Del Oficio de
Lecturas de hoy, sábado 25 de abril:
La Iglesia, habiendo recibido,
como hemos dicho, esta predicación y esta fe, aunque esparcida por todo el
mundo, la guarda con diligencia, como si todos sus hijos habitaran en una misma
casa; y toda ella cree estas mismas verdades, como
quien tiene una sola alma y un solo corazón, y, en consecuencia, las predica,
las enseña y las transmite, como quien tiene una sola boca. Porque, si bien en el mundo
hay diversidad de lenguajes, el contenido de la tradición es uno e idéntico
para todos.
Y
lo mismo creen y transmiten las Iglesias fundadas en Germania, así como las de
los iberos, las de los celtas, las del Oriente, las de Egipto, las de Libia y
las que se hallan en el centro del mundo; pues, del mismo modo que el sol, creatura de Dios, es uno e idéntico en
todo el mundo, así también la predicación de la verdad brilla en todas partes e
ilumina a todos los hombres que quieren llegar al conocimiento de la verdad.
Contra los herejes, San Ireneo de Lyon
Contra los herejes, San Ireneo de Lyon
Así
era la Iglesia en el siglo II. Una misma fe, una misma predicación independientemente de dónde estuviera. Así ha sido la Iglesia durante 20 siglos.
Ciertamente ha sufrido el embate de cismas y herejías, pero dentro de ella la
fe era la misma.
Hoy
esa Iglesia prácticamente se ha desvanecido. No digo que haya dejado de existir -los mártires dan testimonio de su
existencia-, pero no es visible en amplias zonas del mundo. Basta ver lo que
predican buena parte de los obispos alemanes y lo que predican los polacos. No
profesan la misma fe. Y dentro de la propia Iglesia en Alemania no es igual lo
que predica el cardenal Kasper que lo que predica el cardenal Woeki. No es lo
mismo lo que predica el cardenal holandés Eijk que lo que predican la mayoría
del resto obispos holandeses. Etcétera.
De hecho, quien tiene como ministerio confirmar a los
hermanos en la fe, no solo no confirma sino que causa confusión entre muchos
fieles. Amoris Laetitia, cambio en el Catecismo, ataque
constante al mandado de hacer prosélitos (discípulos) en todo el mundo, pacto
sincretista con un imán que se ofrece al resto de religiones, eco-idolatría,
ceremonia pagana de adoración a la Pacha Mama en el Vaticano, etc. Han
secuestrado la fe, la Iglesia.
Están consiguiendo que
entendamos por qué Cristo se preguntó si habría fe en la tierra
a su regreso (Luc 18,8). Ya se encargan ellos de que quede muy poca.
Mas sabemos que el propio Señor impedirá que se pierda uno solo de
los elegidos (Jn 6,39). Quien por
gracia permanece fiel a la fe recibida, es y será luz en medio de las tinieblas
que asolan a la propia Iglesia y al mundo. En los fieles, en quienes no doblan su rodilla al Baal de la
apostasía liberal y modernista, se cumplirá la promesa de
Cristo de que las Puertas del Hades no prevalecerán.
Cuéntanos,
Señor, entre tus elegidos.
Luis Fernando
Pérez Bustamante
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