viernes, 14 de septiembre de 2018

LOS PRODIGIOS EN LA NATURALEZA EN LA 5ª APARICIÓN DE FÁTIMA


En las apariciones de Fátima se produjeron muchos milagros en la naturaleza. Pero lamentablemente la información se ha reducido al milagro de la danza del sol. Que sucedió en la última aparición el 13 de octubre de 1917.
Pero también en las otras apariciones se sucedieron prodigios en la naturaleza, aunque no tan contundentes y exuberantes.
En este artículo hablaremos de lo que sucedió en la quinta aparición de Nuestra Señora en Fátima, el 13 de septiembre de 1917.

LA QUINTA APARICION DE FATIMA CON MUCHOS PRODIGIOS
El 13 de septiembre de 1917 fue la quinta aparición de Nuestra Señora de Fátima a los tres pastorcitos en medio de una multitud de peregrinos. Sucedieron varios hechos atmosféricos qué se han divulgado poco. En parte porque se opacan ante el gran evento de la Danza del Sol del 13 de octubre de 1917. Y en parte porque han habido algunos relatos modernistas y ateos en los medios, que han podado estos eventos de los signos sobrenaturales. Se estima que el 13 de septiembre había entre 20.000 y 30.000 personas en la Cova de Iría esperando el mensaje. Y se observaron algunos elementos prodigiosos que ya habían estado insinuados en las apariciones anteriores.
Como por ejemplo el enfriamiento repentino del aire, el oscurecimiento del sol, que permitía ver las estrellas.
Y una lluvia de objetos que parecían pétalos iridiscentes o copos de nieve, que se extinguían antes de tocar el suelo.
La otra particularidad adicional en esta quinta aparición es que se vio un globo luminoso que se movía lenta y majestuosamente de este a oeste al principio.
Y que luego de terminada la aparición se movía de oeste a este. La quinta aparición parecería ser un preámbulo en la naturaleza, de lo que sucedería un mes después, el 13 de octubre con la danza del Sol y los otros fenómenos atmosféricos. Recordemos lo que sucedió en las apariciones anteriores para tener un panorama global.

RESUMEN DE LAS 6 APARICIONES FÁTIMA DE 1917
En la primera aparición del 13 de mayo de 1917, Jacinta y Francisco estaban jugando en lo alto de la Cova de Iría, cuando aparecieron unos relámpagos en el cielo. Cuando bajaron y se reunieron con Lucía vieron a una señora vestida de blanco sobre una encina, más brillante que el sol. Entonces se produce el diálogo, en que la señora les dice sustancialmente que no tengan miedo, y les informa que viene del cielo. Les pide que vuelvan mensualmente los días 13 al mismo lugar durante 6 meses seguidos. Y finalmente les solicita que recen el Rosario todos los días, para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra. En la segunda aparición, del 13 de junio de 1917, María les informa que Jacinto y Francisco Irán al cielo en breve tiempo. Y que Lucía se quedará para dar a conocer lo que sucedió, por orden y planificación de Nuestro Señor. En la parte central del mensaje, les informa que Jesús quiere establecer la devoción al Inmaculado Corazón de María, promete la salvación y un tratamiento especial a quienes lo acepten. En esta aparición ya se vieron algunos prodigios naturales, como el reflejo que salía de las manos muy luminosas de María. En la tercera aparición del 13 de julio de 1917, ya había 4.000 personas rezando el rosario esperando que la Virgen bajara. En esta aparición la Virgen les pide a los videntes que se sacrifiquen por los pecadores y les enseña algunas jaculatorias. También es cuando les muestra el infierno. La cuarta aparición sucedió el domingo 19 de agosto, porque los pastorcitos habían sido puestos presos el 13 de agosto, para que desistieran de seguir con las apariciones. En esta aparición la Virgen insiste en que recen el rosario y hagan sacrificios por los pecadores. Recordándoles que mucha gente ha ido al infierno porque no hay gente que rece por ellos. Y les recuerda que en la última aparición sucederá un milagro para que todos crean. La quinta aparición sucedió el jueves 13 de septiembre y es la que estamos comentando en este artículo. Y la sexta aparición sucedió en 13 de octubre, dónde se manifestó el milagro de la danza del sol, que puedes leer en este artículo.

ESCENARIO DE LA QUINTA APARICIÓN
En la quinta aparición del 13 de septiembre, había 20.000 a 30.000 personas reunidas en la Cova de Iría.
Y fue una especie de adelanto de los prodigios atmosféricos que sucederían un mes después. Sólo Lucía cuenta en su biografía que las carreteras estaban llenas de gente y ellos tuvieron dificultades para llegar a la encina, porque la multitud quería saludarles pedirle cosas para la Virgen. Algunos se arrojaban a sus pies solicitando que pidieran por la curación de un hijo, un familiar, un amigo, la esposa, esposo, que estaba invadido, ciego, sordo. etc. También para que trajera de vuelta a personas de la guerra, para conversión de pecadores y muchas cosas más. Afortunadamente llegaron a la encina al mediodía gracias a algunos hombres que les abrieron camino entre la multitud. Luego Lucía diría: “Si estas personas se humillaron ante tres niños pobres, sólo porque se les concedió gracias a Dios, la gracia de hablar con la Madre de Dios, lo que no iban a hacer si hubieran visto a Nuestro Señor mismo en persona ante ellos”. Cuando los tres niños llegaron se arrodillaron y comenzaron a rezar el rosario dirigido por Lucía. Al rato vieron destellos de luz y los pastorcitos reconocieron entonces la aparición de Nuestra Señora en la encina.

LA APARICIÓN DE LA VIRGEN
El mensaje de la Virgen fue que continuarán rezando Rosario para obtener el fin de la guerra.
“Continuad rezando el Rosario con el fin de obtener el final de la guerra”, fueron las primeras palabras de la Virgen. Y por tercera vez consecutiva en las apariciones Nuestra Señora prepara los niños para lo que sucedería el 13 de octubre.
Que vendría Nuestro Señor, la Virgen de los Dolores, Nuestra Señora del Carmen y San José con el Niño, para bendecir al mundo.
También les dijo a los niños que “Dios está satisfecho con sus sacrificios”. Y respondió que iba a curar a algunos enfermos y a otros no, ante las solicitudes que le transmitieron los pastorcitos, y que habían recogido de la gente presente. Finalmente se fue ante la expresión de Lucía que decía “ella se va ahora”. Y algunos de los presentes describieron haber visto una bola de luz que se elevó hacia el Sol lentamente y desapareció.

MILAGROS EN EL CIELO Y EL SOL
Hay numerosos testimonios de presentes, entre ellos sacerdotes que fueron de incognitos, vestidos de civil, sobre lo que sucedió en ese momento. Estos describen que era un día espléndido y no había una sola nube en el cielo. Había un gran silencio y sólo se oía el murmullo de las oraciones.
Pero con asombro vieron la aparición de un globo luminoso en el cielo que se movía de este a oeste.
La presencia del globo se resaltaba mucho más porque como dijimos no había una sola nube en el cielo. Su deslizamiento era lento y majestuoso, y parecía como un globo terráqueo con una luz extraordinaria. Un sacerdote presente, Monseñor Quaresma, escribió una carta a otro sacerdote amigo con este testimonio: “En una hermosa mañana de septiembre dejamos Leiria en un carro destartalado tirado por un caballo viejo, para llegar al lugar donde se llevarían a cabo las muy discutidas apariciones. El padre Gois encontró el punto más alto del vasto anfiteatro desde donde podíamos observar los eventos sin acercarnos demasiado al lugar donde los niños esperaban la aparición. Al mediodía (hora solar) había un completo silencio. Sólo se escucha el murmullo de las oraciones. De repente hubo sonidos de júbilo y voces que alababan a la Santísima Virgen. Se levantaron los brazos apuntando hacia algo en el cielo. “Mira, ¿no lo ves?” “Sí, sí, lo veo…”. Había mucha satisfacción por parte de los que sí lo hicieron. No había habido una nube en el cielo azul profundo y yo también levanté los ojos y escudriñé en caso de que pudiera distinguir lo que los otros, más afortunados que yo, que ya habían asegurado haber visto algo. Con gran asombro, vi clara y distintamente, un globo luminoso, que se movía del este al oeste, deslizándose lenta y majestuosamente por el espacio. Mis amigos también miraron y tuvieron la buena fortuna de disfrutar de la misma visión inesperada y deliciosa. De repente, el globo terráqueo, con su luz extraordinaria, desapareció. Cerca de nosotros había una niña vestida como Lucía y más o menos la misma edad. Ella continuó gritando feliz: “¡Todavía lo veo! ¡Todavía lo veo! ¡Ahora está bajando!”.

Luego cuando comenzó la aparición, – evidenciada por las palabras que le decía Lucía a la Virgen que por supuesto no era vista por los presentes – el brillo del sol disminuyó y la atmósfera se volvió de un tono amarillo dorado. Quienes habían estado en las apariciones anteriores dijeron que esto era similar a las otras veces.
Incluso se podían ver las estrellas en el fondo, porque el sol había disminuido mucho su intensidad.
Antes que Lucía comenzar a hablar con la Virgen los presentes vieron una pequeña nube luminosa que se posó sobre la encina. Lo que todos interpretaron que se trataba de la Santísima Virgen. La nubecita posada sobre la encina dicen los presentes que se formó y desapareció tres veces seguidas, durante los 10 minutos de la aparición. Tenía 5 o 6 metros de altura y cada vez que se elevaba desaparecida como si fuera humo. Algunos se figuraron como si una mano celestial hubiera estado incienciando el lugar de las apariciones.
Al final de la aparición la nubecita se convirtió en un globo que subió al cielo en dirección al sol hasta que desapareció.
Quienes relatan estos hechos sostienen que todos los que estaban alrededor de ellos vieron lo mismo, y eran gente sencilla y de diferente posición social. Y cada vez que sucedía uno de estos prodigios se sentía el aumento de las exclamaciones entre los presentes. Estos prodigios en el cielo se habían producido en las apariciones anteriores, aunque no con tal claridad y magnificencia, según los asiduos a las apariciones. Pero en esta quinta aparición un fenómeno nuevo, que fue la lluvia de pétalos o copos.

LLUVIA DE PÉTALOS O DE COPOS
Empezaron a caer desde el cielo, en el momento de la aparición, pétalos blancos que parecían copos de nieve que desaparecían al tocar el suelo o los cuerpos de las personas.
Este fenómeno se registraría nuevamente en algunos primeros aniversarios de la aparición de la Virgen.
Incluso se maneja evidencia de que el 13 de mayo de 1924, el viceconsul de Estados Unidos, Antonio Rebelo Martín, lo captó en una placa fotográfica.

Este es un testimonio: “Muy arriba vimos pequeñas formas blancas como de nieve en el aire, que venían del este al oeste. Se podría decir que eran palomas, pero pudimos ver claramente que no eran pájaros. En la ladera, al oeste, estaba el padre Joaquim Ferreira Gonzalves das Neves, párroco de Santa Catarina da Serra… Me volví hacia él y le pregunté si veía algo. Él dijo no. Le indiqué la dirección, y de repente declaró que también lo vio”.

La forma en que los describen a veces varía, porque algunos dicen que parecían rosas blancas. Estos sucesos en la naturaleza, que describimos en el artículo, se han escrito en varios libros sobre las apariciones de Fátima.

Fuentes:

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