Para Bendición y Protección.
En las puertas de las Iglesias
normalmente hay pilas con agua bendita y normalmente los cristianos mojamos
nuestros dedos en ellas y nos hacemos la señal de la cruz, ¿Pero por qué lo
hacemos? ¿Qué función cumplen esas pilas ahí en las puertas de los templos?
Estas mismas pilas las tenemos
en nuestras casas con recipientes agua bendita y nos bendecimos con ella y la
aspergemos. ¿Y por qué la usamos también en nuestras casas? ¿En qué momentos la
debemos usar?
Los Sacramentales crean una
conexión entre los mundos sobrenaturales y naturales, y por lo tanto
santifican la vida del hombre. Debido a eso, son una amenaza para los malos
espíritus y su valor en la lucha contra las fuerzas del mal no puede tomarse a
la ligera.
Rociar
una persona poseída con agua
bendita es un acto de ofrecer a Dios. El agua bendita protege
a las personas, casas, cosas, nos permite salir triunfantes de la lucha contra
las tentaciones, el sufrimiento físico y mental, que brotan del espíritu del
mal.
Por
lo tanto, también se puede beber, se rocía en puntos dolorosos en el cuerpo y
en artículos de uso diario. Esto ayuda a neutralizar los signos manifestados
por el espíritu del mal en el cuerpo, así como en los objetos.
Según
la tradición fue San Alejandro I
en el segundo siglo que instituyó el uso
del agua bendita.
Se trata de una práctica piadosa que lamentablemente las generaciones más jóvenes
no están conociendo y por tanto están cumpliendo menos que la gente de
mayor edad.
Recomendamos
también leer:
- Los
católicos no dan importancia al agua bendita como le daban antes
- 5 maneras
de usar el Poder de Objetos y Bendiciones, mira cómo hacerlo
- Oraciones
para bendecir el agua
- Bendición
de Agua, Aceite y Sal para Liberación y Exorcismo
El rico simbolismo de esta antigua tradición evoca
varias cosas.
NOS RECUERDA EL BAUTISMO
El
agua bendita nos remite a nuestro bautismo, que fue el momento en que entramos
a formar parte de la familia de Dios al ser reconocidos como hijos de Dios.
A través del agua que fue vertida sobre nuestras
cabezas, nos convertimos en “templos
del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19). Ahí comienza nuestra adopción
filial por parte del Creador.
Sobre nuestras cabezas se derrama el agua bendita y
el sacerdote lo hace en nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, o sea una bendición triple.
Nuestros dedos mojados en el
agua bendita y la señal de la cruz con ellos no retrotraen a aquel momento,
cuando tuvimos una experiencia misteriosa y fundacional de recibir el
sacramento del bautismo.
Y el que estas pilastras estén en la puerta de los
templos es una invitación de la Iglesia
para que hagamos tal reconexión. Que demos gracias a Dios por nuestra
dignidad de ser amados por él y para refrescar nuestra conciencia de que somos
hijos adoptados por Dios y miembros del cuerpo místico de Cristo.
NOS PURIFICA LA MENTE Y EL
CORAZÓN
También
es un sacramental que tiene efectos espirituales imitando los sacramentos, lo cual lo
expresa de este modo el catecismo de la
Iglesia católica:
1667 “La Santa Madre Iglesia instituyó,
además, los sacramentales. Estos son
signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se
expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión
de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal
de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida”.
¿Cuál es el efecto que persignarse con agua bendita
tiene sobre nosotros?
El
“efecto” de esta bendición es principalmente básicamente de limpieza.
Nuestra intención al entrar en un templo es adorar
a Dios y para ello tenemos que estar limpios, pero también vamos a misa y
comulgamos para estar limpios, para
purificar nuestras mentes y cuerpos de nuestros pecados, de nuestra falta de
fe, de nuestros procederes indignos, de nuestras debilidades.
De algún modo este gesto es un
aspecto exterior de algo que nos debe suceder en el interior, o sea nuestro
arrepentimiento y purificación.
No en vano en nuestras casas limpiamos las cosas
con agua, las lavamos. Entonces del mismo modo nosotros hacemos un símil de
lavarnos internamente con este signo. Buscamos
un efecto sobrenatural de un hecho natural de persignarnos con el agua bendita.
Por lo tanto, desde el punto de vista sacramental, la conexión se extiende a lo sobrenatural.
También esto está acompañado con algún tipo de oración que podemos
decir en ese momento pidiendo la purificación y la gracia para limpiarnos.
Los salmos
se refieren a esto:
51:9 Purifícame
con el hisopo y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la
nieve.
Este tipo de gesto purificador pone nuestra mira en
Dios y es una oración hacia él; por más
que no digamos palabras oramos con nuestros actos.
Es un
adicional a la liturgia que nos permite seguir viviendo la liturgia.
MUESTRA LOS LÍMITES DEL
ESPACIO SAGRADO
En la medida que las pilas de agua bendita están en
la entrada de los templos, son señales
y marcas que definen un espacio.
De
aquí hacia afuera es el espacio secular y de aquí para adentro es el espacio
sagrado.
Y el gesto que hacemos cuando entramos o salimos de ese lugar marca la
diferencia de geografías.
Cuando entramos es como que
dejamos el mundo para ir a un área sagrada y cuando salimos es que volvemos a
trajinar en el mundo profano.
Y esto se puede palpar claramente. Salimos del ruido y el stress del espacio
profano y entramos en otro donde reina el silencio, con luces menos estridentes,
donde todo está armado para mostrarnos un mundo de belleza espiritual, donde
nosotros debemos orar y adorar a Dios, lo cual refresca nuestra vida y renueva
nuestras emociones.
Cuando
hacemos el gesto al salir del templo nos ayuda a entrar en el mundo profano, que es
peligroso y añoramos quedarnos en el sagrado, pero sabemos que no podemos.
Este
mismo gesto lo realizamos en forma privada en nuestras casas. Hay gente que
conserva recipientes con agua bendita y se bendice con ella al entrar y salir,
simbolizando que pasa de un mundo a otro.
La experiencia física de sentir el agua santa
limpia y fresca en nuestra piel expresa
y fomenta la renovación espiritual. Nos ayuda a hacer la transición de la
actividad normal en la actividad especial.
LAS ABLUCIONES VIENEN DE LOS
JUDÍOS
Esta
es una práctica que
los cristianos tomamos de los judíos, porque previo a las
adoraciones a Dios los judíos realizaban las abluciones rituales (lavados), que
llevaban luego a la sesión de adoración formal.
Eso
se imitó en los templos cristianos, y en los atrios se formó una especie de lugar
marca que es la transición entre el mundo externo y el mundo eclesial, donde se
celebra la liturgia.
Por eso al principio había
grandes fuentes de agua, que luego fueron derivando en las pequeñas pilas que
vemos hoy a los lados de las puertas de los templos. Aunque en algunos templos
aún hay esas grandes pilas.
En
esas pilas grandes los fieles sumergían las manos para purificarse antes de
seguir para el espacio sagrado. Que además tenía el significado de prepararse
para entrar en la adoración, o sea que implica un cambio en nuestras emociones
y nuestra mente.
EL VALOR EXORCÍSTICO DEL AGUA
BENDITA
El poder de los sacramentales
se encuentra en la oración de intercesión de la Iglesia, en nombre de la cual
el sacerdote bendice o exorciza personas y objetos.
Según el exorcista y
demonólogo Padre José Antonio Fortea el santiguarse con agua bendita
al entrar en una iglesia no es un mero símbolo sino que tiene un poder
exorcístico real.
El agua bendita produce tres efectos:
“Atrae la gracia divina,
purifica el alma y aleja al demonio.
.
La Iglesia ha orado sobre esa agua con el poder de la Cruz de Cristo. El poder sacerdotal ha dejado una influencia sobre esa agua. Al mismo tiempo purifica parte de nuestros pecados, tanto los veniales como el reato que quede en nuestra alma.
.
Aleja al demonio. El demonio puede entrar perfectamente en una iglesia, sus muros no le contienen, el suelo sagrado no le refrena. Sin embargo el agua bendita, sí que le aleja.”
.
La Iglesia ha orado sobre esa agua con el poder de la Cruz de Cristo. El poder sacerdotal ha dejado una influencia sobre esa agua. Al mismo tiempo purifica parte de nuestros pecados, tanto los veniales como el reato que quede en nuestra alma.
.
Aleja al demonio. El demonio puede entrar perfectamente en una iglesia, sus muros no le contienen, el suelo sagrado no le refrena. Sin embargo el agua bendita, sí que le aleja.”
Y continúa:
“La gente se suele quejar de que se distrae mucho
en la Iglesia, el demonio tiene gran interés en distraernos justo cuando vamos
a estar en contacto con las realidades sagradas. Por eso es tan útil el agua
bendita de la entrada. Aun usando el
agua bendita podemos despistarnos, pero tendremos la seguridad de que las
distracciones proceden de nosotros y no del demonio”.
Aquí puede leer
las oraciones para bendición y exorcizar el agua bendita.
FORMAS PRIVADA DE USAR EL AGUA
BENDITA
Una forma de uso, como ya
hablamos, es persignarse con agua bendita. Otra es aspergerla
(salpicarla) sobre sí mismo o sobre otras personas, lugares u objetos.
Los momentos de uso son múltiples.
Uno es cuando
una persona hacer algo importante y siente malestar, bajón, dolor
de cabeza, en cuyo caso usa el agua bendita.
Otro es cuando
se producen problemas de relación entre las personas, una pelea,
desarmonía, en las cuales siempre está metido el maligno. La señal de la cruz
con agua bendita lo ahuyenta.
También sirve cuando un mismo está irritado, de mal humor, las cosas no le
salen.
También algunos consideran que puede librarnos de accidentes y hasta ayudar
a recuperarnos de enfermedades.
Hay
gente que hasta cocina con agua bendita, le pone un chorrito de agua a la comida para
proteger y bendecir a su familia, y para que lo cocinado salga bien.
Para que el agua sea bendita debe estar
bendecida por un ordenado según el ceremonial del “Ritual de
Bendiciones” y en el propio “Misal Romano”.
Por todo esto es recomendable que las personas anden con agua bendita
encima para usar en diferentes momentos, asperger la casa de vez en cuando con ella y santiguarse con ella al entrar y salir de la
casa, y desde luego hacer esto con el agua bendita en las pilas a la entrada de las iglesias.
OTROS TIPOS DE SACRAMENTALES
Aceite
exorcizado
es un tipo especial de sacramental. Según el padre Amorth, exorcista romano, el
aceite tiene la capacidad de eliminar comidas mágicas, venenosas, impuras, que
entran en el cuerpo a través del comer o beber. Por lo tanto, el aceite
exorcizado se puede usar para condimentar los alimentos, cuando existe la
sospecha de que algo venenoso, nocivo o mágico se ha comido. Provoca una
expulsión rápida del objeto en cuestión. Frotar con aceite en el cuerpo de la
persona poseída ayuda a la obra de la gracia en la lucha con el espíritu del
mal y su influencia.
Sal
exorcizada a
través de la aspersión en habitaciones consideradas infectados por las acciones
de las fuerzas diabólicas, por ejemplo en lugares donde fueron convocados malos
espíritus, o tuvieron lugar rituales paganos o espiritistas . También se utiliza
en la protección de casas, viviendas, edificios, granjas y campos, si se
sospecha que están bajo la influencia de maldiciones. La sal se puede añadir a
la alimentación si hay sospecha que hay un encantamiento
a través de una comida.
Incienso
exorcizado se
utiliza en condiciones específicas, cuando los malos espíritus abruman a la
persona esclavizada, negándole contacto con su entorno. El humo del
incienso exorcizado irrita a los malos espíritus, lo que hace que se
revelen y alejarse. Esto ayuda al sacerdote al reconocimiento de los malos
espíritus.
Foros de la
Virgen María
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