jueves, 5 de diciembre de 2019

NOVENA A SAN JUAN DE LA CRUZ


Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad (5 al 13 de diciembre)

Por: n/a | Fuente: Devocionario.com
Por la señal de la Santa Cruz...

ACTO DE CONTRICIÓN (TODOS LOS DÍAS)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.

Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS.
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria. Amén.

Meditar la reflexión del día correspondiente y terminar con la oración final para todos los días.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.

DÍA PRIMERO
Oración. Glorioso San Juan de la Cruz, que desde vuestra infancia fuisteis tierno amante de María Santísima y de la cruz de su Santísimo Hijo, mereciendo por este amor ser protector singular de las almas afligidas y desconsoladas: os suplico, Padre mío, interpongáis vuestros ruegos para con Madre e Hijo a fin de que me concedan viva fe, firme esperanza, ferviente caridad y tiernísimo amor a la cruz de mi Señor, en cuyo ejercicio viva y muera amparado siempre de su gracia, y también consiga, si me conviene, lo que pido en esta Novena. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración final.

DÍA SEGUNDO
Oración. Glorioso y excelso Padre mío San Juan de la Cruz, que, siendo aún de pocos años, crucificasteis vuestro cuerpo con muchos rigores y penitencias, para asemejaros en lo posible al que por nuestro amor padeció en la cruz: os suplico, Padre mío amantísimo, que intercedáis con nuestro Señor Jesucristo para que me infunda espíritu de penitencia, a fin de que sufra por su amor los trabajos y dolores que me enviare; y de esta manera, satisfaciendo las innumerables ofensas que le tengo hechas, y purificada mi alma con tan saludable ejercicio, merezca llegar a gozarle por siempre en vuestra compañía en la gloria, y también alcance lo que pido en esta Novena, si me conviene. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración final.

DÍA TERCERO
Oración. Amantísimo Padre mío San Juan de la Cruz, que por vuestra continua oración merecisteis renombre de doctor extático y luz especialísima para gobernar las almas y hacerlas adelantar en el camino de la virtud: os suplico humildemente que, como Padre y Director iluminado, alumbréis la mía con las luces de vuestra celestial doctrina, y la inclinéis al ejercicio santo de la oración, con el cual, desprendida de todo lo terreno, llegue a amar solo a Dios y a las cosas del cielo, y así pueda alcanzar de Su Divina Majestad perseverancia en el bien obrar, y también, si me conviene, la gracia que pido en esta Novena. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración final.

DÍA CUARTO
Oración. ¡Oh Padre mío amantísimo San Juan de la Cruz! Espejo de paciencia y fortaleza, que para gloria de Dios y bien de vuestra Reforma sufriste innumerables trabajos y penalidades, gloriándoos, como otro Pablo, en los oprobios y contradicciones: os suplico, Santo mío, me alcancéis de nuestro buen Dios que sufra yo con paciencia e igualdad de ánimo todo lo que me sucediere adverso, a fin de que, padeciendo mis penas y amando a los que me las causan, por la gloria de mi Señor se purifique mi alma de la escoria de sus culpas y adelante en las virtudes, con cuyo ejercicio merezca alcanzar el premio prometido a los que padecen con fortaleza por Dios y su gloria, y también consiga, si me conviene, la gracia que pido en esta Novena. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración final.

DÍA QUINTO
Oración. Glorioso Padre mío San Juan de la Cruz, que por el gran poder que os concedió el Señor sobre los demonios, y por los muchos que expelisteis de las almas y cuerpos, os llamaban el «Milagrero»: os suplico humildemente que ejercitéis conmigo esa misma insigne caridad y compasión, alcanzándome de Su Divina Majestad me conceda victoria cumplida de todas las asechanzas y sugestiones con que me tiente el infernal enemigo, no sólo durante la vida, sino también en la hora de mi muerte; para que, viviendo y muriendo con esta celestial gracia, logre el premio que Dios tiene preparado para los justos en su santísimo Reino, y también alcance el favor que suplico en esta Novena, si me conviene. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración final.

DÍA SEXTO
Oración. Glorioso Padre mío San Juan de la Cruz, que por vuestra pura y casta vida merecisteis que Dios y su Madre Santísima os concediesen la gracia de reprimir los movimientos y deseos impuros de los que os miraban, y por este medio y vuestro grande espíritu hicieseis en muchas almas singulares conversiones: os suplico, Padre mío, que os compadezcáis de mi flaqueza en esta materia, y me alcancéis de Dios, por medio de su Santísima Madre, la virtud de una castidad perfecta, para que, viviendo limpio de alma y cuerpo, pueda algún día gozar de la gloria eterna y consiga ahora lo que pido en esta Novena, si me conviene. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración final.

DÍA SÉPTIMO
Oración. Bendito y glorioso Padre mío San Juan de la Cruz, que por vuestra insigne humildad merecisteis ser llamado el «Mínimo Grande», y por vuestra excelsa sabiduría el «Doctor Místico y Querúbico», os suplico, Padre amoroso, me alcancéis de Dios que sea yo humilde de corazón, para que, conociendo mi bajeza y defectos, me aparte de las vanidades y honras mundanas y sufra resignado los desprecios que me hicieren; y así, caminando con la luz de vuestra doctrina por la senda de la nada, llegue a poseerlo todo en Dios, mediante su divina gracia, y también la que os suplico en esta Novena, si me conviene. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración final.

DÍA OCTAVO
Oración. ¡Oh glorioso Padre mío San Juan de la Cruz! Con razón os llaman padre de los pobres, remedio de enfermos y consolador de afligidos; pues ya cuando vivíais, y ahora por vuestras reliquias e imágenes, obráis en todos mil maravillas. Os suplico, Padre mío amoroso, que, condoliéndoos de mis males y dolencias, uséis conmigo de vuestras acostumbradas misericordias y me alcancéis de Dios el remedio y consuelo que necesito, para que, alabando a Su Divina Majestad por este y los demás beneficios que me ha hecho por vuestra intercesión, juntamente le dé gracias por el particular que pido, y espero me conceda en esta Novena, si me conviene. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración final.

DÍA NOVENO
Oración. Amable y excelso Padre mío San Juan de la Cruz, que, por imitar a nuestro Divino Redentor, renunciasteis hasta en la muerte los alivios y consuelos, aun celestiales, y abrazasteis gustoso los trabajos y desprecios, por grandes que fuesen, como se vio cuando el Señor os dijo: «Juan, ¿qué premio quieres por tus trabajos?». Y Vos, con generoso y soberano valor, le respondisteis: « Señor, padecer y ser menospreciado por Vos». Lo que fue tan del agrado de su Divina Majestad, que os concedió el morir despreciado de las criaturas, y penando en la cruz con cinco llagas, pero honrado y animado con la presencia del mismo Creador. Os suplico, Padre amantísimo, me alcancéis del Señor que os imite durante mi vida, y en la muerte me aprovechen los méritos de su Sagrada Pasión, y por ella me perdone todos mis pecados, y me conceda la perseverancia final en su gracia, mediante la cual pueda gozarle en vuestra compañía por toda la eternidad en la gloria, y también el favor que pido en esta Novena, si me conviene. Amén.

Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración final.

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