Un discípulo de
Cristo es todo aquel que, por el bautismo, se identifica con Jesús y hace de Él
la referencia de su vida, siguiéndolo sin condiciones.
Al ser
bautizados, ya fuimos configurados hacía Cristo, pero la pregunta fundamental es
si nuestras obras reflejan nuestro deseo por seguirlo, si verdaderamente hemos
puesto a Jesús en el centro de nuestras vidas.
Por este motivo
hoy te comparto 10 pasos que pueden ayudarte en tu transformación cristiana
para ser un discípulo del Señor:
1. JESÚS ES NUESTRA ÚNICA OPCIÓN, NO TEMAS SEGUIRLO
Todos los días vivimos una batalla espiritual en
la que nos es requerido optar por decisiones que estén enfocadas a Cristo.
Preguntémonos si realmente lo hemos hecho así, no solo en la teoría sino en la
práctica.
Cuando comprendemos que Cristo
es el Señor y que nuestra salvación es la meta, podremos trabajar arduo (y
diariamente) en perseguir lo único que nos proveerá de una paz infinita.
2. RENUNCIA AL MUNDO
Hoy, más que nunca, es claro
reconocer que las propuestas del mundo corrompen el corazón. Tenemos que estar
aquí, pero no compartiendo las enseñanzas del mundo. Porque «aunque vivimos en
el mundo, no somos de este mundo» (2 Corintios 10, 3).
Debemos renunciar a todo
aquello que solo busca dar halagos a nuestra humanidad, pero que nos aleja de
la voluntad de Dios.
3. SIGUE E IMITA A CRISTO EN EL CAMINO DEL AMOR
La enseñanza más valiosa de
Cristo es el amor más puro y santo que podríamos experimentar. Si tan solo nos
empeñáramos en amar según su ejemplo, viviríamos, sin lugar a dudas, en un
mundo muy diferente.
¿Amas a tu
prójimo?, ¿a tus padres, tus hijos, tus amigos?, ¿qué estarías dispuesto a
hacer por ellos?
4. FÓRMATE EN SUS ENSEÑANZAS
Nadie
ama lo que no conoce. San Jerónimo decía que «desconocer a las
Escrituras, es desconocer a Cristo» y vaya que tenía razón. Es tan
grande el poder y la fuerza de la Palabra de Dios, que constituye el sustento y
vigor para la Iglesia, la firmeza de fe para sus hijos y el alimento del alma.
Si
quieres ser discípulo de Cristo, fórmate en sus enseñanzas. El mundo
necesita de fuertes guerreros cuya buena formación pueda revertir la
desinformación mundana.
5. VIVE EN UNA COMUNIDAD DE FE
Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo» (Génesis 2,
18). Él mismo nos programó para vivir mejor en el contexto de la comunidad
bíblica. Somos una misma familia en Dios y por ello necesitamos una comunidad
de fe que nos nutra y acompañe en nuestra formación Cristiana.
¿Sabes cómo
vivían los primeros cristianos en sus comunidades? Estos cinco datos seguro te ayudarán a entender que aunque
pasen los años, hay cosas que siguen siendo iguales en cuestiones de fe.
6. TRABAJA SIN DESCANSO PARA SALVAR TU ALMA
«La salvación de
las almas es la ley suprema que Dios ha depositado en la Iglesia». Este es el principio que debe
estar presente en la interpretación y aplicación de las leyes canónicas.
Salvar
almas es la misión de todo creyente, de todo discípulo. Por esto, debemos empeñarnos
en llevar su mensaje a todo el mundo. Y es que todos nacimos con distintos
dones y talentos, solo debemos decirle sí al Señor. Te recomiendo este divertido
quiz si quieres saber
qué tipo de evangelizador eres.
7. SIGUE LAS DIRECTRICES E INDICACIONES DE LA SANTA
IGLESIA CATÓLICA
En sus tradiciones, en su
magisterio, en la doctrina, en la Palabra de Dios… en todo. Tenemos que
obedecer a la autoridad civil, claro que sí, pero no por encima de la ley de
Dios. Darle un repaso al
Catecismo y a los Mandamientos puede ser de gran ayuda.
8. DÉJATE GUIAR POR LA SABIDURÍA DE MARÍA
En María, llena de gracia, la
Iglesia ha encontrado a la «toda santa, libre de
toda mancha de pecado, (…) enriquecida desde el primer instante de su
concepción con una resplandeciente santidad del todo singular» (Lumen
Gentium, 56).
Hemos
encontrado en ella, al ejemplo de perfección en la santidad. María está llena de gracia
santificante y su modelo insuperable, constituye el don de la difusión de la
gracia de Cristo en el mundo. Por tanto, aprender de su ejemplo de vida es todo
un requerimiento para seguir a Cristo.
9. HAZTE AMIGO DE LOS SANTOS
La Santa Madre Teresa de
Calcuta decía: «La santidad consiste en hacer la voluntad de Dios
con alegría» y cuánta razón tenía. Los santos son discípulos de
Cristo que lograron encontrarse en paz y amistad con Dios (es decir, en gracia
de Dios).
¿A cuál otra
mayor alegría podríamos aspirar? En ellos podemos encontrar una amplia cátedra de cómo podemos lograrlo nosotros también.
10. PREOCÚPATE POR LLEVAR EL AMOR DE DIOS AL CORAZÓN
DE LOS DEMÁS
Si nosotros hemos decidido
seguir a Cristo, entonces todas las cosas del mundo son accesorias. ¿Cuál es la misión de un discípulo de Cristo? Llevar
la gracia de la Salvación a todos los corazones.
No podemos descansar si aún
existe un corazón que no ha conocido el amor de Dios. Por lo tanto, debemos
buscar llevar la Buena Nueva de Dios a todos los hombres y buscar que su gracia
les provea la salvación que tanto anhela su alma.
El
mayor milagro para todo hombre es encontrarse con Cristo. Pidamos a
Dios que nos permita encontrarnos con su Hijo y alcanzar la inspiración del
Espíritu Santo para poder convertirnos en sus verdaderos discípulos, conforme a
su voluntad.
¿Estás listo
para convertirte en un discípulo de Dios? ¡Oro por ti!
Escrito por Myriam Ponce








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