La Iglesia Católica en Sudáfrica contará desde el
13 de septiembre con el primer beato de su historia. Se trata de Benedict Daswa, un maestro y padre de familia de 43 años de edad
que fue brutalmente asesinado por rechazar la brujería en la que creía la mayoría
de su aldea.
La ceremonia de beatificación,
informa la agencia vaticana Fides, se realizará en el Santuario Benedict Baswa
en Tshitanini en la Provincia de Limpopo (Sudáfrica) y será presidida por el Cardenal Angelo Amato,
Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
El 22 de enero de este año el
Papa Francisco autorizó promulgar el decreto que reconoce “el martirio del
Siervo de Dios Tshimangadzo Samuel Benedict Daswa (Bakali), laico, asesinado por odio a la Fe, el
2 de febrero de 1990, en Mbahe (Sudáfrica)”.
Daswa nació el 16 de junio de
1946 en la tribu Lemba en la diócesis de Tzaneen. Durante su infancia fue
pastor como era la costumbre local. Tras la muerte de su padre en un accidente,
viajó a Johannesburgo donde tuvo su primer contacto con la Iglesia Católica a
través de un amigo. Fue bautizado el 21 de abril de 1963, a los
16 años de edad con el nombre de Benedict.
Logró obtener el título de
maestro y en 1976, fundó un equipo de fútbol llamado The Mbahe Eleven
Computers, como herramienta para la educación y la evangelización. Sin embargo,
el equipo comenzó con varias derrotas y varios miembros buscaron un hechicero
para cambiar la suerte del grupo. Esto llevó a Benedict a retirarse del equipo.
Fue nombrado director de una
escuela y siempre ayudó a los necesitados, era reconocido por su vida de
oración, su generosidad y bondad; rasgos que también demostró con su esposa y
sus ocho hijos.
MARTIRIO
En 1990, tras una serie de fuertes temporales en su aldea, la mayoría de los habitantes pensó que estos fenómenos se debían a la brujería. El consejo de ancianos decidió consultar a un curandero y pidió a todos un pago para la consulta. Benedict respondió que los relámpagos eran un fenómeno natural y que su fe católica le impedía pagar a un brujo lo que suscitó la ira de muchos.
El 2 de febrero de 1990 el auto
en el que viajaba Benedict fue detenido en una emboscada. Consiguió huir a pie,
se escondió en una casa. Ante la amenaza de matar a la mujer que lo escondía, Benedict se entregó a sus asesinos diciendo: “Padre recibe mi espíritu”.
Fue
asesinado a cuchilladas, le abrieron el cráneo a golpes y cubrieron su cuerpo
con agua hirviendo para comprobar que efectivamente había muerto.
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