De los evangelios se
desprende que María Magdalena sentía un gran amor por Jesús.
Por: Juan Chapa | Fuente: PrimerosCristianos.com
Fue, según los evangelios, la primera a la que se le apareció Jesús
después de la resurrección, tras buscarlo con lágrimas (Jn 20,11-18). De
ahí la veneración que ha tenido en la Iglesia como testigo del resucitado. (Ver
la pregunta ¿Quién era María Magdalena?).
De estos pasajes no se puede deducir ni
que fue una pecadora, ni mucho menos que fue la mujer de Jesús.
Los que sostienen esto último acuden al
testimonio de algunos evangelios
apócrifos. Todos ellos, quizá con la excepción de un núcleo del Evangelio
de Tomás, son posteriores a los evangelios canónicos y no tienen carácter
histórico, sino que son un instrumento para trasmitir enseñanzas gnósticas. Según estas obras, que aunque lleven el
nombre de evangelios no son propiamente tales sino escritos con revelaciones secretas de Jesús a sus discípulos
después de la resurrección, Mariam
(o Mariamne o Mariham; no aparece el
nombre de Magdalena salvo en unos pocos libros) es la que entiende mejor
esas revelaciones. Por eso es la preferida de Jesús y la que recibe una revelación
especial.
La oposición que en algunos de estos textos (Evangelio
de Tomás, Diálogos del Salvador, Pistis Sophía, Evangelio de María)
muestran los apóstoles hacia ella por ser mujer refleja la consideración negativa que algunos gnósticos
tenían de lo femenino y la condición de María como discípula importante.
Sin embargo, algunos quieren ver en esta oposición un reflejo de la postura de
la Iglesia oficial de entonces, que estaría en contra del liderazgo espiritual de la mujer que proponían estos
grupos. Nada de esto es demostrable. Esa oposición más bien puede entenderse
como un conflicto de doctrinas: las de
Pedro y otros apóstoles frente a las que estos grupos gnósticos exponían
en nombre de Mariam. En cualquier caso, el hecho de que se recurra a María es
una forma de justificar sus planteamientos gnósticos.
En otros evangelios apócrifos, especialmente en
el Evangelio de Felipe, Mariam (esta vez citada también con el
nombre de origen, Magdalena) es modelo de gnóstico,
precisamente por su feminidad. Ella es símbolo
espiritual de seguimiento de Cristo y de unión perfecta con él. En este
contexto se habla de un beso de Jesús
con María (si es que el texto hay que entenderlo realmente así),
simbolizando esa unión, ya que mediante ese beso, una especie de sacramento
superior al bautismo y la eucaristía, el gnóstico se engendraba a sí mismo como
gnóstico.
El
tono de estos escritos está absolutamente alejado de implicaciones sexuales. Por
eso, ningún estudioso serio entiende estos textos como un testimonio histórico
de una relación sexual entre Jesús y María Magdalena. Es muy triste que esta
acusación, que no tiene ningún fundamento histórico, ya que ni siquiera los
cristianos de la época se vieron obligados a polemizar para defenderse de ella,
resurja cada cierto tiempo como una gran novedad.
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