miércoles, 11 de mayo de 2016

UNA GUÍA DEL LENGUAJE CORPORAL QUE DEBEMOS UTILIZAR DURANTE LA MISA…


Generalmente utilizamos el lenguaje corporal – postura, los gestos, los movimientos físicos – para comunicarnos. Agitamos la mano diciendo adiós, damos la mano, nos encogemos de hombros, nos ponemos de pie para saludar a alguien, nos ponemos el dedo en los labios para pedir silencio. La mayoría de estos gestos son reconocidos en todo el mundo.

También hay un lenguaje corporal reconocido y utilizado en la Iglesia Occidental al entrar en la presencia del Señor resucitado, especialmente durante la misa en la forma ordinaria.

Antes, durante y después de cada misa, hacemos genuflexiones, nos ponemos de rodillas, nos paramos, nos sentamos, nos damos golpes en el pecho.

Genuflexión: Cuando nos acercamos a “nuestro banco” antes de la misa, hacemos una genuflexión en reverencia y reconocimiento de la presencia real de Jesús en el tabernáculo. La genuflexión se hace tocando la rodilla derecha en el suelo mientras miramos al Santísimo Sacramento. Hacemos una genuflexión porque nuestro Salvador está presente, reservado en el sagrario o expuesto en el altar.

De pie: En nuestra cultura, ponerse de pie es una señal de respeto; se trata de una posición de atención, de disposición, de estado de alerta. Los feligreses permanecen de pie desde la procesión de entrada y hasta que finalice la oración colecta. También cuando el canto Aleluya, mientras se lee el Evangelio, al decir el credo y durante la oración de los fieles. También nuestra postura es de pie cuando el cura dice “oremos hermanos para que este sacrificio…”. La postura durante el Padre Nuestro y en la mayoría de los casos al recibir la comunión es de pie, aunque de rodillas es la mejor opción para quien recibe la comunión. Por último, estamos de pie en la bendición final, incluyendo la procesión final.

Sentados: Este es un momento especial para la escucha atenta y la meditación, la contemplación de lo que ha ocurrido, todo lo que hemos visto y oído. Nos sentamos durante las dos primeras lecturas y el salmo responsorial, así como durante la homilía y el ofertorio, y tenemos la opción de sentarnos o arrodillarnos después de la comunión.

Reverencia: Hay dos tipos de reverencias que pueden ser utilizadas durante la misa. En primer lugar, asentir con nuestra cabeza a los nombres de Jesús, María, la Trinidad (Padre, Hijo, Espíritu Santo), y al santo al que se está celebrando la misa. Un segundo tipo de reverencia es un acto más profundo, la flexión de la cintura; nos inclinamos profundamente hacia el tabernáculo o podemos hacer una genuflexión. Este tipo de gesto se hace del mismo modo al pasar frente al altar y al tabernáculo. Nos inclinamos durante el credo cuando las palabras “y por el Espíritu Santo se encarnó…” Al acercarnos al ministro para recibir la Santa Comunión, también nos inclinamos profundamente.

De Rodillas: Cuando llegamos temprano al templo pasamos unos momentos preciosos de rodillas preparando nuestros corazones y mentes para entrar en los misterios de la misa. Durante la misa, nos arrodillamos para la consagración a través del Gran Amén; siguiendo al Cordero de Dios, nos arrodillamos y humillamos para la comunión santa. Antes en la historia de la Iglesia, estar de rodillas era considerada como una postura de penitencia; hoy en día también es un acto de adoración

Señal de la cruz: Lo primero que muchos católicos hacen al entrar en la Iglesia es sumergir sus dedos en la pila de agua bendita y hacer la señal de la cruz sobre sus cuerpos. Con este acto, estamos recordando nuestro bautismo y reconocemos que hemos entrado en un espacio sagrado. La señal de la cruz se hace con la mano derecha con todos los dedos apuntando hacia arriba (las cinco llagas de Jesús), mientras se toca la frente, nuestro pecho y los hombros (de izquierda a derecha): Padre, Hijo, Espíritu Santo – la Trinidad. También hacemos una versión más pequeña utilizando nuestro pulgar justo antes del Evangelio, que se hace en la frente, los labios y el pecho: “Que las palabras del Evangelio estén en nuestras mentes, en nuestros labios y en nuestro corazón”.

Signo de la paz: De acuerdo con la Instrucción General del Misal Romano, el rito de la paz sigue a la oración del Señor, y los fieles expresan entre sí la comunión eclesial y caridad mutua antes de comulgar. En cuanto a la señal de la paz que ha de darse, la forma se establece por las Conferencias de Obispos de acuerdo con la cultura y costumbres de los pueblos. Sin embargo, conviene que cada persona ofrezca el signo de la paz sólo a aquellos que están más cerca y de manera sobria.

Foros de la Virgen María

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