martes, 7 de mayo de 2013

EL ANACORETA Y VIVIR PARA LOS DEMÁS


Aquel hombre dijo con seriedad:

- Con esta sociedad y esta Iglesia he decidido vivir mi interioridad, mi Fe, mis ideas, sin preocuparme de lo que digan los demás. He de ser yo mismo.

Lo miró sonriendo el Anacoreta y le dijo:

- El problema es que el hombre es un ser social y que hemos de ser nosotros mismos junto a los demás. Además, por más que nuestra respuesta deba ser personal, el cristianismo es comunitario; sólo se puede vivir plenamente en comunidad.

Guardó un pequeño silencio y prosiguió:

- No podemos vivir nuestro yo sin un tu. No podemos unirnos a Dios sin vivir para los demás. Por mucho que nos desagrade la sociedad, no podemos prescindir de ella. Lo que debemos hacer, es intentar cambiarla con nuestra entrega, con nuestro amor. Sólo con nuestra entrega podemos descalificar la idea de que el hombre es un lobo para el hombre o de que los otros son el infierno. Los otros son nuestros hermanos. Eso es lo que nos ayuda a ser nosotros mismos.

Joan Josep Tamburini

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