lunes, 2 de mayo de 2016

TRES CONSEJOS PARA ENCONTRAR LA PAZ DESPUÉS DE SITUACIONES TRAUMÁTICAS


Todos pasamos por pruebas en la vida, la muerte de algún ser querido, empezando por los padres, una enfermedad, algún desengaño emocional, alguna pelea con una persona que nos interesa, problemas económicos, un terremoto, y todo lo que uno se puede imaginar.

Quien piensa que tiene el control de todo, que debe solucionar las cosas por sí mismo, entra en una espiral mezcla de pánico e hiperactividad en esos momentos, tratando de recomponer las cosas externamente. Y eso le lleva a perder la paz interior, de modo que toda actividad exterior la hará con una fuerte sensación de intranquilidad, que incluso le llevará a gravar el problema, porque algunas decisiones que tomará no serán las más correctas.

Pero el que sabe que no tiene el control de las cosas, que todo está en manos de Dios, en primer lugar no se centrará en gastar energía pensando lo injusto que fue suceso traumático, ni en el dolor que le produjo, porque lo interpretará que fue una prueba que le envió Dios.

Y en segundo lugar, también pensará que la solución al problema está en manos de Dios, que nosotros somos ‘siervos inútiles’ para recomponer la situación, entonces la mejor opción es dejarlo todo en manos de Dios para que nos guíe como actuar.

Ya sé que el lector estará pensando que lo que digo es fácil de escribir pero fácil de operar en una situación concreta, y debo admitir que es así, pero también que actuar de esa forma requiere un aprendizaje, que poco a poco nos irá revelando lo adecuado de este planteo y quitándonos los miedos a quedar esperando pasivamente, en apariencia.

En cualquier caso, cuando uno experimenta una conmoción física, mental, espiritual o emocional, el resultado de tribulación interior es habitual. Nos queda la sensación de estar perturbados, angustiados y con frecuencia de desesperación.

Entonces, ¿cómo recupero mi paz después de sentirse tan perdido?

1 – TOMARSE TIEMPO PARA LA ORACIÓN

Inmediatamente después del trauma, mucha gente está tan metida en el problema que sus sentimientos y pensamientos no van hacia la oración.

Pero realmente hay que esforzarse por hacerlo; porque lo pone a uno más tranquilo y pacífico. Aunque es una lucha orar, entregarse al Señor cuando han pasado cosas que a veces no tienen solución y pedirle que te dirija.

Pero si no lo haces, te precipitarás en el desconcierto y estrás cada vez más frustrado.

Se debería seguir el consejo del Papa emérito Benedicto XVI, cuando habló después de la Pascua en 2010 acerca de los problemas y dificultades que enfrentaba la iglesia primitiva:

Cuando la primera comunidad cristiana fue confrontada por peligros, dificultades y amenazas no trató de encontrar la manera de reaccionar, de encontrar estrategias, de defenderse o buscar medidas adoptar; más bien, cuando se la puso a prueba, la comunidad comienza a orar y se pone en contacto con Dios”.

Lo primero y más importante que uno debe hacer es parar, aquietarse, mirar hacia arriba y hacerse tiempo para orar. Ahí te pone en un mejor estado de ánimo y uno se siente mucho más útil porque el Señor comienza a orientarte.

2 – CONTEMPLAR A CRISTO PARA ENCONTRAR UN FUNDAMENTO DE LA PAZ

En la solemnidad de María, Madre de Dios, también el Día Mundial de la Paz, el Papa emérito Benedicto preguntó:

“Podemos preguntarnos: ¿cuál es la base, el origen, la raíz de la paz? ¿Cómo podemos experimentar esa paz dentro de nosotros mismos, a pesar de los problemas, la oscuridad y la ansiedad? “

Él responde a esa pregunta al pedirnos “contemplar la paz interior” de la Santísima Virgen María que la conduce a, durante y después del nacimiento de Jesús (Lucas 2: 16-21).

Durante ese tiempo, dijo, muchas cosas inesperadas ocurrieron a María; el agotador viaje de Nazaret a Belén, el no encontrar habitación en la posada… el canto de los ángeles y la inesperada visita de los pastores”.

Toda su vida habría sido arrojada en el caos y ella nunca hubiera tomado un descanso. Sin embargo, en medio de todo esto,

“María permanece incluso con templanza, ella no se agita, no es superada por los acontecimientos mayores que ella; en silencio ella considera lo que sucede, manteniéndolo en su mente y el corazón, y reflexiona con calma y serenidad. Esta es la paz interior que debemos tener en medio de los acontecimientos a veces tumultuosos y confusos de la historia”.

Benedicto señala que el fundamento de la paz se puede encontrar haciendo como María: contemplando a Jesucristo. Somos hijos e hijas de Dios, y, como María, deberíamos tener la misma seguridad que un niño siente en los brazos de un amante y todopoderoso Padre.

La respuesta de María es muy potente, especialmente a la luz de la propia pérdida de paz.

Esta reflexión de Benedicto nos anima a recurrir una vez más a una profunda la oración y a la contemplación del rostro de Cristo, que es fuente de toda paz.

3 – APRENDER A PERMITIR QUE LA GRACIA DE DIOS TRABAJE

Búsqueda y mantenimiento de la paz interior, un libro escrito por el P. Jacques Phillipe, es otra fuente de sabiduría que te puede ayudar a recuperar la paz interior después de un trauma.

Después de una situación traumática uno queda preocupado y agitado, y en general trata de hacer exactamente lo que el P. Jacques dice de no hacer, correr de un lado para el otro, tratando de resolverlo todo uno mismo.

Pero la solución, escribe, es permanecer pacíficamente ante la mirada de Dios y permitirle trabajar en mí mismo con Su sabiduría y poder.

Él destaca que es esencial para nosotros

“aprender, poco a poco, cómo conservar, en todas las circunstancias, una profunda paz del corazón”.

Y subraya que todo el bien que hacemos viene de Dios y sólo de Él.

A menudo tenemos que experimentar fallas, dificultades, pruebas y sufrimientos para aprender lo que tenemos permitido por Dios.

Cuanto más nuestra alma está en paz y tranquila, más Dios se refleja en ella y más su gracia actúa a través de nosotros.

Pero si nuestra alma está agitada y turbulenta, la gracia de Dios es limitada. El P. Jacques nos enseña que Dios es un Dios de paz, por lo que habla o actúa en paz, no en medio de problemas o agitación.

Para que la gracia de Dios actúe libremente en nuestras vidas, debemos conscientemente renunciar a las cosas que nos perturban y nos problematizan. Esto requiere de la oración, los sacramentos y la docilidad de espíritu, entre muchas otras cosas más.

Una de las preguntas fundamentales que uno se hace entonces a raíz de lo que dice el libro sobre como recuperar mi sensación de paz, es:

¿Cómo puedo dejar actuar a Dios dentro de mí? ¿Cómo puedo permitir que la gracia de Dios opere libremente?

Para ello debemos tratar de descubrir la disposición de nuestra alma, la actitud profunda del corazón y de las condiciones espirituales que lo permiten. Sólo entonces podremos tener un fruto que perdure y encontrar la paz que permanece imperturbable, incluso en los momentos de prueba.

Fuentes:


Foros de la Virgen María

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