Hay
más muertos que los que dan las cifras oficiales
El obispo de
Bérgamo, el epicentro del brote de coronavirus en Italia, dijo que las iglesias
están sirviendo como morgues improvisadas ya que hay tantos cadáveres «que ya
no se sabe dónde ponerlos». Mucha gente muere en su casa y no se registra en
los recuentos oficiales.
(ACI Prensa) En una entrevista con ACI Stampa –agencia
italiana del Grupo ACI–, Mons. Francesco Beschi dijo que el uso de iglesias «es un acto de ternura hacia las personas que mueren
solas y cuyos cuerpos probablemente se acumulen».
La presencia de los cuerpos en
la iglesia «es un don de respeto y preocupación», agregó.
El número confirmado de
muertes por COVID-19 en Italia al 3 de abril es de 13.974, según funcionarios
de salud italianos. De estos, más de 2.000 muertes ocurrieron en la provincia
de Bérgamo durante el mes de marzo.
El obispo dijo que las muertes
se están «multiplicando», y aunque muchas
personas fallecen en el hospital, también hay muchas que mueren en sus
casas y no están registradas en los recuentos oficiales de decesos por el virus.
«Todo esto va acompañado
de sentimientos muy profundos», señaló Mons. Beschi.
Además, dijo que uno de los
sacerdotes de su diócesis le confió que pasa por la dificultad de haber perdido
a su padre por el coronavirus mientras que su familia está separada y en
cuarentena.
«No hay
funeral, lo llevarán al cementerio y lo enterrarán sin nadie. Poder participar en este momento de piedad
humana y cristiana es ahora muy importante, porque hace falta», explicó.
«Además, cuando
se lleva al paciente fuera de casa con una ambulancia y se lo hospitaliza
entre los infectados o se lo coloca en cuidados intensivos, los miembros de la
familia ya no lo ven, ya no tienen noticias suyas, ni siquiera pueden hablar con él
por teléfono. La pena es inmensa»,
agregó.
Entre las muchas víctimas de COVID-19
en Bérgamo se encuentran varios sacerdotes, dijo el Obispo, afirmando que al
menos 25 sacerdotes de su diócesis han muerto por el virus desde el 6 de marzo.
Por otro lado, dijo que le
parece reconfortante que otros 60 sacerdotes con el coronavirus parecen estar
mejorando.
La Diócesis de Bérgamo tiene
más de 700 sacerdotes y Mons Beschi dijo que está «en contacto constante» con
ellos a través de mensajes de apoyo y afecto paterno.
«Hay una
fuerza interior aún más amplia y profunda que el mal: esta es la fe que es la savia
en las raíces de la gente de Bérgamo», dijo el Obispo, dirigiéndose a los católicos y las víctimas del
coronavirus.
La fe, dijo, «será la firmeza para reconstruir familias, para
reiniciar el trabajo, para forzar la palanca para levantar una economía
aplastada, sobre la cual tener la fuerza para sanar heridas».
Ofreciendo una palabra de
esperanza, Mons. Beschi dijo que «en estos días se
extienden sombras de muerte sobre nuestra vida común y nuestras familias y, al
mismo tiempo, no podemos evitar reconocer los signos de la primavera».
«La
resurrección es la flor que florece y anticipa la alegría de poder probar su
fruto algún día. Es la yema la
que florece. Morir como Cristo y con Cristo, en los eventos de nuestra vida, es
hacer que el poder del amor habite en nuestros muertos. No tenemos la fuerza
del amor de Cristo, pero él nos lo confiere», afirmó.
El obispo dijo que Italia ha
pasado por muchas crisis, y la gente siempre dice «debemos
aprender de los errores, no debemos repetirlos».
Agregó que no tiene una
respuesta para las muchas pérdidas que enfrentan las familias de su diócesis y
que enfrentarán después de esta pandemia.
Dijo que los dos elementos
decisivos son la solidaridad en el intercambio y el ejercicio de la
responsabilidad personal.
«Si logramos
crecer, al menos un fruto habrá salido de esta terrible historia», concluyó.
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