jueves, 6 de octubre de 2016

EL AGUA BENDITA ES UN SACRAMENTAL EXORCÍSTICO Y PURIFICADOR ¿CÓMO LA PODEMOS USAR?


Para Bendición y Protección.
En las puertas de las Iglesias normalmente hay pilas con agua bendita y normalmente los cristianos mojamos nuestros dedos en ellas y nos hacemos la señal de la cruz, ¿Pero por qué lo hacemos? ¿Qué función cumplen esas pilas ahí en las puertas de los templos?
Estas mismas pilas las tenemos en nuestras casas con recipientes agua bendita y nos bendecimos con ella y la aspergemos. ¿Y por qué la usamos también en nuestras casas? ¿En qué momentos la debemos usar?
Los Sacramentales crean una conexión entre los mundos sobrenaturales y naturales, y por lo tanto santifican la vida del hombre. Debido a eso, son una amenaza para los malos espíritus y su valor en la lucha contra las fuerzas del mal no puede tomarse a la ligera.

Rociar una persona poseída con agua bendita es un acto de ofrecer a Dios. El agua bendita protege a las personas, casas, cosas, nos permite salir triunfantes de la lucha contra las tentaciones, el sufrimiento físico y mental, que brotan del espíritu del mal.

Por lo tanto, también se puede beber, se rocía en puntos dolorosos en el cuerpo y en artículos de uso diario. Esto ayuda a neutralizar los signos manifestados por el espíritu del mal en el cuerpo, así como en los objetos.

Según la tradición fue San Alejandro I  en el segundo siglo que instituyó el uso del agua bendita.

Se trata de una práctica piadosa que lamentablemente las generaciones más jóvenes no están conociendo y por tanto están cumpliendo menos que la gente de mayor edad.

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El rico simbolismo de esta antigua tradición evoca varias cosas.

NOS RECUERDA EL BAUTISMO
El agua bendita nos remite a nuestro bautismo, que fue el momento en que entramos a formar parte de la familia de Dios al ser reconocidos como hijos de Dios.
A través del agua que fue vertida sobre nuestras cabezas, nos convertimos en “templos del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19). Ahí comienza nuestra adopción filial por parte del Creador.
Sobre nuestras cabezas se derrama el agua bendita y el sacerdote lo hace en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, o sea una bendición triple.

Nuestros dedos mojados en el agua bendita y la señal de la cruz con ellos no retrotraen a aquel momento, cuando tuvimos una experiencia misteriosa y fundacional de recibir el sacramento del bautismo. 

Y el que estas pilastras estén en la puerta de los templos es una invitación de la Iglesia para que hagamos tal reconexión. Que demos gracias a Dios por nuestra dignidad de ser amados por él y para refrescar nuestra conciencia de que somos hijos adoptados por Dios y miembros del cuerpo místico de Cristo.

NOS PURIFICA LA MENTE Y EL CORAZÓN
También es un sacramental que tiene efectos espirituales imitando los sacramentos, lo cual lo expresa de este modo el catecismo de la Iglesia católica:
1667 “La Santa Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida”.

¿Cuál es el efecto que persignarse con agua bendita tiene sobre nosotros?
El “efecto” de esta bendición es principalmente básicamente de limpieza. 

Nuestra intención al entrar en un templo es adorar a Dios y para ello tenemos que estar limpios, pero también vamos a misa y comulgamos para estar limpios, para purificar nuestras mentes y cuerpos de nuestros pecados, de nuestra falta de fe, de nuestros procederes indignos, de nuestras debilidades.
De algún modo este gesto es un aspecto exterior de algo que nos debe suceder en el interior, o sea nuestro arrepentimiento y purificación.

No en vano en nuestras casas limpiamos las cosas con agua, las lavamos. Entonces del mismo modo nosotros hacemos un símil de lavarnos internamente con este signo. Buscamos un efecto sobrenatural de un hecho natural de persignarnos con el agua bendita.

Por lo tanto, desde el punto de vista sacramental, la conexión se extiende a lo sobrenatural.

También esto está acompañado con algún tipo de oración que podemos decir en ese momento pidiendo la purificación y la gracia para limpiarnos.
Los salmos se refieren a esto:
51:9 Purifícame con el hisopo y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. 
Este tipo de gesto purificador pone nuestra mira en Dios y es una oración hacia él; por más que no digamos palabras oramos con nuestros actos.
Es un adicional a la liturgia que nos permite seguir viviendo la liturgia.

MUESTRA LOS LÍMITES DEL ESPACIO SAGRADO
En la medida que las pilas de agua bendita están en la entrada de los templos, son señales y marcas que definen un espacio.

De aquí hacia afuera es el espacio secular y de aquí para adentro es el espacio sagrado. Y el gesto que hacemos cuando entramos o salimos de ese lugar marca la diferencia de geografías.

Cuando entramos es como que dejamos el mundo para ir a un área sagrada y cuando salimos es que volvemos a trajinar en el mundo profano.
Y esto se puede palpar claramente. Salimos del ruido y el stress del espacio profano y entramos en otro donde reina el silencio, con luces menos estridentes, donde todo está armado para mostrarnos un mundo de belleza espiritual, donde nosotros debemos orar y adorar a Dios, lo cual refresca nuestra vida y renueva nuestras emociones.

Cuando hacemos el gesto al salir del templo nos ayuda a entrar en el mundo profano, que es peligroso y añoramos quedarnos en el sagrado, pero sabemos que no podemos.

Este mismo gesto lo realizamos en forma privada en nuestras casas. Hay gente que conserva recipientes con agua bendita y se bendice con ella al entrar y salir, simbolizando que pasa de un mundo a otro.

La experiencia física de sentir el agua santa limpia y fresca en nuestra piel expresa y fomenta la renovación espiritual. Nos ayuda a hacer la transición de la actividad normal en la actividad especial.

LAS ABLUCIONES VIENEN DE LOS JUDÍOS
Esta es una práctica que los cristianos tomamos de los judíos, porque previo a las adoraciones a Dios los judíos realizaban las abluciones rituales (lavados), que llevaban luego a la sesión de adoración formal. 

Eso se imitó en los templos cristianos, y en los atrios se formó una especie de lugar marca que es la transición entre el mundo externo y el mundo eclesial, donde se celebra la liturgia.

Por eso al principio había grandes fuentes de agua, que luego fueron derivando en las pequeñas pilas que vemos hoy a los lados de las puertas de los templos. Aunque en algunos templos aún hay esas grandes pilas.

En esas pilas grandes los fieles sumergían las manos para purificarse antes de seguir para el espacio sagrado. Que además tenía el significado de prepararse para entrar en la adoración, o sea que implica un cambio en nuestras emociones y nuestra mente.

EL VALOR EXORCÍSTICO DEL AGUA BENDITA
El poder de los sacramentales se encuentra en la oración de intercesión de la Iglesia, en nombre de la cual el sacerdote bendice o exorciza personas y objetos.
Según el exorcista y demonólogo Padre José Antonio Fortea el santiguarse con agua bendita al entrar en una iglesia no es un mero símbolo sino que tiene un poder exorcístico real.

El agua bendita produce tres efectos:
“Atrae la gracia divina, purifica el alma y aleja al demonio.
.
La Iglesia ha orado sobre esa agua con el poder de la Cruz de Cristo. El poder sacerdotal ha dejado una influencia sobre esa agua. Al mismo tiempo purifica parte de nuestros pecados, tanto los veniales como el reato que quede en nuestra alma.
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Aleja al demonio. El demonio puede entrar perfectamente en una iglesia, sus muros no le contienen, el suelo sagrado no le refrena. Sin embargo el agua bendita, sí que le aleja.”

Y continúa:
“La gente se suele quejar de que se distrae mucho en la Iglesia, el demonio tiene gran interés en distraernos justo cuando vamos a estar en contacto con las realidades sagradas. Por eso es tan útil el agua bendita de la entrada. Aun usando el agua bendita podemos despistarnos, pero tendremos la seguridad de que las distracciones proceden de nosotros y no del demonio”.

Aquí puede leer las oraciones para bendición y exorcizar el agua bendita.

FORMAS PRIVADA DE USAR EL AGUA BENDITA
Una forma de uso, como ya hablamos, es persignarse con agua bendita. Otra es aspergerla (salpicarla) sobre sí mismo o sobre otras personas, lugares u objetos.

Los momentos de uso son múltiples.

Uno es cuando una persona hacer algo importante  y siente malestar, bajón, dolor de cabeza, en cuyo caso usa el agua bendita.

Otro es cuando se producen problemas de relación entre las personas, una pelea, desarmonía, en las cuales siempre está metido el maligno. La señal de la cruz con agua bendita lo ahuyenta.
También sirve cuando un mismo está irritado, de mal humor, las cosas no le salen.

También algunos consideran que puede librarnos de accidentes y hasta ayudar a recuperarnos de enfermedades.

Hay gente que hasta cocina con agua bendita, le pone un chorrito de agua a la comida para proteger y bendecir a su familia, y para que lo cocinado salga bien.

Para que el agua sea bendita debe estar bendecida por un ordenado según el ceremonial del “Ritual de Bendiciones” y en el propio “Misal Romano”.

Por todo esto es recomendable que las personas anden con agua bendita encima para usar en diferentes momentos, asperger la casa de vez en cuando con ella y santiguarse con ella al entrar y salir de la casa, y desde luego hacer esto con el agua bendita en las pilas a la entrada de las iglesias.

OTROS TIPOS DE SACRAMENTALES
Aceite exorcizado es un tipo especial de sacramental. Según el padre Amorth, exorcista romano, el aceite tiene la capacidad de eliminar comidas mágicas, venenosas, impuras, que entran en el cuerpo a través del comer o beber. Por lo tanto, el aceite exorcizado se puede usar para condimentar los alimentos, cuando existe la sospecha de que algo venenoso, nocivo o mágico se ha comido. Provoca una expulsión rápida del objeto en cuestión. Frotar con aceite en el cuerpo de la persona poseída ayuda a la obra de la gracia en la lucha con el espíritu del mal y su influencia.

Sal exorcizada a través de la aspersión en habitaciones consideradas infectados por las acciones de las fuerzas diabólicas, por ejemplo en lugares donde fueron convocados malos espíritus, o tuvieron lugar rituales paganos o espiritistas . También se utiliza en la protección de casas, viviendas, edificios, granjas y campos, si se sospecha que están bajo la influencia de maldiciones. La sal se puede añadir a la alimentación si hay sospecha que hay un encantamiento a través de una comida.

Incienso exorcizado se utiliza en condiciones específicas, cuando los malos espíritus abruman a la persona esclavizada, negándole  contacto con su entorno. El humo del incienso exorcizado irrita a los malos espíritus, lo que hace que se revelen y alejarse. Esto ayuda al sacerdote al reconocimiento de los malos espíritus.


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