Años 60:
El maestro entra en el aula, todos los alumnos se ponen en pie y de cara al Crucificado rezan un Padrenuestro con tan ensayado coro que pareciera una sola voz.
El docente les ordena sentarse y empieza la clase:
Muchachos, hoy voy a hablaros del mundo occidental de hace 500 años. Aquella fue una edad obscura del hombre, un tiempo en que la humanidad vivió momentos de opacidad intelectual, un tiempo en que las supercherías dominaban la vida de las gentes e incluso los ámbitos académicos. El alto y bajo clero eran de la más baja catadura moral e intelectual.
En esas fechas truculentas, la razón perdió su razón de ser, el sentido común se sustituía por las comunes doctrinas irracionales y, por ejemplo, era habitual acudir a brujas, chamanes y curanderos para buscar solución a todo tipo de males.
Los mandatarios del momento crearon un sistema político que sometía a sus súbditos al más alienante control y cruel letargo.
Sin embargo, el populacho, falto de instrucción e inteligencia, ni siquiera se planteaba rebelarse contra aquel estado corrupto y oligárquico.
Los hombres habían convertido sus propias supersticiones en una realidad indiscutible y era aquello a lo que llamaban ciencia.
Los “eruditos” de la época escribían sobre sus “teorías”, más bien hipótesis, como si de dogmas se tratase. Procuren no reírse cuando las escuchen, pues no está bien hacer burla de aquellos pobres individuos que no tenían la suerte de conocer, como conocemos hoy, las maravillas y secretos de la Ciencia. Además, por aquel entonces muchos sufrieron persecución por opinar de modo distinto y poner en duda aquellos “dogmas”, por ridículos que hoy nos parezcan.
El hombre se embruteció tanto que la vida humana prácticamente no valía nada, sobre todo la de los más indefensos.
La información estaba en manos de unos pocos, mientras el pueblo llano se contentaba con manejar los conocimientos que los poderosos les proporcionaban como distracción somnífera…
En ese momento Jorgito levantó la mano y preguntó: Maestro, ¿es cierto que por aquel entonces se creía que el hombre procedía del mono?
El profesor, ante el ostensible murmullo y las risas de toda la clase, apostilló:
- ¡Orden, muchachos! Vamos a comenzar la tarea de hoy. Antes que nada pongan la fecha: 2 de Diciembre de 2.563…
Por Andrés Carballo
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