El Arzobispo de Piura (Perú), Mons. José Antonio
Eguren, compartió el recuerdo que más lo impresionó del Papa San Juan Pablo II,
al cumplirse hoy 100 años de su nacimiento.
“De él tengo muchos hermosos recuerdos desde la
época en que era un joven sacerdote, pero hay uno que me impresionó de manera
especial y que quisiera hoy compartir con todos ustedes. Fue en la celebración de
Pentecostés en Roma el año 1998. La Providencia quiso que estuviera
sentado muy cerca de este gran y santo Pontífice durante la Santa Misa”, dijo el Prelado en la homilía de la
Misa que presidió el domingo 17 de mayo.
“Después de la comunión, pude observar y oír como
San Juan Pablo II, fijando fuertemente sus ojos en la muchedumbre reunida esa
mañana en la Plaza de San Pedro, y desde ahí prolongando su mirada al mundo
entero, repetía ésta oración de manera continua, en voz baja pero firme: ‘Ven
Espíritu Santo, ven, ven’”.
Mons. Eguren dijo que “era una oración llena
de piadosa unción y de súplica intensa a la vez, que traslucía su anhelo por un
cielo nuevo y una tierra nueva donde las Bienaventuranzas del Reino fueran una
realidad viva y operante en todo el mundo”.
En su homilía, el Arzobispo animó a preguntarse por algunas cuestiones
fundamentales, especialmente ante la pandemia del coronavirus: “¿Amo al Señor y traduzco este amor a Él en amor a mi
prójimo? ¿Cómo está mi vida de caridad para con los demás, especialmente con
los que en estas horas pasan más necesidad, como son los enfermos, los
encarcelados y los hambrientos? ¿He aprovechado este tiempo de ‘cuarentena’
para perdonar a quien me ha ofendido o para pedirle perdón a aquel a quien le
he hecho algún daño? ¿Cómo está mi amor y solicitud por mi esposo, esposa,
padres, abuelos, hijos, hermanos y amigos, conocidos y desconocidos?”.
El Arzobispo de Piura explicó que en toda esta tarea que le es propia a
cada fiel, el Espíritu Santo guía y muestra el camino, ya que su misión es “la de defendernos y ayudarnos a comprender la Palabra
del Señor para que conociéndola la amemos y vivamos”.
“¡Qué confortador es tener la certeza que en estos
tiempos de pandemia, el Espíritu de Jesús, el Espíritu Santo, alma de la
Iglesia, está con nosotros para defendernos y para obrar entre el Señor y
nosotros una amistad íntima, profunda y total”, resaltó.
Para concluir su homilía, el Prelado peruano propuso rezar la oración
que hizo San Juan Pablo II en Pentecostés de 1998:
“¡Ven Espíritu Santo, ven, ven!
Llena los corazones de tus fieles y enciende en
ellos el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu, que renueve la faz de la
Tierra.
De esta Tierra hoy marcada por el dolor, el
sufrimiento y la muerte.
Que tu Espíritu lo renueve todo; que dé consuelo a los afligidos, salud a los
enfermos, vida eterna a los fallecidos, y a todos la esperanza en un futuro de
vida.
¡Ven Espíritu Santo, ven, ven!”.
Redacción ACI
Prensa
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