Todos pasamos por pruebas en
la vida, la muerte de algún ser querido, empezando por los padres, una
enfermedad, algún desengaño emocional, alguna pelea con una persona que nos
interesa, problemas económicos, un terremoto, y todo lo que uno se puede
imaginar.
Quien piensa que tiene el
control de todo, que debe solucionar las cosas por sí mismo, entra en una
espiral mezcla de pánico e hiperactividad en esos momentos, tratando de
recomponer las cosas externamente. Y eso le lleva a perder la paz interior, de
modo que toda actividad exterior la hará con una fuerte sensación de
intranquilidad, que incluso le llevará a gravar el problema, porque algunas
decisiones que tomará no serán las más correctas.
Pero el que
sabe que no tiene el control de las cosas, que todo está en manos de
Dios, en primer lugar no se
centrará en gastar energía pensando lo injusto que fue suceso traumático, ni en
el dolor que le produjo, porque lo interpretará que fue una prueba que le envió
Dios.
Y en
segundo lugar, también pensará que la solución al problema está en manos
de Dios, que nosotros somos ‘siervos inútiles’ para recomponer la situación,
entonces la mejor opción es dejarlo todo en manos de Dios para que nos guíe
como actuar.
Ya sé que el lector estará pensando que lo que digo
es fácil de escribir pero fácil de operar en una situación concreta, y debo
admitir que es así, pero también que actuar de esa forma requiere un
aprendizaje, que poco a poco nos irá
revelando lo adecuado de este planteo y quitándonos los miedos a quedar
esperando pasivamente, en apariencia.
En cualquier caso, cuando uno
experimenta una conmoción física, mental, espiritual o emocional, el resultado
de tribulación interior es habitual. Nos queda la sensación de estar
perturbados, angustiados y con frecuencia de desesperación.
Entonces,
¿cómo recupero mi paz después de sentirse tan perdido?
1 – TOMARSE TIEMPO PARA LA
ORACIÓN
Inmediatamente
después del trauma, mucha gente está tan metida en el problema que sus
sentimientos y pensamientos no van hacia la oración.
Pero realmente hay que esforzarse por hacerlo; porque lo pone a uno más tranquilo y
pacífico. Aunque es una lucha orar, entregarse al Señor cuando han
pasado cosas que a veces no tienen solución y pedirle que te dirija.
Pero si no
lo haces, te precipitarás en el desconcierto y estrás cada vez más
frustrado.
Se
debería seguir el consejo del Papa emérito Benedicto XVI, cuando habló
después de la Pascua en 2010 acerca de los problemas y dificultades que
enfrentaba la iglesia primitiva:
“Cuando la
primera comunidad cristiana fue confrontada por peligros, dificultades y
amenazas no trató de encontrar la manera de reaccionar, de encontrar
estrategias, de defenderse o buscar medidas adoptar; más bien, cuando se la
puso a prueba, la comunidad comienza a orar y se pone en contacto con Dios”.
Lo primero y más importante
que uno debe hacer es parar, aquietarse, mirar hacia arriba y hacerse tiempo
para orar. Ahí te pone en un mejor estado de ánimo y uno se siente mucho más
útil porque el Señor comienza a orientarte.
2 – CONTEMPLAR A CRISTO PARA
ENCONTRAR UN FUNDAMENTO DE LA PAZ
En la solemnidad de María, Madre de Dios, también
el Día Mundial de la Paz, el Papa
emérito Benedicto preguntó:
“Podemos preguntarnos: ¿cuál es la base, el origen, la raíz de la paz? ¿Cómo podemos
experimentar esa paz dentro de nosotros mismos, a pesar de los problemas, la
oscuridad y la ansiedad? “
Él responde a esa pregunta al pedirnos “contemplar la paz interior” de la Santísima
Virgen María que la conduce a, durante y después del nacimiento de Jesús
(Lucas 2: 16-21).
Durante ese tiempo, dijo, “muchas cosas inesperadas ocurrieron a María;
el agotador viaje de Nazaret a Belén, el no encontrar habitación en la posada…
el canto de los ángeles y la inesperada visita de los pastores”.
Toda
su vida habría sido arrojada en el caos y ella nunca hubiera tomado un descanso. Sin
embargo, en medio de todo esto,
“María permanece incluso con
templanza, ella no se agita, no es superada por los acontecimientos mayores que
ella; en silencio ella considera lo que sucede, manteniéndolo en su mente y el
corazón, y reflexiona con calma y serenidad. Esta es la paz interior que
debemos tener en medio de los acontecimientos a veces tumultuosos y confusos de
la historia”.
Benedicto señala que el fundamento de la paz se
puede encontrar haciendo como María: contemplando a Jesucristo. Somos hijos e
hijas de Dios, y, como María, deberíamos
tener la misma seguridad que un niño siente en los brazos de un amante y
todopoderoso Padre.
La respuesta de María es muy potente, especialmente
a la luz de la propia pérdida de paz.
Esta
reflexión de Benedicto nos anima a recurrir una vez más a una profunda la
oración y a la contemplación del rostro de Cristo, que es fuente de toda paz.
3 – APRENDER A PERMITIR QUE LA
GRACIA DE DIOS TRABAJE
Búsqueda y
mantenimiento de la paz interior, un libro escrito por el P. Jacques
Phillipe, es otra fuente de sabiduría que te puede ayudar a recuperar la paz interior después de un trauma.
Después
de una situación traumática uno queda preocupado y agitado, y en general trata
de hacer exactamente lo que el P. Jacques dice de no hacer, correr de un lado
para el otro, tratando de resolverlo todo uno mismo.
Pero la solución, escribe, es permanecer
pacíficamente ante la mirada de Dios y permitirle
trabajar en mí mismo con Su sabiduría y poder.
Él destaca que es esencial para nosotros
“aprender,
poco a poco, cómo conservar, en todas las circunstancias, una profunda paz del
corazón”.
Y subraya que todo el bien que hacemos viene de Dios y sólo de Él.
A menudo tenemos que experimentar fallas,
dificultades, pruebas y sufrimientos para aprender lo que tenemos permitido por Dios.
Cuanto más nuestra alma está
en paz y tranquila, más Dios se refleja en ella y más su gracia actúa a través
de nosotros.
Pero si nuestra alma está agitada y turbulenta, la
gracia de Dios es limitada. El P. Jacques nos enseña que Dios es un Dios de paz, por lo que habla o
actúa en paz, no en medio de problemas o agitación.
Para que la gracia de Dios actúe libremente en
nuestras vidas, debemos conscientemente renunciar a las cosas que nos perturban
y nos problematizan. Esto requiere de
la oración, los sacramentos y la docilidad de espíritu, entre muchas otras
cosas más.
Una de las preguntas fundamentales que uno se hace
entonces a raíz de lo que dice el libro sobre como recuperar mi sensación de paz, es:
¿Cómo
puedo dejar actuar a Dios dentro de mí? ¿Cómo puedo permitir que la gracia de
Dios opere libremente?
Para ello debemos tratar de descubrir
la disposición de nuestra alma, la actitud profunda del corazón y de las
condiciones espirituales que lo permiten. Sólo entonces podremos tener
un fruto que perdure y encontrar la paz que permanece imperturbable, incluso en
los momentos de prueba.
Fuentes:
- http://www.restlesspress.net/peace-after-trauma-interior-spiritual-life/
- http://shopbeatitudes.blogspot.co.nz/
- http://www.restlesspress.net/peace-after-trauma-interior-spiritual-life/www.frjacquesphilippe.com
- http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2010/documents/hf_ben-xvi_hom_20100101_world-day-peace.html
- http://benedicto16.info/2010/04/
Foros de la Virgen María
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