Cuando
el sacerdote se reviste con la estola, el enemigo infernal sufre un verdadero
flagelo, tanto es el temor y odio a este ornamento sacerdotal.
La estola
tiene, como los demás ornamentos sacerdotales, un verdadero sentido espiritual,
recuerda el madero de la cruz que cargó sobre sus hombros Nuestro Señor camino
del monte Calvario.
La estola
puesta en el cuello y cruzada sobre el pecho, en la Santa Misa tradicional,
muestra al sacerdote que tiene que unirse y ligarse de algún modo a Dios,
sujetándose con verdadera obediencia a la ley divina, llevando alegremente su
yugo, y recordando siempre que es Dios quien ordena tales cosas.
La estola
cruzada ante el pecho, la parte derecha sobre la izquierda, es el símbolo de la
cruz de Cristo en él, es el recuerdo de la pasión de Nuestro Señor presente en
el altar. Al revestirse con la estola debe estar preparándose para el Santo
Sacrificio. El sacerdote rezará la siguiente oración: Devuélveme
Señor, la estola de la inmortalidad, que perdí con el pecado de mis primeros
padres, y aunque me aceptas sin ser digno a celebrar tus Sagrados Misterios,
haz que merezca el gozo eterno.
El
sacerdote que se acerca al altar de Dios como indigno que es, pero elegido por
la misericordia del Altísimo. El sacerdote al revestirse con su estola es el
nuevo Cirineo que ayuda a Nuestro Señor. Aquel fue obligado a aquella tarea,
pero aun así no pudo por menos que rendirse ante la mirada de humildad y
compasión del Cordero Divino camino del “matadero”.
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