La novena en honor del
Espíritu Santo es la más antigua de todas las novenas ya que fue la primera
novena hecha, bajo el mandato del mismo Señor, cuando les dijo a sus apóstoles
que permanecieran en Jerusalén en espera de la venida del Espíritu Santo, en el
primer Pentecostés.
Es, aún hoy, la única novena
oficialmente prescripta por la Iglesia. Dirigida a la Tercera Persona de la
Santísima Trinidad, es una plegaria poderosa para alcanzar la luz, la fortaleza
y el amor de los que cada cristiano es tan necesitado.
Empieza
el viernes de la semana anterior a Pentecostés.
Nuestra
Santísima Madre en Medjugorje nos dijo el 2 de junio de 1984:
“Queridos hijos, deseo decirles en esta tarde que en los días de esta novena oren para que el Espíritu Santo se derrame sobre todas sus familias y sobre la parroquia. Oren y ustedes no se arrepentirán. Dios les dará los dones y ustedes lo glorificarán hasta el fin de sus vidas. Gracias por haber respondido a mi llamado”.
“Queridos hijos, deseo decirles en esta tarde que en los días de esta novena oren para que el Espíritu Santo se derrame sobre todas sus familias y sobre la parroquia. Oren y ustedes no se arrepentirán. Dios les dará los dones y ustedes lo glorificarán hasta el fin de sus vidas. Gracias por haber respondido a mi llamado”.
San
Ambrosio dice:
“Recuerda, pues, que has recibido el sello del Espíritu, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de piedad, espíritu del santo temor, y conserva lo que has recibido. Dios Padre te ha sellado, Cristo el Señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón, como prenda suya, el Espíritu Santo, como te enseña el Apóstol.”
Tratado sobre los misterios, 29-30
“Recuerda, pues, que has recibido el sello del Espíritu, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de piedad, espíritu del santo temor, y conserva lo que has recibido. Dios Padre te ha sellado, Cristo el Señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón, como prenda suya, el Espíritu Santo, como te enseña el Apóstol.”
Tratado sobre los misterios, 29-30
SIETE VENTAJAS PRECIOSAS PARA
EL QUE HA HECHO LA PROMESA DE PROPAGAR LA DEVOCIÓN AL ESPÍRITU SANTO
1. Se crea un lazo de amor
entre nuestra alma y la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.
2. Un aumento notable de todas nuestras devociones, especialmente a la Sagrada Eucaristía, al Corazón de Jesús y a la Santísima Virgen.
3. Una seguridad de recibir en el alma más inspiraciones del Espíritu Santo y la fuerza para ponerlas en práctica.
4. Procurar, de una manera excelente, la gloria de Dios, trabajando cada día en hacer conocer y amar al Santificador de las almas.
5. Trabajar muy especialmente por el advenimiento del Reinado de Dios en el mundo por la acción del Espíritu vivificante.
6. Ser verdadera y prácticamente Apóstol del Espíritu Santo.
7. Atraer sobre el alma auxilios espirituales del Espíritu Santo; más intima unión con Dios por medio del Santificador; mayor progreso en la oración mental; más consuelo, y hasta alegría, en la hora de la muerte después de tan sublime apostolado.
(El invocar a menudo al Espíritu Santo es prenda segura de acierto y ayuda en nuestros problemas y necesidades espirituales y temporales.)
2. Un aumento notable de todas nuestras devociones, especialmente a la Sagrada Eucaristía, al Corazón de Jesús y a la Santísima Virgen.
3. Una seguridad de recibir en el alma más inspiraciones del Espíritu Santo y la fuerza para ponerlas en práctica.
4. Procurar, de una manera excelente, la gloria de Dios, trabajando cada día en hacer conocer y amar al Santificador de las almas.
5. Trabajar muy especialmente por el advenimiento del Reinado de Dios en el mundo por la acción del Espíritu vivificante.
6. Ser verdadera y prácticamente Apóstol del Espíritu Santo.
7. Atraer sobre el alma auxilios espirituales del Espíritu Santo; más intima unión con Dios por medio del Santificador; mayor progreso en la oración mental; más consuelo, y hasta alegría, en la hora de la muerte después de tan sublime apostolado.
(El invocar a menudo al Espíritu Santo es prenda segura de acierto y ayuda en nuestros problemas y necesidades espirituales y temporales.)
NOVENA “A”
Les proponemos el siguiente esquema para todos los
días:
– Reunidos en un lugar adecuado preparamos un pequeño altar(con un mantel, velita, si se quiere algunas flores), donde coloquemos la Palabra de Dios, alguna estampa del Espíritu Santo y la imagen de la Virgen María o una estampa de ella.
– Luego juntos rezamos la Oración Inicial.
– A continuación anunciamos la intención del día, el valor a meditar
– Se proclama un texto bíblico. Canto.
– Reflexionamos, presentamos nuestras peticiones(al final rezamos juntos un Padrenuestro, Avemaría, Gloria).
– Oración final.
– Reunidos en un lugar adecuado preparamos un pequeño altar(con un mantel, velita, si se quiere algunas flores), donde coloquemos la Palabra de Dios, alguna estampa del Espíritu Santo y la imagen de la Virgen María o una estampa de ella.
– Luego juntos rezamos la Oración Inicial.
– A continuación anunciamos la intención del día, el valor a meditar
– Se proclama un texto bíblico. Canto.
– Reflexionamos, presentamos nuestras peticiones(al final rezamos juntos un Padrenuestro, Avemaría, Gloria).
– Oración final.
Oración
Inicial
Guía: Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tú amor. Envía tu Espíritu para darnos nueva vida.
Todos: Y renovarás la faz de la tierra.
Guía: Oración: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, has que guiados por este mismo Espíritu gustemos la dulzura del bien y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Guía: Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tú amor. Envía tu Espíritu para darnos nueva vida.
Todos: Y renovarás la faz de la tierra.
Guía: Oración: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, has que guiados por este mismo Espíritu gustemos la dulzura del bien y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
ACTO
DE CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
(Se reza diariamente durante la novena)
(Se reza diariamente durante la novena)
De rodillas frente a la gran multitud de testigos
celestiales me ofrezco, en alma y cuerpo, a Ti, Eterno Espíritu de Dios. Adoro
la brillantez de tu Pureza, la inequívoca precisión de tu Justicia, y el poder
de tu Amor. Tú eres la Fuerza y la Luz de mi alma. En Ti yo vivo, me muevo y
soy. Deseo no contristarte nunca por la infidelidad a la gracia, y ruego con
todo mi corazón apartarme del mínimo pecado contra Ti. Misericordiosamente
cuida de mi íntimo pensamiento y concédeme que pueda siempre observar tu Luz,
escuchar tu Voz, y seguir las inspiraciones de tu gracia. Yo me aferro a Ti y
me entrego a Ti y te pido, por tu Compasión, que me cuides en mi debilidad.
Sosteniendo los pies traspasados de Jesús y viendo sus Cinco Llagas, y confiando
en su Preciosa Sangre y adorando su Costado y su Corazón Abierto, te imploro,
Adorable Espíritu, Ayuda de mi enfermedad, mantenme en tu gracia, que nunca
peque contra Ti. ¡Dame la gracia, Oh Espíritu Santo, Espíritu del Padre y del
Hijo, de decirte siempre que sí en todo tiempo y lugar. “¡Habla, Señor, que tu
siervo escucha!”. Amén.
ORACIÓN
POR LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU SANTO
(Se reza diariamente durante la novena)
Oh, Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu Santo para completar tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar sólo a las cosas que son eternas, el Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente con la luz de tu divina verdad, el Espíritu de Consejo para que pueda siempre elegir el camino más seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo, el Espíritu de Fortaleza para que pueda llevar mi cruz contigo y sobrellevar con coraje todos los obstáculos que se opongan a mi salvación, el Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y conocerme a mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los santos, el Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable, y el Espíritu de Temor de Dios para que pueda ser lleno de reverencia amorosa hacia Dios y que tema en cualquier modo disgustarlo. Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu. Amén.
Oh, Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu Santo para completar tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar sólo a las cosas que son eternas, el Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente con la luz de tu divina verdad, el Espíritu de Consejo para que pueda siempre elegir el camino más seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo, el Espíritu de Fortaleza para que pueda llevar mi cruz contigo y sobrellevar con coraje todos los obstáculos que se opongan a mi salvación, el Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y conocerme a mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los santos, el Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable, y el Espíritu de Temor de Dios para que pueda ser lleno de reverencia amorosa hacia Dios y que tema en cualquier modo disgustarlo. Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu. Amén.
PRIMER
DÍA (viernes)
¡Espíritu Santo! ¡Señor de Luz! ¡Danos, desde tu clara altura celestial, tu puro radiante esplendor!
¡Espíritu Santo! ¡Señor de Luz! ¡Danos, desde tu clara altura celestial, tu puro radiante esplendor!
El
Espíritu Santo
Sólo una cosa es importante: la salvación eterna. Por lo tanto, sólo una cosa hay que temer: el pecado. El pecado es el resultado de la ignorancia, debilidad e indiferencia. El Espíritu Santo es el Espíritu de Luz, de Fuerza y de Amor. Con sus siete dones ilumina la mente, fortalece la voluntad, e inflama el corazón con el amor de Dios. Para asegurarnos la salvación debemos invocar al Divino Espíritu diariamente, porque “el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros” (Rom 8,26).
Sólo una cosa es importante: la salvación eterna. Por lo tanto, sólo una cosa hay que temer: el pecado. El pecado es el resultado de la ignorancia, debilidad e indiferencia. El Espíritu Santo es el Espíritu de Luz, de Fuerza y de Amor. Con sus siete dones ilumina la mente, fortalece la voluntad, e inflama el corazón con el amor de Dios. Para asegurarnos la salvación debemos invocar al Divino Espíritu diariamente, porque “el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros” (Rom 8,26).
Oración
Omnipotente y eterno Dios, que has condescendido para regenerarnos con el agua y el Espíritu Santo, y nos has dado el perdón de todos los pecados, permite enviar del cielo sobre nosotros los siete dones de tu Espíritu, el Espíritu de Sabiduría y de Entendimiento, el Espíritu de Consejo y de Fortaleza, el Espíritu de Conocimiento y de Piedad, y llénanos con el Espíritu del Santo Temor. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Omnipotente y eterno Dios, que has condescendido para regenerarnos con el agua y el Espíritu Santo, y nos has dado el perdón de todos los pecados, permite enviar del cielo sobre nosotros los siete dones de tu Espíritu, el Espíritu de Sabiduría y de Entendimiento, el Espíritu de Consejo y de Fortaleza, el Espíritu de Conocimiento y de Piedad, y llénanos con el Espíritu del Santo Temor. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
SEGUNDO
DÍA
¡Ven, Padre de los pobres. Ven, tesoros que sostienes. Ven, Luz de todo lo que vive!
¡Ven, Padre de los pobres. Ven, tesoros que sostienes. Ven, Luz de todo lo que vive!
El
don del Temor
El don del Santo Temor de Dios nos llena con un soberano respeto por Dios, y nos hace que a nada temamos más que a ofenderlo por el pecado. Es un temor que se eleva, no desde el pensamiento del infierno, sino del sentimiento de reverencia y filial sumisión a nuestro Padre Celestial. Es el temor principio de sabiduría, que nos aparta de los placeres mundanos que podrían de algún modo separarnos de Dios. “Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su presencia se humillan” (Ecl 2,17).
El don del Santo Temor de Dios nos llena con un soberano respeto por Dios, y nos hace que a nada temamos más que a ofenderlo por el pecado. Es un temor que se eleva, no desde el pensamiento del infierno, sino del sentimiento de reverencia y filial sumisión a nuestro Padre Celestial. Es el temor principio de sabiduría, que nos aparta de los placeres mundanos que podrían de algún modo separarnos de Dios. “Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su presencia se humillan” (Ecl 2,17).
Oración
Ven, Oh bendito Espíritu de Santo Temor, penetra en lo más íntimo de mi corazón, que te tenga, mi Señor y Dios, ante mi rostro para siempre, ayúdame a huir de todas las cosas que te puedan ofender y hazme merecedor ante los ojos puros de tu Divina Majestad en el Cielo, donde Tú vives y reinas en unidad de la siempre Bendita Trinidad, Dios en el mundo que no tiene fin. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Ven, Oh bendito Espíritu de Santo Temor, penetra en lo más íntimo de mi corazón, que te tenga, mi Señor y Dios, ante mi rostro para siempre, ayúdame a huir de todas las cosas que te puedan ofender y hazme merecedor ante los ojos puros de tu Divina Majestad en el Cielo, donde Tú vives y reinas en unidad de la siempre Bendita Trinidad, Dios en el mundo que no tiene fin. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
TERCER
DÍA
Tú, de todos los consoladores el mejor, visitando el corazón turbado, da la gracia de la placentera paz.
Tú, de todos los consoladores el mejor, visitando el corazón turbado, da la gracia de la placentera paz.
El
don de Piedad
El don de Piedad suscita en nuestros corazones una filial afección por Dios como nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira, por amor a Él, a amar y respetar a las personas y cosas a Él consagradas, así como aquellos que están envestidos con su autoridad, su Santísima Madre y los Santos, la Iglesia y su cabeza visible, nuestros padres y superiores, nuestro país y sus gobernantes. Quien está lleno del don de Piedad no encuentra la práctica de la religión como deber pesado sino como deleitante servicio. Donde hay amor no hay trabajo.
El don de Piedad suscita en nuestros corazones una filial afección por Dios como nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira, por amor a Él, a amar y respetar a las personas y cosas a Él consagradas, así como aquellos que están envestidos con su autoridad, su Santísima Madre y los Santos, la Iglesia y su cabeza visible, nuestros padres y superiores, nuestro país y sus gobernantes. Quien está lleno del don de Piedad no encuentra la práctica de la religión como deber pesado sino como deleitante servicio. Donde hay amor no hay trabajo.
Oración
Ven, Oh Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi corazón. Enciende dentro mío tal amor por Dios que encuentre satisfacción sólo en su servicio, y por amor a Él me someta amorosamente a toda legítima autoridad. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Ven, Oh Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi corazón. Enciende dentro mío tal amor por Dios que encuentre satisfacción sólo en su servicio, y por amor a Él me someta amorosamente a toda legítima autoridad. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
CUARTO
DÍA
Tú, en la fatiga dulce alivio, refresco placentero en el calor, solaz en medio de la miseria.
Tú, en la fatiga dulce alivio, refresco placentero en el calor, solaz en medio de la miseria.
El
don de Fortaleza
Por el don de Fortaleza el alma se fortalece ante el miedo natural y soporta hasta el final el desempeño de una obligación. La fortaleza le imparte a la voluntad un impulso y energía que la mueve a llevar a cabo, sin dudarlo, las tareas más arduas, a enfrentar los peligros, a estar por encima del respeto humano, y a soportar sin quejarse el lento martirio de la tribulación aún de toda una vida. “El que persevere hasta el fin, ese se salvará”(Mt 24,13).
Por el don de Fortaleza el alma se fortalece ante el miedo natural y soporta hasta el final el desempeño de una obligación. La fortaleza le imparte a la voluntad un impulso y energía que la mueve a llevar a cabo, sin dudarlo, las tareas más arduas, a enfrentar los peligros, a estar por encima del respeto humano, y a soportar sin quejarse el lento martirio de la tribulación aún de toda una vida. “El que persevere hasta el fin, ese se salvará”(Mt 24,13).
Oración
Ven, Oh Espíritu de Fortaleza, alza mi alma en tiempo de turbación y adversidad, sostiene mis esfuerzos de santidad, fortalece mi debilidad, dame valor contra todos los asaltos de mis enemigos, que nunca sea yo confundido y me separe de Ti, Oh mi Dios y mi máximo Bien. Amén
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Ven, Oh Espíritu de Fortaleza, alza mi alma en tiempo de turbación y adversidad, sostiene mis esfuerzos de santidad, fortalece mi debilidad, dame valor contra todos los asaltos de mis enemigos, que nunca sea yo confundido y me separe de Ti, Oh mi Dios y mi máximo Bien. Amén
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
QUINTO
DÍA
¡Luz inmortal! ¡Divina Luz! ¡Visita estos corazones tuyos y llena nuestro más íntimo ser!
¡Luz inmortal! ¡Divina Luz! ¡Visita estos corazones tuyos y llena nuestro más íntimo ser!
El
don del Conocimiento
El don del Conocimiento permite al alma darle a las cosas creadas su verdadero valor en su relación con Dios. El conocimiento desenmascara la simulación de las creaturas, revela su vacuidad y hace notar sus verdaderos propósitos como instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra el cuidado amoroso de Dios aún en la adversidad, y nos lleva a glorificarlo en cada circunstancia de la vida. Guiados por su luz damos prioridad a las cosas que deben tenerla y apreciamos la amistad de Dios por encima de todo. “El conocimiento es fuente de vida para aquel que lo posee” (Prov 16,22).
El don del Conocimiento permite al alma darle a las cosas creadas su verdadero valor en su relación con Dios. El conocimiento desenmascara la simulación de las creaturas, revela su vacuidad y hace notar sus verdaderos propósitos como instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra el cuidado amoroso de Dios aún en la adversidad, y nos lleva a glorificarlo en cada circunstancia de la vida. Guiados por su luz damos prioridad a las cosas que deben tenerla y apreciamos la amistad de Dios por encima de todo. “El conocimiento es fuente de vida para aquel que lo posee” (Prov 16,22).
Oración
Ven, Oh Bendito Espíritu de Conocimiento, y concédeme que pueda percibir la voluntad del Padre; muéstrame la nulidad de las cosas de la tierra, que tenga idea de su vanidad y las use sólo para tu gloria y mi propia salvación, siempre por encima de ellas mirándote a Ti y tus premios eternos. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Ven, Oh Bendito Espíritu de Conocimiento, y concédeme que pueda percibir la voluntad del Padre; muéstrame la nulidad de las cosas de la tierra, que tenga idea de su vanidad y las use sólo para tu gloria y mi propia salvación, siempre por encima de ellas mirándote a Ti y tus premios eternos. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
SEXTO
DÍA
Si tu apartas tu gracia, nada puro permanecerá en el hombre, todo lo que es bueno se volverá enfermo.
Si tu apartas tu gracia, nada puro permanecerá en el hombre, todo lo que es bueno se volverá enfermo.
El
don del Entendimiento
El Entendimiento, como don del Santo Espíritu, nos ayuda a aferrar el significado de las verdades de nuestra santa religión. Por la fe las conocemos, pero por el entendimiento aprendemos a apreciarlas y a apetecerlas. Nos permite penetrar el profundo significado de las verdades reveladas y, a través de ellas, avivar la novedad de la vida. Nuestra fe deja de ser estéril e inactiva e inspira un modo de vida que da elocuente testimonio de la fe que hay en nosotros. Comenzamos a “caminar dignos de Dios en todas las cosas complaciendo y creciendo en el conocimiento de Dios”.
El Entendimiento, como don del Santo Espíritu, nos ayuda a aferrar el significado de las verdades de nuestra santa religión. Por la fe las conocemos, pero por el entendimiento aprendemos a apreciarlas y a apetecerlas. Nos permite penetrar el profundo significado de las verdades reveladas y, a través de ellas, avivar la novedad de la vida. Nuestra fe deja de ser estéril e inactiva e inspira un modo de vida que da elocuente testimonio de la fe que hay en nosotros. Comenzamos a “caminar dignos de Dios en todas las cosas complaciendo y creciendo en el conocimiento de Dios”.
Oración
Ven, Oh Espíritu de Entendimiento, e ilumina nuestras mentes, que podamos conocer y creer en todos los misterios de la salvación, y que por fin podamos merecer ver la eterna luz en la Luz, y en la luz de la gloria tener una clara visión de Ti y del Padre y del Hijo. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Ven, Oh Espíritu de Entendimiento, e ilumina nuestras mentes, que podamos conocer y creer en todos los misterios de la salvación, y que por fin podamos merecer ver la eterna luz en la Luz, y en la luz de la gloria tener una clara visión de Ti y del Padre y del Hijo. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
SÉPTIMO
DÍA
Sana nuestras heridas, renueva nuestra fuerza. En nuestra aridez derrama tu rocío. Lava las manchas de la culpa.
Sana nuestras heridas, renueva nuestra fuerza. En nuestra aridez derrama tu rocío. Lava las manchas de la culpa.
El
don de Consejo
El don de Consejo dota al alma de prudencia sobrenatural, permitiéndole juzgar con prontitud y correctamente qué debe hacer, especialmente en circunstancias difíciles. El Consejo aplica los principios dados por el Conocimiento y el Entendimiento a los innumerables casos concretos que confrontamos en el curso de nuestras diarias obligaciones en tanto padres, docentes, servidores públicos y ciudadanos cristianos. El Consejo es sentido común sobrenatural, un tesoro invalorable en el tema de la salvación. “Y por encima de todo esto, suplica al Altísimo para que enderece tu camino en la verdad” (Ecl 37,15).
El don de Consejo dota al alma de prudencia sobrenatural, permitiéndole juzgar con prontitud y correctamente qué debe hacer, especialmente en circunstancias difíciles. El Consejo aplica los principios dados por el Conocimiento y el Entendimiento a los innumerables casos concretos que confrontamos en el curso de nuestras diarias obligaciones en tanto padres, docentes, servidores públicos y ciudadanos cristianos. El Consejo es sentido común sobrenatural, un tesoro invalorable en el tema de la salvación. “Y por encima de todo esto, suplica al Altísimo para que enderece tu camino en la verdad” (Ecl 37,15).
Oración
Ven, Oh Espíritu de Consejo, ayúdame y guíame en todos mis caminos para que siempre haga tu Santa Voluntad. Inclina mi corazón a aquello que es bueno, apártame de todo lo que es malo y dirígeme por el sendero recto de tus Mandamientos a la meta de la vida eterna que yo anhelo. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Ven, Oh Espíritu de Consejo, ayúdame y guíame en todos mis caminos para que siempre haga tu Santa Voluntad. Inclina mi corazón a aquello que es bueno, apártame de todo lo que es malo y dirígeme por el sendero recto de tus Mandamientos a la meta de la vida eterna que yo anhelo. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
OCTAVO
DÍA
Dobla la voluntad y el corazón obstinado, funde lo que está helado, calienta lo que está frío. Guía los pasos que se han desviado!
Dobla la voluntad y el corazón obstinado, funde lo que está helado, calienta lo que está frío. Guía los pasos que se han desviado!
El
don de Sabiduría
Abarcando a todos los otros dones, como la caridad abraza a todas las otras virtudes, la Sabiduría es el más perfecto de los dones. De la Sabiduría está escrito: “todo lo bueno vino a mí con Ella, y riquezas innumerables me llegaron a través de sus manos”. Es el don de la Sabiduría el que fortalece nuestra fe, fortifica la esperanza, perfecciona la caridad y promueve la práctica de la virtud en el más alto grado. La Sabiduría ilumina la mente para discernir y apreciar las cosas de Dios, ante las cuales los gozos de la tierra pierden su sabor
, mientras la Cruz de Cristo produce una divina dulzura, de acuerdo a las palabras del Salvador: “Toma tu cruz y sígueme, porque mi yugo es dulce y mi carga ligera”.
Abarcando a todos los otros dones, como la caridad abraza a todas las otras virtudes, la Sabiduría es el más perfecto de los dones. De la Sabiduría está escrito: “todo lo bueno vino a mí con Ella, y riquezas innumerables me llegaron a través de sus manos”. Es el don de la Sabiduría el que fortalece nuestra fe, fortifica la esperanza, perfecciona la caridad y promueve la práctica de la virtud en el más alto grado. La Sabiduría ilumina la mente para discernir y apreciar las cosas de Dios, ante las cuales los gozos de la tierra pierden su sabor
, mientras la Cruz de Cristo produce una divina dulzura, de acuerdo a las palabras del Salvador: “Toma tu cruz y sígueme, porque mi yugo es dulce y mi carga ligera”.
Oración
Ven, Oh Espíritu de Sabiduría y revela a mi alma los misterios de las cosas celestiales, su enorme grandeza, poder y belleza. Enséñame a amarlas sobre todo y por encima de todos los gozos pasajeros y las satisfacciones de la tierra. Ayúdame a conseguirlas y a poseerlas para siempre. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Ven, Oh Espíritu de Sabiduría y revela a mi alma los misterios de las cosas celestiales, su enorme grandeza, poder y belleza. Enséñame a amarlas sobre todo y por encima de todos los gozos pasajeros y las satisfacciones de la tierra. Ayúdame a conseguirlas y a poseerlas para siempre. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
NOVENO
DÍA
Tú, en aquellos que siempre más te confiesan y te adoran, en tus siete dones, desciende. Dales alivio en la muerte. Dales vida Contigo en las alturas. Dale los gozos que no tienen fin. Amén.
Tú, en aquellos que siempre más te confiesan y te adoran, en tus siete dones, desciende. Dales alivio en la muerte. Dales vida Contigo en las alturas. Dale los gozos que no tienen fin. Amén.
Los
frutos del Espíritu Santo
Los dones del Espíritu Santo perfeccionan las virtudes sobrenaturales al permitirnos practicarlas con mayor docilidad a la divina inspiración. A medida que crecemos en el conocimiento y en el amor de Dios, bajo la dirección del Santo Espíritu, nuestro servicio se torna más sincero y generoso y la práctica de las virtudes más perfecta. Tales actos de virtudes dejan el corazón lleno de alegría y consolación y son conocidos como frutos del Espíritu Santo. Estos frutos, a su vez, hacen la práctica de las virtudes más activa y se vuelven un poderoso incentivo para esfuerzos aún mayores en el servicio de Dios.
Los dones del Espíritu Santo perfeccionan las virtudes sobrenaturales al permitirnos practicarlas con mayor docilidad a la divina inspiración. A medida que crecemos en el conocimiento y en el amor de Dios, bajo la dirección del Santo Espíritu, nuestro servicio se torna más sincero y generoso y la práctica de las virtudes más perfecta. Tales actos de virtudes dejan el corazón lleno de alegría y consolación y son conocidos como frutos del Espíritu Santo. Estos frutos, a su vez, hacen la práctica de las virtudes más activa y se vuelven un poderoso incentivo para esfuerzos aún mayores en el servicio de Dios.
Oración
Ven, Oh Divino Espíritu, llena mi corazón con tus frutos celestiales: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Que nunca esté yo cansado en el servicio de Dios sino que, por continua y fiel sumisión a tu inspiración, merezca estar eternamente unido Contigo, en el amor del Padre y del Hijo. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Ven, Oh Divino Espíritu, llena mi corazón con tus frutos celestiales: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Que nunca esté yo cansado en el servicio de Dios sino que, por continua y fiel sumisión a tu inspiración, merezca estar eternamente unido Contigo, en el amor del Padre y del Hijo. Amén.
(Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria, 7 veces. Acto de Consagración y Oración por los siete dones)
Fuente EWTN
NOVENA “B”
ORACIONES
PARA EMPEZAR TODOS LOS DÍAS
¡Dios mío! Dios de amor y de verdad. Autor de la
santificación de nuestras almas, postrado humildemente ante vuestra soberana
Majestad, detesto en la amargura de mi corazón todos mis pecados, como ofensas
hechas a Vos, digno de ser amado sobre todas las cesas. ¡Oh bondad infinita!
¡Quién jamás os hubiera ofendido! Perdonadme,
Señor, Dios de gracia y de misericordia, perdonadme mis continuas
infidelidades; el no haber tenido valor para ejecutar cosa alguna buena,
después que tantas veces vuestra misericordia y gracia me han solicitado,
reprendido, amenazado e inspirado amorosamente.
Me pesa, me arrepiento de la ingrata
correspondencia e indigna ceguedad con que he resistido incesantemente a
vuestros dulces y divinos llamamientos. Mas propongo firmemente con vuestro
auxilio de no ser ya rebelde a Vos, de seguir en adelante vuestras tiernas
inspiraciones con suma docilidad. A este fin, alumbrad, oh fuente de luz, mi
entendimiento, fortaleced mi voluntad, purificad mi corazón, arreglad todos mis
pensamientos, deseos y afectos, y hacedme digno de gustar los frutos bienaventurados
que vuestros dones producen en las almas que os poseen. Concededme las gracias
que os pido en esta Novena, si han de ser para mayor gloria vuestra, y para que
yo os vea, ame y alabe sin fin en vuestra gloria.
Amén.
Invocación
al Espíritu Santo
Ven a nuestras almas ¡Oh Espíritu SANTO! y del
cielo envía de tu luz un rayo. Ven, padre de pobres, ven, de dones franco, ven,
de corazones lucido reparo. Ven, consolador, dulce y soberano, huésped de las
almas, suave regalo. En los contratiempos descanso al trabajo, templanza en lo
ardiente consuelo en el llanto. Santísima luz de todo cristiano, lo íntimo del
pecho, llena de amor casto. En el hombre nada se halla sin tu amparo, y nada
haber puede sin Ti, puro y santo. Con tus aguas puras lava lo manchado, riega
lo que es seco pon lo enfermo sano. Al corazón duro doblegue tu mano, y ablande
las almas que manchó el pecado. Vuelve al buen camino al extraviado, y al
helado enciende en tu fuego santo. Concede a tus fieles en Ti confiados de tus
altos dones sacro setenario. Aumento en virtudes haz que merezcamos, del eterno
gozo el feliz descanso. Amén.
ORACIONES
FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
(excepto el último día)
(excepto el último día)
Himno al Espíritu Santo
¡Ven, oh Criador Espíritu! nuestras almas visitad, los
pechos, que Vos criasteis, llene gracia celestial. Pues sois Paráclito
Espíritu, Don del Padre celestial, fuente viva, sacro fuego, unción santa,
espiritual. En tus dones setiforrnes, tu promesa paternal, dedo eterno de Dios
Padre nuestras lenguas inflamad. Ilustrad nuestros sentidos, el corazón
inflamad, nuestros cuerpos, que son flacos, con vuestra virtud armad. Apartad
los enemigos, danos la divina paz y siendo Vos nuestra guía huyamos toda
maldad. Par Vos al Padre y al Hijo, en esta vida mortal conozcamos, y creamos siempre
tu Divinidad.
A Dios PADRE sea gloria, al HIJO gloria inmortal y
al Espíritu PARÁCLITO por toda la Eternidad. Amén.
ORACIÓN
¡Oh Espíritu Santo! Divinísimo consolador de mi
alma, fuego, luz y celestial ardor de los corazones humanos, si es para gloria
de vuestra Majestad que yo consiga lo que deseo y pido en este día, dignaos
concedérmelo benignamente; y sino dirigid mi petición, dándome las gracias que
ha de ser para vuestra mayor gloria y bien de la salvación de mi alma. Amén.
Ahora cada uno se recogerá interiormente y pedirá
la gracia que más necesite.
Hecha la petición, se concluirá todos los días con antífona, verso, respuesta y oración siguientes:
Hecha la petición, se concluirá todos los días con antífona, verso, respuesta y oración siguientes:
Antífona
No os dejaré huérfanos, aleluya; voy y vengo a
vosotros, aleluya; y se alegrará vuestro corazón, aleluya, aleluya.
V. Enviad, Señor, vuestro Santo Espirito, y serán
creados.
R. Y renovaréis la faz de la tierra.
R. Y renovaréis la faz de la tierra.
Oración
Oh Dios, que habéis instruido los corazones de los
fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadnos el sentir rectamente con
este mismo Espíritu, y gozar siempre de su consolación. Por Jesucristo Señor
nuestro, tu Hijo, que vive contigo y reina en la unidad del mismo Espíritu
Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
A continuación rezar la oración del día que corresponda:
DÍA
PRIMERO (viernes)
Comenzar con las oraciones preparatorias para todos
los días.
¡Oh Espíritu Santo! Fuente viva de divinas aguas
que, en la creación del mundo, santificasteis las inmensas que rodeaban el
mundo y las aguas del Jordán en el bautismo de Jesucristo, Señor nuestro; yo os
suplico que seáis en mi espíritu, tan árido y seco, la Sagrada fuente de aguas
vivas, que jamás se agote y salte hasta la vida eterna; y la gracia que os pido
en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con las oraciones finales para todos
los días.
DÍA
SEGUNDO
Comenzar con las oraciones preparatorias para todos
los días.
¡Oh Espíritu Santo! Que haciendo sombra con vuestra
virtud altísima a la purísima Virgen María, y llenándola al mismo tiempo de
gracia, obrasteis de un modo inefable y omnipotente la obra infinita de la
Encarnación del Verbo eterno, en el seno virginal de vuestra celestial Esposa:
haced sombra a mi alma y concededme la gracia necesaria para que yo sea digno
de recibir al mismo Verbo divino hecho hombre y sacramentado por mi amor, y
también la especial que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria
vuestra, y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos
los días.
DÍA
TERCERO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos
los días.
¡Oh Espíritu Santo! Celestial paloma que, abriendo
de par en par los cielos, bajasteis sobre Jesús ya bautizado en el Jordán, simbolizando:
que desde cl momento en que tomó la naturaleza humana, habitaba en él la
plenitud de la Divinidad; bajad sobre la mía pobre y miserable y llenadla del
don de sabiduría de consejo, de entendimiento y fortaleza, de ciencia, piedad y
temor de Dios; y dadme la gracia que pido en esta Novena, si es para mayor
gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con las oraciones finales para todos
los días.
DÍA
CUARTO
Comenzar con las oraciones preparatorias para todos
los días.
¡Oh Espíritu Santo! Nube lúcida que haciendo en el
Tabor sombra a Jesús transfigurado y glorioso, ilustrasteis aquel Santo monte,
y amparasteis en su excesivo temor a los Apóstoles, comunicándoles después de
la Ascensión de su Divino Maestro mucha luz, fervor y gracia; ilustrad,
proteged y fecundad mi alma para que yo sea digno discípulo de Jesús, y dadme
la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de
mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos
los días.
DÍA
QUINTO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos
los días.
¡Oh Espíritu Santo! Suave viento que llenó el
Cenáculo y dio fuerza y valor a los corazones de cuantos os esperaban, orando
fervorosamente unidos con una alma y un corazón: ocupad ¡oh Espíritu de vida y
amor! toda la casa de mi pequeño espíritu, mí memoria, entendimiento y
voluntad: y dadme la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria
vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos
los días.
DÍA
SEXTO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos
los días.
Oh Espíritu Santo! Luz clarísima que ilustró el
entendimiento de los santos Apóstoles, comunicándoles, como Sol divino, toda la
luz que necesitaban para su perfección y para la conversión del mundo: llenad
¡oh luz beatísima! todos los senos tenebrosos de mi interior, para que os
conozca y dé a conocer a todo el mundo; y la gracia que os pido en esta Novena,
si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos
los días.
DÍA
SÉPTIMO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos
los días.
¡Oh Espíritu Santo! Sagrado fuego que apareciendo
visible sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, inflamasteis divinamente sus
corazones para que, abrasados en vuestro amor, encendiesen después a todo el
mundo en las mismas sagradas llamas: encended en vuestros santísimos ardores mi
corazón helado, para que, abrasado mi espíritu en ellos, encienda en vuestro
divino amor a cuantos tratare; y dadme la gracia que os pido en esta Novena, si
es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos
los días.
DÍA
OCTAVO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos
los días.
¡Oh Espíritu Santo! Llama ardiente de caridad que
con el fuego de vuestro amor inflamando el corazón de los santos Apóstoles y de
todos los hombres Apostólicos, les comunicasteis el don de lenguas para la
conversión del mundo; inflamad sagrado fuego de amor a mi corazón y mi lengua
para que siempre hable gobernado por vuestro Espíritu, y fervoroso en la
caridad, inflame a todos para que observen fielmente vuestros divinos
mandamientos; y dadme la gracia que pido en esta Novena, si es para mayor
gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos
los días.
DÍA
NOVENO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos
los días.
¡Oh Espíritu Santo! Caridad esencial que, difundida
en los corazones humanos, los divinizáis comunicándoles todas las divinas
gracias que se incluyen en nuestros siete dones, y comprenden cuanto necesita
la vida espiritual, propia de cada uno, y la que deseáis se comunique a todos
los hombres: difundidlos, ¡oh Caridad santísima! en mi corazón tan pobre de
vuestros siete dones, y que con ellos publique vuestras grandezas. ¡Oh Dios
misericordioso! Vos, que antiguamente llenasteis en este dichoso día los pechos
apostólicos de vuestra gracia, llenad los nuestros de vuestros divinos
carismas, concedednos tranquilos tiempos, confirmad las gracias que os hemos
pedido en esta Novena, si son para mayor gloria vuestra y bien de nuestras
almas. Amén.
Después de esta oración, en lugar de la antífona,
verso, respuesta y oración de todos los días, se dirán las siguientes:
ANTÍFONA
PARA EL DÍA NOVENO
Hoy se completaron los días de Pentecostés,
aleluya; hoy se reproducen los felices gozos, cuando el Espíritu Consolador
bajó sobre sus Apóstoles, aleluya; hoy, rayando el resplandor del divino fuego,
reposó el Espíritu Santo en forma de lenguas sobre ellos, aleluya; hoy les hace
fecundos en palabras, les inflama de su amor y les llena de´ sus innumerables
carismas, aleluya, aleluya.
V. Fueron todos llenos del Espíritu Santo, aleluya.
R. Y comenzaron a hablar en varias lenguas, aleluya.
R. Y comenzaron a hablar en varias lenguas, aleluya.
Oración
Oh Dios, que habéis instruido en este día los
Corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadme el sentir
rectamente con este mismo Espíritu, y gozar siempre de su consolación. Por
Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que vive contigo y reina en la unidad del
mismo Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Amén.
Fuente Catholic.net
Foros de la Virgen María
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