El
Rosario es un resumen del Nuevo Testamento, que sintetiza de un modo
extraordinario los aspectos más sobresalientes de la historia de nuestra
redención. Por ello es necesario que se lo rece meditando profundamente en cada
uno de sus misterios, mientras los labios pronuncian las oraciones y el corazón
siente cada vez más el amor de Dios.
Mediante esta oración recordamos el dolor,
el gozo y la gloria de la vida de Jesús y de María, desde la misma
Concepción de nuestro Señor, pasando por toda su Pasión y Muerte en el
Calvario, y culminando (después de la Ascensión de Cristo Resucitado, y de la
Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos) en la distinción de María como
Reina de la Creación.
Para alcanzar su verdadero significado y efecto, el rezo del Santo
Rosario debe llevarnos a contemplar la vida de Jesús y de María, a meditar
profundamente sobre el amor de Dios hacia los hombres, sobre la entrega
absoluta y sin reservas de la Virgen a la Divina Voluntad, como un ejemplo para
todo ser humano; a extraer, en fin, todas las enseñanzas evangélicas que esta
oración tiene para transmitirnos, por constituir una síntesis de las vivencias
más significativas de Jesús y de su Madre en el misterioso proceso de la
Redención. De lo contrario, su repetición será, como decía al principio de esta
nota, un simple acto mecánico de falso pietismo.
LA
BIBLIA NOS DA TRES RAZONES PARA REZAR EL ROSARIO
1. Porque Dios Padre manda al Ángel Gabriel saludar as a la Madre de su
Hijo: “Dios te salve, llena de gracia, el Señor
está contigo”. Lee: Lucas 1, 28. Si los siervos de Dios en el cielo deben saludar así a María, ¿los
siervos de Dios en la tierra no debemos hacer lo mismo?
2. Porque el Espíritu Santo así inspiró alabar a María y a Jesús: “Isabel se llenó del Espíritu Santo y clamó con fuerte
voz: ´Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”.
Lee: Lucas 1,48. Si a ti el Espíritu no te inspira alabar
así a María, ¿qué espíritu será ese? Lee: 1 Juan 4,1.
3. Porque Jesús nos recomienda orar sin intermisión. Lee: Lucas 18,1.
Es verdad que este mandato se cumple con cualquier oración, pero el Rosario facilita su cumplimiento.
Es verdad que este mandato se cumple con cualquier oración, pero el Rosario facilita su cumplimiento.
…Por tanto, el que reza el Rosario obedece al
mandato del Padre, a la recomendación del Hijo y a la inspiración del Espíritu
Santo….
SINTESIS
DE LOS SALMOS: ¿VANA PALABRERÍA?
Los salmos de la Biblia son 150, por eso el Rosario se compone de 150
avemarías. El Rosario es la salmodia de los seglares, de la gente ocupada, de
los pobres y los ricos, de los sabios y los ignorantes que quieren cumplir con
el mandato de alabar a Dios en todo momento con salmos y cánticos inspirados.
Lee: Colosenses 3, 16.
Rezar el Rosario es no sólo obedecer lo que la Biblia manda, sino rezar
como la Biblia enseña.
Jesucristo
dijo: “Al orar, no charláis mucho como los
gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados”. Lee:
Mateo 6,7.
Pero ¿acaso es vana palabrería el “Padre
Nuestro” que rezamos antes de cada decena? ¿Acaso es vana palabrería dar
“Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”?
¿Acaso es vana palabrería el avemaría que repite incesantemente: “Bendito el fruto de tu vientre, Jesús”?
UNA MEDITACIÓN DEL EVANGELIO
El Evangelio
es el relato de la vida y obras de Cristo Jesús. El Rosario es la contemplación
de esos misterios. “Por eso precisamente los
misterios del Rosario se comparan a las ventanas a través de las cuales podéis
dirigir y sumergir la mirada hacia el ´mundo de Dios.” Mensaje de Juan
Pablo II (25-IV-87.) El Rosario nos ayuda a ver a Jesús con los ojos de María y
a guardar sus enseñanzas en nuestro corazón.
El Rosario es de carácter netamente evangélico. Es del Evangelio de
donde el Rosario extrae el enunciado de los misterios y sus fórmulas
principales. Es en el Evangelio donde se inspira para sugerir, motivado por el
gozoso saludo del Ángel y del religioso consentimiento de la Virgen, la actitud
con que el fiel debe recitarlo; toma del Evangelio, y mientras se suceden
armoniosamente las Ave Marías, presenta un misterio fundamental -la encarnación
del Verbo- contemplado en el momento decisivo del anuncio hecho a María. El
Rosario es pues una oración evangélica… El Rosario es una meditación ordenada
de los eventos salvíficos realizados en Cristo. Su división en tres partes
(nacimiento, pasión y resurrección) refleja el anuncio primitivo de la fe, y
del misterio de Cristo: humillación, muerte y exaltación. Lee: Filipenses
2,6-11 y “Marialis Cultus” 44-45.
El
Rosario no es decir palabras sin sentido, sino que es una meditación de los
misterios de Nuestro Señor.
Fuente catolicoshispanos.com y otras.
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