jueves, 7 de febrero de 2019

RUSIA: SEIS AÑOS DE CÁRCEL PARA UN TESTIGO DE JEHOVÁ POR “EXTREMISMO”


La justicia rusa condenó ayer, 6 de febrero, a un miembro danés de los testigos de Jehová a seis años de cárcel por “extremismo”, en un primer fallo de este tipo desde que la secta fue prohibida en 2017 en Rusia, según informa Swiss Info.
Dennis Christensen fue juzgado durante casi 10 meses en Oriol, una pequeña ciudad situada 400 km al sur de Moscú. Yaroslav Sivulskiy, un portavoz en Rusia de los testigos de Jehová, indicó que la organización tiene la intención de apelar“Lamentamos la condena de Dennis Christensen, un hombre inocente que no ha cometido ningún verdadero crimen”, añadió en un comunicado.
DETALLES DEL PROCESO
Los servicios de seguridad rusos (FSB) detuvieron a Dennis Christensen junto a otros testigos de Jehová en mayo de 2017 en Oriol durante una ceremonia religiosa, poco después de la prohibición de esta organización en Rusia. Los otros adeptos fueron puestos en libertad rápidamente pero Christensen, ahora de 46 años, siguió detenido.
Su proceso empezó en abril de 2018, y a finales de enero la fiscalía pidió seis años y medio de cárcel contra este danés, residente desde hace tiempo en Rusia, casado con una mujer rusa. “Espero que hoy sea el día en que Rusia defiende la libertad religiosa”, declaró Christensen a su llegada al tribunal, antes de conocer la sentencia, según un periodista de la AFP.
En su última declaración antes de las deliberaciones, Christensen aseguró que “no había cometido ningún crimen”. Añadió que “agradecía a todas las personas que participaron en el proceso”, citando a su mujer y sus amigos y también “el fiscal Fomin por haberme visitado en la cárcel (…) y la jueza Svetlana Naumova por su sonrisa y su buen humor”. “No pudo (ser condenado) simplemente” por sus creencias religiosas, “visiblemente había argumentos, visiblemente había motivos para acusarlo”, reaccionó el portavoz del Kremlin Dimitri Peskov, que no quiso hacer más comentarios.
DERECHOS HUMANOS Y POLÉMICA
Fundados en la década de 1870 en Estados Unidos por Charles T. Russel, los testigos de Jehová se reivindican cristianos y se consideran los únicos que pueden restituir el cristianismo original, aunque las confesiones cristianas no los reconocen como tales, por negar la divinidad de Jesucristo y otras cuestiones doctrinales fundamentales. Además, son acusados de derivas sectarias debido a sus rigurosos preceptos.
Los testigos de Jehová, que en aquel entonces decían ser 172.000 miembros en Rusia, fueron prohibidos en abril de 2017 por el Tribunal Supremo, y actualmente el Ministerio de Justicia los considera “extremistas”.
Las organizaciones de defensa de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional denunciaron una campaña de “persecución religiosa” contra este movimiento en Rusia. HRW acusó a las autoridades de haber procedido a “decenas de registros, redadas, interrogatorios y otros actos de acoso y persecución”.
Amnistía calificó la condena a Dennis Christensen de “encarnación de la injusticia del sistema judicial ruso”. Es “una pena severa para un hombre que no ha cometido ningún crimen según las convenciones internacionales”, declaró a la AFP Alexander Artemev, un responsable de la oenegé. Por otra parte, la organización rusa de defensa de los derechos humanos Memorial considera a 19 miembros de testigos de Jehová como “presos políticos” y estima que un total de 81 son “perseguidos por su fe”.
PRONUNCIAMIENTOS OFICIALES
“El tribunal emitió el veredicto de seis años de reclusión en un centro penitenciario de régimen ordinario”, precisó la portavoz de la fiscalía regional, Tatiana Tsukánova, tal como leemos en el medio oficialista ruso Sputnik News.
El ministro de Exteriores danés, Anders Samuelsen, expresó su profunda inquietud por el veredicto. “Profundamente preocupado por la sentencia contra Dennis Christensen. Una vez más, llamo a Rusia a que respete la libertad de religión. El MAE seguirá de cerca el caso, ayudando a Dennis Christensen si decide apelar”, apuntó Samuelsen en su cuenta de Twitter.
Una encuesta realizada en julio de 2017 por el Centro Nacional de Estudios de la Opinión Pública (VCIOM) de Rusia demostró que el 76 % de los entrevistados que decían conocer esta organización religiosa al menos por el nombre avalaban su ilegalización, frente al 5 % que la desaprobaban y el 16 % que manifestaban una actitud indiferente al respecto.
LA ACUSACIÓN DE “EXTREMISMO”
El Ministerio de Justicia ruso definió como “extremista” a la secta en abril de 2017 y ordenó la incautación de todas sus propiedades. Un año antes, ocho provincias rusas ya habían prohibido las actividades de los testigos de Jehová por considerar que “destruyen las familias e incitan al odio”. En julio de 2017, ante los recursos del grupo, el Tribunal Supremo ruso confirmó el veto impuesto por el Gobierno central, según leemos en El País.
La organización religiosa, tal como defendió entonces la representante del Ministerio de Justicia, Svetlana Borisova, presenta “signos de actividad extremista que representan una amenaza para los derechos de los ciudadanos, el orden social y la seguridad de la sociedad”. El veredicto fue la ilegalización y disolución de más de 400 grupos de testigos y alarmó a organizaciones internacionales de derechos civiles, que alertaron de que suponía un paso más en la persecución religiosa a esta comunidad y un precedente muy peligroso para otras confesiones minoritarias.
El danés Christensen lleva ya un año y medio preso, que se descontará de la pena impuesta. Su abogado, Anton Bogdanov, ha declarado que recurrirán el fallo judicial y ha afirmado que su cliente es víctima de la persecución rusa contra la libertad religiosa. “Estoy profundamente consternado de que esto esté pasando en Rusia, muy triste. Lo mismo que me ha pasado a mí puede ocurrirle a cualquier otro, ha dicho Christensen tras el veredicto, según recoge la prensa local.
DIFICULTADES ANTERIORES
La comunidad de testigos de Jehová sufrió una persecución implacable por parte del KGB durante la época soviética. En aquellos años, la organización era extremadamente sospechosa para las autoridades y los servicios secretos: no sólo por su carácter religioso, sino también porque su sede jurídica central se encontraba —y se encuentra— en Nueva York, en un centro llamado Watch Tower (Torre de Vigilancia o “Atalaya”).
Tras el colapso del comunismo y años de relativa paz, en los que su número de adeptos creció, volvió a estar en la diana de las autoridades en 2002, cuando el Gobierno aprobó una ley contra el extremismo que considera ilegal que cualquier grupo, excepto la Iglesia ortodoxa —mayoritaria en Rusia— y otras instituciones religiosas tradicionales, se proclame como el verdadero camino hacia la salvación política o religiosa. Y la hostilidad contra ellos se incrementó en 2012, cuando Vladímir Putin comenzó su tercer mandato y colocó a la Iglesia ortodoxa —que los considera una “secta herética”— como uno de los símbolos identitarios de su ‘gran Rusia’.
Los testigos de Jehová sostienen que las acusaciones contra ellos son falsas y calumniosas y han recurrido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo. Ya en 2010, el TEDH les dio la razón cuando un tribunal moscovita ordenó la disolución de una de las organizaciones de la capital. Pese a esto, las ilegalizaciones siguieron adelante.
UNA SECTA CONTROVERTIDA
Rusia no es el único país en el que la organización de los testigos de Jehová es ilegal. También está prohibida en Singapur, China, Corea del Norte, Irán o Arabia Saudí. Tampoco es la única organización religiosa prohibida en Rusia; la Iglesia de la Cienciología es ilegal desde 2015.
Además, esta comunidad religiosa se ha visto envuelta en otras polémicas por algunas de sus prescripciones que prohíben, por ejemplo, las transfusiones de sangre, lo que en algunas ocasiones ha causado la muerte de menores por la negativa de sus padres a recibir sangre ajena (véase un caso reciente en México en el que intervino la Justicia, y otro en Argentina).
También se ha denunciado (incluido en España) la existencia de una justicia interna que juzga a los que cometen delitos como abusos de menores, ocultándolos a la justicia ordinaria.
Secretaría RIES

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