viernes, 28 de septiembre de 2018

CÓMO JESÚS FUE CAMBIANDO DE MESÍAS A MAESTRO MORAL [EN LA IMAGEN DE LOS CRISTIANOS]


El énfasis puesto en la investigación del Jesús histórico es la llave para pasar del Jesús mesías al Jesús maestro moral. Y de allí al planteo de la veracidad de la existencia de Jesús. Y a la utilización de categorías políticas para explicar el cristianismo. E incluso a emparentarlo con religiones misticistas.
La apostasía y la interpretación ortodoxa del mensaje bíblico están mezcladas en el cristianismo hoy, entre los laicos y en los púlpitos.
Pero algunas cosas quedarán más claras si entramos a exponer lo que es el ateísmo cristiano (o cristianismo ateo).  A primera vista, el término “ateísmo cristiano” parece una tontería. ¿Cómo es que simultáneamente puede existir tal creencia cristiana y atea al mismo tiempo? Pero es una corriente establecida.
El ateísmo cristiano – y su primo cercano, la teología moderna liberal – es una ideología que rechaza a Dios, pero sigue las enseñanzas de Jesús.
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Su idea es que las historias de Jesús están relacionadas con la vida moderna, pero no deben ser tomadas literalmente, porque Dios es solamente un símbolo.
Su principal línea de acción es investigar y hablar del Jesús histórico, despojándolo de todos los indicios de que se trata de Dios.

UN FENÓMENO RECIENTE
El ateísmo cristiano es un fenómeno relativamente reciente, visto sobre todo en el trabajo de teólogos como Paul van Buren y Thomas J.J. Altizer. Es la lógica del callejón sin salida de un poco más de un siglo de modernismo y de teología liberal. Que ha despojado al mensaje del cristianismo de cualquier significado fuera de sentimientos personales.
Esencialmente, dice que el Dios del cristianismo nunca fue, o en realidad está “muerto”.
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La edad moderna es incompatible con la tradicional creencia cristiana ortodoxa.
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Y aseguran que Jesucristo era poco más que un maestro moral ejemplar.

SUS CONCEPTOS BÁSICOS
Hay unos conceptos básicos comunes a quienes le siguen. Thomas Ogletree, profesor de Teología Constructiva del Chicago Theological Seminary, lista cuatro:
-Inexistencia de la idea de Dios en nuestro tiempo. 
-Formar parte de la cultura contemporánea es una característica necesaria de cualquier trabajo teológico responsable.
-Existe, en varios grados y formas, una alienación de la iglesia con la sociedad tal como está ahora constituida.
-El reconocimiento de la centralidad de la persona de Jesús en la reflexión teológica.
Este tipo de pensamiento puede encontrarse, al menos en forma de semilla, en la Biblia de Jefferson. Por ejemplo, Thomas Jefferson mutiló los evangelios al omitir y cortar todos los eventos sobrenaturales, milagros, etc. La idea de Jesús como simplemente un maestro moral puede ser encontrada también, por ejemplo, en los escritos espirituales de León Tolstoi. Y algunas de las semillas del ateísmo cristiano pueden encontrarse latente en los escritos de Paul Tillich, un prominente teólogo protestante del siglo XX. Como el ateísmo, el ateísmo cristiano afirma que Dios no existe. Pero más que eso, afirma que Dios está en realidad muerto y es totalmente irrelevante en la era moderna en la que vivimos ahora. Según a Paul van Buren, un teólogo de la “Muerte de Dios”, la palabra Dios en sí misma es “engañosa o sin sentido”. El autor sostiene que es imposible pensar en Dios.

Van Buren, dice que:
“No podemos identificar nada a favor o en contra que pueda verificar las afirmaciones concernientes a Dios”.
La mayoría de los cristianos ateístas creen que Dios nunca existió, pero hay algunos que creen que Dios ha muerto literalmente. Thomas J. J. Altizer es un reconocido cristiano ateísta debido a su enfoque literal sobre la muerte de Dios. A menudo habla de la muerte de Dios como un evento de nuestra redención.

En su libro “El Evangelio del Ateísmo Cristiano”habla de que:
“Actualmente todo hombre que esté abierto a la experiencia sabe que Dios está ausente.
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Pero sólo el Cristiano sabe que Dios está muerto, que la muerte de Dios es un final y un evento irrevocable.
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Y que la muerte de Dios ha actualizado en nuestra historia una humanidad nueva y liberada”.
Esto está emparentado con la teología modernista.

PARALELISMO ENTRE EL ATEÍSMO CRISTIANO Y LA TEOLOGÍA LIBERAL MODERNA
Lo que es alarmante es que los paralelos entre el ateísmo cristiano y la teología liberal modernista; son increíblemente similares. Jesús es “el Cristo” sólo en el sentido de ser ejemplar, un gran maestro moral. Pero aún al final, simplemente un hombre que alcanzó las alturas de lo que estamos llamados a vivir en nuestras vidas. Él es un maestro y poco más. Ahora compara esto a cómo a menudo escuchamos hablar acerca de Jesús hoy, dentro y fuera de la iglesia. A menudo, su divinidad es restada al punto en donde uno olvida que Jesús es Dios. El ateísmo cristiano simplemente toma las corrientes de pensamiento de la teología liberal y las arrastra a sus conclusiones lógicas.
Cristo era sólo un hombre ejemplar que fue mitificado por los primeros cristianos como un “gran, ser celestial pre-existente quien se convirtió en hombre” (Rudolf Bultmann).
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Si él alguna vez existió, entonces el mensaje de la Cruz es nulo como lo hemos entendido en el sentido ortodoxo.
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Dios entonces se dice que no existe, o incluso más, extrañamente, que en realidad ha muerto.
Por lo tanto, el mensaje del cristianismo, de Cristo, debe ser mirado en una forma radicalmente nueva. Aquí es donde los cristianos ateos, al parecer toman las palabras famosas de Nietzsche sobre la muerte de Dios literalmente. Para su crédito, sin embargo, el ateísmo cristiano es una posición mucho más honesta que la de algunos de los pensamientos seudo-cristianos, que cultivan un poco más que un vacío e indescriptible panteísmo vinculado con sentimientos. Tan paradójico como el término “ateísmo cristiano” puede ser, al menos tiene la honestidad de tomar una posición firme fuera de los límites de la ortodoxia cristiana. Pero gran parte de la teología modernista aparentemente no puede decidir dónde está parada en absoluto y aun así se disfraza de ser ortodoxa detrás de una pared de oscuridades académicas. Uno sólo necesita ser testigo de las palabras de estos teólogos modernistas como Edward Schillebeeckx, quien declara que: En el hombre Jesús la revelación de lo divino y la revelación de la verdad, buena y feliz para los hombres y mujeres… coinciden completamente en una misma persona”. Si uno sólo se alimenta con las fuerzas centrales impulsoras detrás de pensamiento modernista, sinceramente no se ve cómo alguien podría llegar a una posición mucho mejor.

LA IMPORTANCIA DE LA TRADICIÓN CRISTIANA
Por esta razón la enseñanza y la creencia de la ortodoxia cristiana es tan importante. Los padres no estaban preocupados en “encontrar” al “Jesús histórico”: los apóstoles lo conocían, los primeros padres lo conocían por los apóstoles, y así sucesivamente a partir de ahí. Por eso la importancia de la tradición, algo a menudo totalmente ignorado por el cristianismo moderno, como si nunca hubiese existido.
Si somos indiferentes de la viva tradición de la iglesia;
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si el único criterio utilizado para investigar la fe del cristianismo es el deliberado escepticismo, criticismo y un deseo constante de hacer parecer a la fe como antigua y fuera de tiempo respecto a nuestra época particular;
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si todo lo que la teología liberal popular – inexplicablemente bien conocida de hoy – puede decirnos es que Jesús era simplemente un hombre exaltado, que era muy agradable y nos enseñó a ser agradables a los demás;
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entonces no es de extrañar que tal cosa como el ateísmo cristiano exista.
Y es así que nacen diversas interpretaciones políticas de Jesús.

LA AFIRMACIÓN DE QUE JESÚS ERA UN ZELOTE REVOLUCIONARIO
Con un reciente libro de un musulmán, historiador y estudioso de la religión, sobre Jesús – “Zelote: la vida y los tiempos de Jesús de Nazaret” -, parece que está en marcha la tercera ofensiva para hacer predominar el Jesús histórico sobre el Jesús de la religión y Dios. Los medios de comunicación del sistema han aplaudido y promocionado el libro e incluso se piensa realizar una serie por cable sobre el mismo. En el fondo, lo que propone este escritor musulmán (Reza Aslan nacido en Irán pero ha crecido en los Estados Unidos donde se graduó) no es más que lo que resaltan una buena cantidad de cristianos, sacerdotes católicos y laicos. Quienes impulsan al Jesús de la historia, de una buena moral, por sobre el Jesús Dios que vino a redimir a la humanidad. Claro que en general no lo tratan como este musulmán que se refiere a él como un analfabeto.
Su tesis es que Jesús no era un pacifista.
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Era más como un revolucionario que quería expulsar a los romanos de Judea, crear un reino de Dios sobre la tierra y sentarse en su trono. 
El argumento es muy antiguo. Estuvo en alza la última vez en 1960, impulsado por el movimiento de la teología de la liberación, que mezclaba elementos del cristianismo y el marxismo. En resumen, Jesús sería más como el Che Guevara que como la Madre Teresa de Calcuta. Aslan ha elegido la palabra “zelote” para describirlo. Es una palabra derivada del arameo y dio nombre a un movimiento que existía en tiempos de Jesús. Fue un movimiento político judío que defendía el uso de la fuerza para que el pueblo de Judea expulsara a los romanos de su territorio.

ANALFABETO QUE ATRAJO A MARGINALES
Según el libro, Jesús compartió algunas de las ideas igualitarias de los zelotes, y una vez que se instaló en un pueblo de pescadores de Cafarnaúm, comenzó a buscar a sus discípulos. Entre los que estaban en los márgenes de la sociedad, cuya vida había sido interrumpida por los cambios sociales y las condiciones económicas que se produjeron en toda Galilea”.

El autor musulmán, no reconoce la divinidad de Jesús, sino que lo define como:
“un campesino analfabeto que entra en Jerusalén como el Mesías esperado – el verdadero rey de los Judíos – que vino a liberarlos de la esclavitud.”
Usando tramos aislados de las narraciones de los Evangelios, cose una trama que mezcla religión y política.

LOS APÓSTOLES DIVINIZARON A JESÚS
Más tarde, según este autor musulmán, los relatos de los primeros apóstoles hicieron:
el “largo proceso de convertir a Jesús, de un revolucionario nacionalista a un líder espiritual judío desinteresado en los asuntos terrenales.” 
Así ha surgido el cristianismo. Esto nos retrotrae al alemán Herman Samuel Reimarus (1694-1768) que inició el movimiento que se ha dedicado a explicar el “Jesús histórico”, el Judío que se convirtió en el Hijo de Dios, venerado por los cristianos. Hasta el siglo XX, la búsqueda del Jesús histórico reveló poco. Los teólogos alemanes Martin Dibelius y Rudolf Bultmann reanudaron esta búsqueda. Establecieron criterios objetivos para determinar qué era y qué no eran relatos bíblicos históricos. 
La idea era acabar con los “mitos”.
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Se ignoran los milagros y se atienen sólo a lo que puede ser descrito por las ciencias naturales.
A principios de nuestro siglo, se ha creado lo que se llama “La Tercera Ola”, un resurgimiento que incluye libros, películas y programas de televisión. Son utilizados métodos históricos y racionales, incluyendo el análisis crítico de los Evangelios, la investigación arqueológica y el estudio del contexto histórico y cultural en que vivió Jesús. La idea es tratar de deshacer todo (o casi todo) de lo que se conoce acerca de Jesús de hace dos mil años.

ALGUNOS SE APOYAN EN SAN PABLO
Y una de las pruebas que suelen esgrimir son los escritos de San Pablo, el autor más prolífico del Nuevo Testamento y para muchos el verdadero creador del cristianismo, que no abunda en detalles sobre el Jesús histórico.
Algunos afirman que el cristianismo comenzó como una religión astroteológica.
Según esta teoría, los primeros cristianos adoraban a Jesús de una manera similar a la que los egipcios y otras culturas antiguas adoraban al sol y a las estrellas.
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Sabiendo muy bien que él nunca fue un ser humano de carne y hueso.
Más tarde, lo colocaron en el tiempo, interactuando con personajes históricos, para aumentar la credibilidad de su movimiento y para diferenciarse de la competencia de las religiones paganas. Para apoyar esta afirmación, algunos misticistas apuntan al apóstol Pablo, quien dice que no sabía nada de un Jesús histórico. El estudioso escéptico del Nuevo Testamento Robert Price sostiene que las epístolas de Pablo, escritas antes de los evangelios canónicos, no proporcionan evidencia de un Jesús histórico. 

El ex sacerdote anglicano que se volvió misticista, Tom Harpur, escribe: Lo que es absolutamente sorprendente de [los escritos de Pablo] es su silencio virtual en todo el tema de un Jesús de Nazaret histórico. No hay duda de que este es el dato en última instancia, que cuestiona a los proponentes de la historicidad.

Las cartas de Pablo son los documentos cristianos más antiguos que sobreviven. 1 Tesalonicenses (la primera carta que tenemos de él) fue escrita alrededor del año 49, unos veinte años después de la muerte de Jesús. Su autoría de las principales epístolas no se discute por la mayoría de los estudiosos de renombre.

PERO PABLO PENSABA QUE JESÚS HABÍA EXISTIDO
Contrariamente a la afirmación de Harpur los defensores de la historicidad tienen muy poca evidencia para fundamentar sus reclamaciones.
Pablo hace referencia a los mismos puntos principales acerca de la vida de Jesús que hacen los evangelios y los escritos de los Padres de la Iglesia
Él nació de una mujer,  fue crucificado, y resucitó de entre los muertos. Aunque Pablo no fue testigo ocular del ministerio de Jesús, él describe una reunión con los apóstoles Pedro y Santiago. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas (Pedro) y permanecí con él quince días. Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Santiago el hermano del Señor (Gálatas 1:18-19). Podemos afirmar razonablemente que a Pablo se le dio el conocimiento de la vida, el ministerio y la muerte de Jesús por dos testigos oculares importantes. Ciertamente, si el Jesús de los primeros cristianos era una deidad solar y eran conscientes de esto, entonces en Pablo debería haberlo creído sido así.
En cambio, lo encontramos escribiendo acerca de Jesús, como si efectivamente hubiera existido como un ser humano real.
En Gálatas 4:4, Pablo escribe: “Pero cuando el tiempo había llegado, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley…” Este pasaje indica que Pablo entendió claramente a Jesús como un ser humano real que nace de una mujer judía. Su intención era hacer hincapié en el hecho de que Jesús compartió nuestra condición humana, y la referencia a “la ley” lo vincula al judaísmo. Esto por sí solo es suficiente para establecer la historicidad de Cristo, pero la evidencia no se detiene allí. Pablo nos dice que Cristo fue llevado ante Poncio Pilato (1 Tim. 6:13). Si Pilato era también un personaje mitológico, es sorprendente que se le menciona por escritores no cristianos como Josefo y el historiador romano Tácito. Por supuesto, nadie cree que él fuera un personaje mitológico. Esta mención pone a Jesús en un contexto histórico. Pablo también hace referencia a la crucifixión lo largo de sus epístolas, y en 1 Corintios escribe: “Ninguno de los príncipes de este siglo conoció [la sabiduría de Dios], porque si lo hubieran hecho, no habrían crucificado al Señor de la gloria (2: 8). Esta es una referencia a las autoridades judías y romanas que han colaborado para ejecutar a Jesús. Además, Pablo nos dice que Jesús de hecho resucitó de entre los muertos (Rom 1:4, 6:5; Fil 3:10; 1 Tesalonicenses 4:14-16).

SIMPLEMENTE PABLO NO VIO LA NECESIDAD DE ARGUMENTAR SOBRE LA HISTORICIDAD DE JESÚS
Algunos misticistas responderán apuntando a otros supuestos dioses paganos muertos y resucitados. Ellos afirman que Jesús, al igual que estos otros dioses, nunca existió en el reino material, y por lo tanto una historia de muerte y resurrección no es una prueba de la historicidad. Pero el consenso de los eruditos recientes en esta área se opone a la categorización (ver Mettinger, El enigma de la Resurrección: muerte y resurrección de Dios en el Antiguo Cercano Oriente). La razón de esto es que los otros dioses casi nunca regresan en un sentido permanente, y rara vez como la misma deidad. Jesús hace las dos cosas, y en un contexto histórico real de acuerdo con Pablo. Es cierto que Pablo no nos da muchos detalles específicos acerca de la vida de Jesús, pero eso no quiere decir que no tenía conocimiento de ellos, o que pensaba que Jesús era una especie de fantasma del espacio. Sus cartas fueron escritas a iglesias específicas como alabanza por la conducta correcta y la adhesión a la sana doctrina, o como corrección a los que se habían desviado de la fe. Puesto que él estaba escribiendo a personas que ya eran cristianas, probablemente asumió que eran conscientes de los detalles acerca de Jesús y no veía ninguna razón para argumentarlo. Este es también el caso de documentos de la Iglesia moderna. Por ejemplo, cuando el Papa escribe una encíclica a la Iglesia, no es probable que se sienta en la necesidad de explicar la vida de Jesús en todos los detalles a un público que ya está familiarizado con la historia. Se puede hacer referencia a detalles específicos para tratar un punto (como Pablo lo hizo), pero las encíclicas no van a contener un recuento completo de la narración evangélica. Y sería absurdo esperar que lo hagan. Pablo  refiere detalles suficientes para que podamos decir con certeza que él creía que Jesús era un verdadero ser humano de carne y hueso, nacido de una virgen, y crucificado en tiempos de Poncio Pilato. En definitiva, el énfasis del estudio del Jesús histórico abrió la brecha para el cuestionamiento absurdo de su historicidad y divinidad, para enmascarar la apostasía, o sea la pérdida de fe.

Fuentes:

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