Llegaban al final de la cena. Habían permanecido todo el rato en silencio, pero en ese momento el Anacoreta dijo a su joven seguidor:
- ¿Te das cuenta de la cantidad de cosas que observamos? La televisión nos pone delante cantidad de miserias: crisis, corrupción, guerras, hambre, catástrofes...Nos indignamos. Sí, pero hemos de ser sinceros; no pasamos de una indignación temporal. Al poco rato nos olvidamos de todo. Corremos el riesgo de convertirnos en espectadores de la vida.
Empezó a recoger los platos y añadió:
- Sin embargo, si en este momento llamaran a la puerta para desahuciarnos, no tuviéramos donde dormir, nada para comer...lo veríamos todo de manera muy distinta. Pasaríamos de espectadores a implicados.
Miró a los ojos del joven seguidor y dijo:
- Sin embargo, hay personas, que sin estar implicadas, dejan de ser espectadoras y se comprometen, se implican. Teresa de Calcuta, Vicente Ferrer, Casaldáliga, Viqui Molins, el Hno. Adriano, el Pare Manel...y tantas personas anónimas, que no sólo se indignan, sino que se han implicado en sus vidas. Esos son los verdaderos cristianos...aunque no conozcan a Jesús.
Y se fueron a lavar los platos.
Joan Josep Tamburini
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