa creada por Dios fue la de Lucifer. La Virgen se santificó día a día con esfuerzo. Ella con su sacrificio y sus obras y la gracia de Dios logró ser la criatura más excelsa. Pero su excelsitud no fue un acto de creación de Dios, sino de santificación.
María, al nacer, recién salida de las manos de Dios, era sólo un ser humano. Es seguro que el Creador, incluso nada más nacer, le debió conceder grandes perfecciones a su alma, pero esas perfecciones estaban lejos del inmenso poderío que tuvo la cúspide de la Creación, el más alto espíritu angélico. Mientras que la naturaleza más grandiosa que creada Dios, la más alta de las criaturas angélicas, era la coronación de la obra de Dios. Dios creó magnífico a Lucifer en su naturaleza, y él se corrompió. Dios creó humilde a María en su naturaleza, mera mujer y por tanto inferior a los ángeles, y ella fue la que se santificó.
Como se ve, hay un gran paralelismo entre ambas figuras, sólo que es un paralelismo inverso:
-Uno es la criatura más perfecta por la naturaleza, la otra por la
gracia.
-Uno se corrompe, ella se santifica.
-Uno quiere ser rey y no servir, y al final no es nada. Ella quiere ser
nada y servir, y al final es reina.
-Uno fue creado para ser la Estrella de la mañana angélica (Lucifer).
Ella (María) acabó siendo la Estrella de la Mañana de la Redención, es decir,
la estrella que en el firmamento anuncia la nueva era del Mesías.
- La primera estrella cayó del firmamento angélico, la segunda estrella
se elevó en el firmamento de los santos.
-La primera estrella (que era espíritu) cayó a tierra, la segunda
estrella (que era corporal) ascendió a los Cielos.
-Lucifer no quiso aceptar al Hijo de Dios hecho hombre, la Virgen no
sólo lo aceptó sino que lo acogió en su seno.
-Lucifer era un ser espiritual que finalmente se hizo peor que una
bestia (sin dejar de ser espiritual). Ella era un ser material que finalmente
se hizo mejor que un ángel (sin dejar de ser material).
-Lucifer se bestializó, ella se espiritualizó.
Ahora ya sólo hay una única estrella de la mañana que es la Virgen. Pues además de que la primera estrella cayó, la segunda estrella de la mañana brilló con la luz de la gracia, luz mucho más bella e intensa que la luz del primer astro, que brilló sólo con la luz de su naturaleza. Los ángeles, los miles de millones de ángeles, recuerdan perfectamente el poder y belleza de la luz de la primera estrella antes de su oscurecimiento. Sin embargo, el nuevo lucero con su luz purísima ha eclipsado completamente el recuerdo de esa luminaria angélica. Ahora, Lucifer es la estrella de la oscuridad. En el firmamento de la desdicha, él destaca por el brillo de su luz oscura. Sigue siendo la estrella de la mañana, pero no de la mañana de luz, sino la estrella que anuncia la mañana de una eterna noche, una mañana que no ha hecho más que comenzar.
LIBRO: “Summa Demoniaca” del P. Fortea
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