sábado, 1 de septiembre de 2018

¿QUÉ DEBERÍAN PENSAR LOS CRISTIANOS SOBRE LA “MANO DE FÁTIMA”?


Nuestro mundo circundante se ha llenado de amuletos y talismanes. La inseguridad del hombre posmoderno le lleva a buscar protección en un mundo sobrenatural, que él cree que existe. Piensa en un poderoso mundo que no se ve y al que puede acceder por medio de ciertos ritos. Esto le lleva a desdibujar la imagen de un Dios todopoderoso que se ocupa de proteger a cada persona. Y lo reemplaza con un Dios que creó el universo y sus leyes, y luego dejó al hombre en control de todo, cómo sostienen la Masonería y los de la New Age.
El conocimiento de las leyes de funcionamiento del universo, que están ocultas, es según ellos, lo que permite cargar sobrenaturalmente los amuletos y talismanes.
Sin embargo los cristianos, aun usando medallas y otros objetos devocionales, no piensan que haya un poder intrínseco en ellos. No piensan que se puedan cargar de protección y abundancia. Sino que son intermediarios de nuestra actitud hacia Dios y nos recuerdan la protección permanente de Él, si seguimos sus mandamientos. Esta diferencia de comprensión de lo que es un objeto religioso la veremos ejemplificada en el objeto llamado la “mano de Fátima”, qué se está haciendo cada vez más popular en occidente, imitando lo que sucede en medio oriente.

QUE ES LA MANO DE FATIMA
La Mano de Fátima también es conocida como la Hamsa (árabe), Hamesh (hebreo), Humsa (hindú), Mano Ponderosa (italiano) o Mano amiga (hoodoo). Es un amuleto muy popular en el norte de África y el Oriente Medio, y se usa básicamente en artículos de joyería, objetos de decoración y tapices. Es una mano derecha abierta como se muestra en las imágenes. Y básicamente se le atribuye un efecto de protección a quien la usa y defensa contra el mal. Es predominantemente usada entre los judíos, musulmanes y cristianos. Es un objeto que proviene de la magia apotropaica, o sea destinada a alejar el daño o las malas influencias, desviar la desgracia y evitar el mal de ojo. Se cree que su origen estuvo en los fenicios, que la usaron como la mano de Tanit para protegerse contra el mal. Tanit era una diosa poderosa del cielo, que tiene sus correlatos en Astarté en la cultura semítica, Anat en la cultura mesopotámica, e Inana en la cultura sumeria. En todos estos casos eran diosas asociadas con el amor, la fertilidad y la guerra.
Los musulmanes la llaman la “mano de Fátima” en alusión a la hija favorita de Mahoma, Fatimah Zahra.
Los judíos la llaman la mano de Myriam, que era la hermana de Moisés y Aarón.
Y en algunos casos los cristianos la llaman la mano de María.
Pero en todos estos casos representa la femineidad y la mano de una mujer Santa. También representa el concepto del número 5, que simboliza los 5 libros de la Torá para los judíos y los 5 pilares del Islam para los musulmanes. Posteriormente a ese diseño original se le agregó un ojo en la palma de la mano, que se le llama ojo de Dios u ojo Turco. Que algunos dicen proviene de la representación hindú de la protección maternal, que ellos representan con ojos en la frente, las manos y los pies. Esto también tiene su correlato en la madre tierra egipcia Hathor, a la que también los griegos la transformaron en Afrodita y los romanos en Venus. Esta representación de la mano más el ojo es que trae felicidad, buena suerte y salud para el que la usa, además de protección contra el mal y otros peligros. El agregado del ojo intensifica su simbología como protección contra el mal de ojo, o sea las miradas mal intencionadas que pueden causar enfermedades y enemistades. Hay que recordar que la mano en sí misma ya tenía desde la antigüedad significado múltiple. Uno de ellos era cegar al agresor cuando se levantaba la mano derecha y se mostraba la palma con los dedos separados.

DESCRIPCIÓN Y FORMAS DE USO
Cómo se puede ver en las imágenes, la mano de Fátima  es una mano derecha con 5 dedos, tiene el dedo medio más largo y los dedos índice y anular más cortos y de similar tamaño entre ellos.
A los costados hay dos pulgares del mismo tamaño entre sí. Se considera que las representaciones con los dedos separados es para protegerse del mal y con los dedos juntos para traer buena suerte. Si la mano está apuntando con los dedos para arriba, que es la posición original para judíos, musulmanes y cristianos, significa fuerza, poder, bendición y protección. Si los dedos están apuntando para abajo significa buena suerte. El agregado del ojo de Dios se dice que atrae la suerte y que la mano ama a quien la lleva. Antiguamente la mano se colgaba en las casas para simbolizar protección de sus habitantes. Pero actualmente se utiliza básicamente como pieza de joyería para usar individualmente. Y el arte la ha ido sofisticando, haciendo algunas versiones más masculinas, otras más femeninas, y en algunos casos estilizando la forma de los dedos y sus posiciones. En algunas manos se ve un ojo muy grande y en otros es reemplazado por un círculo o una estrella.

EL SIGNIFICADO DE LA MANO DE FÁTIMA
En Medio Oriente la Hamsa se utiliza como un signo de protección contra el mal y los malos deseos de otras personas, así como un signo de buena suerte y abundancia.
De esta forma se interpreta que el propietario de la Hamsa disfrutará de buena salud y felicidad. Es tan legitimado su uso en la cultura árabe que la Hamsa aparece en el emblema Nacional de Argelia.

EN EL ISLAM
El Islam prohíbe el uso de amuletos y medallas, sin embargo usan la Hamsa para representar los 5 pilares de su religión: peregrinar una vez en la vida a La Meca, rezar 5 veces al día, el autocontrol durante Ramadán, aceptar a Mahoma como el profeta de Dios y dar a los necesitados. El nombre de mano de Fátima hace alusión a la hija predilecta de Mahoma, quien nació en La Meca en el año 604. Estaba casada con Alí, que era primo de Mahoma y un día trajo a una concubina a la casa donde vivía con Fátima. Esto le produjo tanto dolor a Fátima, que en ese momento estaba cocinando, que metió su mano en la olla de agua hirviendo y revolvió la comida con ella. Cuándo Alí se dio cuenta le sacó la mano de la olla pero ya su mano estaba muy deteriorada. Entonces Alí comprendió que le había causado mucho dolor a su esposa y desde ese momento se dedicó sólo a ella.
Esto convirtió a la mano de Fátima en un símbolo de protección contra la infidelidad para las mujeres musulmanas.

EN EL JUDAÍSMO
Entre los judíos la Hamsa ha tenido diversos significados. Uno de ellos como ya vimos es representar los 5 primeros libros del antiguo testamento que los judíos llaman la Torá y los cristianos llaman el Pentateuco. Además recuerda a los judíos que deben enfocar los 5 sentidos cuando rezan. También hace memoria a algunos pasajes donde la Biblia declara que Dios sacó a los judíos de Egipto con su “mano fuerte”, como en el Deuteronomio 5: 15. En la diáspora europea se utilizó para denotar que una persona pertenecía a la casta sacerdotal. Actualmente se usa en los contratos de matrimonio, osea Ketubah, como símbolo que acompaña la Torá y en la Hagadá de la Pascua.
Pero particularmente se ha integrado en la vida cotidiana de Israel, llegando a ser un símbolo de su secularidad.
Un talismán qué tiene el significado de ahuyentar el peligro, así como tocar madera en el símil occidental.

SIGNIFICADO CATÓLICO
Para los católicos la mano de Fátima representa el monoteísmo de las religiones abrahámicas.
También es un símbolo de femineidad, poder y fortaleza, asociado con la Virgen María. Y en ciertos momentos tuvo ribetes cercanos al uso como amuleto para protección y buena suerte, al punto que Carlos V decretó la prohibición de su uso en 1526, lo que muestra que su uso estaba extendido en España aún luego de la reconquista.

EL USO DE OBJETOS BENDECIDOS PARA LOS CATÓLICOS
Los católicos usamos objetos bendecidos para proteger nuestros hogares y a nosotros mismos del maligno. Pero no creemos que esos objetos tengan poder por sí mismos, sino que representan la bendición de Dios sobre quien lo usa.
El criterio pagano es pensar que un amuleto posee su propia fuente de poder, mientras que los cristianos consideramos que una reliquia o un objeto bendecido nos acerca al poder de intercesión del santo que está representado en él o de Dios mismo.
La creencia de la gente de la New Age es que un amuleto tiene un poder espiritual cargado en él mismo, y qué ese poder puede usarse para protegerse contra el mal y lograr prosperidad. Piensan que el poder sobrenatural se puede cargar en el objeto colocándolo sobre una especie de altar, y visualizando un rayo de luz que venga del cielo y pase a través de las manos del propietario hacia el objeto. Por ejemplo si se carga un talismán de San Antonio, el mismo talismán ayudará a las personas a encontrar los artículos perdidos cuando se lo invoque. O hacer desaparecer a los enemigos cuando se invoque a un talismán cargado de la energía de San Expedito. De la misma forma que un talismán del Divino Niño de Praga nos ayudará en tiempos de crisis, o uno de Nuestra Señora de Fátima nos ayudará en temas políticos, o el de San Cristóbal nos evitará accidentes, o el de San José nos permitirá vender un bien inmueble rápidamente. Absolutamente contrario a lo que sostiene la Iglesia Católica. Ya en el Concilio de Laodicea, en el siglo IV, se prohibió al clero hacer hechicerías, prestidigitaciones y usar amuletos, al punto que quienes los hicieran debían ser excomulgados. Y sentó las bases para que objetos piadosos cristianos, como representaciones del buen pastor, el cordero, imágenes de santos, medallas, reliquias tuvieran una veneración relativa. El Concilio de Trento, que impulsó la contrarreforma, se esforzó por formular la enseñanza católica respecto a estas imágenes. El criterio es que ninguno de estos objetos tiene un poder residente o una divinidad en ellos por sí mismo, como protectores contra un daño o facilitadores de abundancia. A estos objetos e imágenes se les debe honor y se le debe venerar por los prototipos que representan y no porque haya en ellos divinidad. Esto último es fruto de un pensamiento supersticioso. El numeral 2683 del Catecismo de la Iglesia Católica dice que los católicos deben pedir la intercesión de los santos, pero no de los amuletos y talismanes, porque en ellos no reside el santo. Además, pedir la intercesión de un santo es solicitarle que ore en nuestro nombre a Dios. Con este criterio el papa San Pío V comenzó la costumbre de bendecir medallas y otorgarles indulgencias; ya en 1566 bendecía medallas de Jesús y María y concedía indulgencias a los fieles que las usaban. Incluso el Enchiridion de indulgencias actual dice: “los fieles, que usan devotamente un artículo de devoción (crucifijo o cruz, rosario, escapulario o medalla) debidamente bendecidos por cualquier sacerdote, obtienen una indulgencia parcial”. Pero esto no significa que el uso de esa medalla indulgenciada proteja a su propietario sobrenaturalmente. Sino que la protección viene directamente de Nuestro Señor, y puede ser intermediada por diversos santos en el cielo.
A estos objetos la Iglesia Católica le llama sacramentales.
Los que preparan a la persona para disponerse a cooperar y recibir la gracia, y a su vez nos abre para seguir el ejemplo de la persona que está representada en la imagen. De modo que llevar puesta una medalla o una cruz, o tener en su casa cuadros y esculturas religiosas, o mismo las imágenes religiosas que están en las iglesias, es una práctica para mantenernos conscientes de la protección y el amor que tenemos a través de esas personas representadas en las imágenes. Lo que a su vez nos predispone cumplir el ejemplo que nos han dado y nuestros deberes religiosos, poniendo nuestra fe en acción.
Es el mismo concepto que subyace en el uso de un anillo de bodas por parte de un matrimonio.
Es un recordatorio físico de los votos de fidelidad y de amor entre ambos cónyuges. Y que ese amor y esa fidelidad esta intermediada por la gracia de Dios y la comunión de los santos.

Fuentes:

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