REDACCIÓN CENTRAL, 16 May. 16 / 06:32 pm (ACI).-Ante la
complejidad de la teología católica acerca de la naturaleza de la muerte, el infierno y el demonio, la
siguiente lista, apoyada en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, contiene respuestas
a 7 errores recurrentes que los católicos debemos evitar.
1. El demonio es un
mero símbolo
Si esto fuera cierto, entonces Jesús debe haberse equivocado cada vez
que habló del demonio en diferentes partes de las Sagradas Escrituras. El
diablo es real y anda alrededor como león rugiente buscando almas para devorar
(1 Pedro 5: 8). Y, francamente, ¿si es posible para un ser humano rechazar a
Dios, por qué es tan inconcebible que un ángel pueda hacer lo mismo? En esta
existencia, al igual que en la otra, los ángeles y los seres humanos pueden
alinearse con Dios o no (Deu 30:19).
2. Al morir nos
volvemos ángeles
No, absolutamente no. El ser humano es distinto a un ángel y no puede
convertirse en un ser que no es.
El Catecismo
de la Iglesia Católica señala en el numeral 328 que los ángeles existen. En el
numeral 330 se afirma que son seres puramente espirituales con inteligencia y
voluntad. También se precisa que son servidores y mensajeros de Dios.
A diferencia de los ángeles, el ser humano tiene un cuerpo. El Catecismo
señala, en el numeral 366, que el alma espiritual del hombre ha sido creada por
Dios y “no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo
al cuerpo en la resurrección final”.
3. Es fácil determinar
quién irá al infierno
La competencia de la Iglesia está en determinar quién está en el cielo, sin embargo, nadie
sabe quién se encuentra en el infierno. Los que mueren en estado de pecado
mortal tienen muy pocas opciones disponibles, sin embargo, esta no es una razón
por la que debemos ser despectivos o triunfalistas hacia ellos. Más bien, es
importante orar por todos los pecadores, incluso por nuestros peores enemigos
para que se arrepientan y conviertan (Sab 1: 13-15). Perdonen y serán
perdonados (Mateo 6:14, Lucas 6:37). El juicio solo le pertenece a Dios y nadie
más. Simplemente no podemos conocer el interior de otra alma y la verdadera
naturaleza de su relación con Dios.
4. Todos irán al cielo
El infierno existe y Jesús lo asegura varias veces a lo largo de los
Evangelios (Mateo 7: 13-14, Mateo 8:12, Marcos 9:43, Mateo 13: 41-42, 49-50,
48-49, Mat 22:13, Mat 25:46, Lucas 12: 5, Juan 3: 18). Juan también le dedica
un largo pasaje en el Apocalipsis (Ap 14: 9-11; 19:3). Si todo el mundo va al
cielo, eso significa que Jesús estaba confundido o era un ignorante, lo cual es
inaceptable.
5. Quien muere en
estado de gracia se va directamente al cielo
Dejemos esto en las manos del Dios que todo lo puede. Es posible que
algunos se olviden del Purgatorio,
pero las Sagradas Escrituras son muy claras acerca de esto (II Macabeos 12:
39-46, Mat. 5: 24-25, Hab 1:13, I Cor 3: 11-15, Apocalipsis 21:27). El
Purgatorio existe como parte de la economía salvífica. ¿Aparte de la Virgen
María, hay alguien entre nosotros lo suficientemente puro para estar delante de
Dios? (Romanos 3:10, 14: 4, Deu 07:24, Josué 23: 9, 1 Sam 6:20, Esdras 10:13,
Proverbios 27: 4, Salmo 76: 7, 130: 3, Nahum 1: 6), incluso los santos tienen
pecados que necesitan ser expiados y el Purgatorio es parte de la infinita
misericordia de Dios, porque no quiere que ninguno de nosotros muera, sino que
viva y se arrepienta (2 Pedro 3: 9).
6. Las cosas malas solo
le suceden a personas malas
Cristo nos asegura personalmente que esto no tiene sentido (Lucas 13:
1-5). Él les replicó a quienes llegaron con la noticia de aquellos galileos que
fueron asesinados por Pilato cuando ofrecían sacrificios a Dios, diciéndoles:
"¿Creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás porque
corrieron semejante suerte? Yo les digo que no. Y si ustedes no renuncian a sus
caminos, perecerán del mismo modo".
Jesús también nos recuerda que las mejores personas sufren enormemente,
sin embargo, nos da ánimo ante las tribulaciones (Juan 16:33). Él mismo sufrió
una muerte innoble después de ser torturado. Su madre la Virgen María, mujer
concebida sin pecado, tuvo difíciles pruebas durante toda su vida que le ocasionaron gran dolor ¿Por
qué el resto de nosotros, pecadores, nos ahorraremos el sufrimiento que Pablo
nos comenta en Colosenses 1:24?: "Ahora me alegro por los padecimientos
que soporto por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a las
tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia".
7. Podemos escoger qué
reglas queremos obedecer
Tenemos el derecho de cuestionar todo, pero debemos aceptar la enseñanza
de la Iglesia por completo. Si no, nos ponemos encima de la Iglesia y de la
voluntad de Dios. Jesús estableció la Iglesia, a San Pedro como su Vicario en
la tierra y sus sucesores. ¿Quiénes somos para creer que Dios se equivocó en
sus decisiones? (Job 15: 8) ¿Cómo se puede contar con increíble autoridad para
juzgar la ley de Dios?
BONUS: El Concilio Vaticano II puede
deshacerse o ignorarse
Imposible. Los 21 concilios ecuménicos en el transcurso de 1700 años son
importantes, irrevocables e ineluctables debido a que el Espíritu Santo dirige
a todos ellos. Cabe señalar que la doctrina puede haber generado discrepancias,
pero eso significa menos que nada. Del mismo modo que un católico no puede
elegir qué reglas desea seguir, tampoco se le permite elegir su concilio
favorito y excluir los demás.
Traducido y adaptado por Diego López
Marina. Originalmente publicado en el National
Catholic Register.
Foros de la Virgen María
1 comentario:
Excelente artículo. Bendiciones Hermano José.
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