viernes, 5 de junio de 2009

EXCELENCIA EN LA CONVERSACIÓN CON DIOS


Todos podemos hablar con Dios. Pero la pregunta es: ¿Lo hacemos? ¿Con qué frecuencia? ¿En qué momentos?

§ Jack Hayford, un hombre de Dios dijo: Esperar cuando no hay esperanza, es una prueba de necedad.
§ Otro mundo responde: Lo necio del mundo, es más sabio que los hombres.
§ La sociedad suplica: ¿Hay salida para mí?
§ Negocios naufragados en las rocas de los reveses financieros.
§ Matrimonios cuyo amor se ha escurrido y la sociedad afirma que el divorcio es la respuesta.
§ Informes médicos que en silencio gritan: Cáncer.
§ Niños que estallan en pautas de conducta que no se pueden predecir.
§ Facturas amontonándose sobre un libro de cheques exánime (sin señales de vida).
§ Empleos que desaparecen y la condición de sin trabajo conduce al obrero a un callejón sin salida.
§ Esperanzas a largo plazo que se desvanecen.
§ Dolor continuo de un problema físico que no tiene alivio.

En estos puntos la fe se empaña, pero no hay otra cosa que hacer, que conversar con Dios. Es decirle a él con una actitud sincera que no lo podemos hacer, que Jesucristo es el autor de la vida y el único camino a Dios.

Mateo 11: 28: Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar.

Así como el Creador le da a su criatura la capacidad de tener sed, es porque existe el agua para satisfacer esa necesidad, y como cuando él crea al hombre hay alimento para corresponder a ese apetito, así mismo él inclina a los hombres a orar o a conversar con Él, es porque en la oración hay una correspondiente bendición para ellos.

Excelencia en la conversación con Dios. Quizás has dicho, yo le hablo a Dios y él no me responde. ¿Estarás haciéndolo en la forma correcta?

Hay condiciones para llegar a la excelencia en la conversación con Dios. 2 Crón. 7:14. Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
§ Humillarse: bajar, inclinar una parte del cuerpo como la cabeza o rodilla, en señal de acatamiento. Abatir el orgullo y altivez, hacer actos de humildad (sumisión, rendimiento).
§ Orar. Hablar con Dios. Rogar, pedir, suplicar.
§ Buscar Su rostro. Implica siempre, y mientras pueda ser hallado. Sal. 105:4: Buscad a Dios y su poder, Buscad siempre su rostro. Isaías 55:6: Buscad a Dios mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cerca.
§ Convertirse de los malos caminos. Is. 55:7: Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos y vuélvase a Dios, el cual tendrá de él misericordia y al Dios nuestro el cual será amplio en perdonar. Joel 2: 12,13: Por eso ahora dice Dios: convertíos a mí con todo vuestro corazón. Hch. 26:18: para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios para que reciban por la fe que es en Jesucristo, perdón de pecados y herencia entre los santificados. Saulo el cruel perseguidor se convirtió en Pablo el hermano de tierno corazón. Hch. 9: 1; 21:13. La mujer samaritana, de reputación deshonrosa, se convierte en testigo de la verdad. Juan 4:17, 18,29.

Cuatro condiciones para llegar a la excelencia en la conversación con Dios: Humillarse, orar, buscar el rostro de Dios y convertirse de los malos caminos.

¿Cómo saber que estamos en la excelencia en la conversación con Dios?
§ Dios oirá desde los cielos.
§ Perdonará nuestros pecados.
§ Sanará nuestra tierra.

Si tomamos en cuenta las cuatro condiciones y las ponemos en práctica, porque son exigidas por Dios, entonces veremos la excelencia y nuestras vidas encontrarán paz en medio de la tormenta, sabiduría cuando nos hace falta, salud y vigor él promete dar a nuestros huesos, guía para las decisiones de la vida, comprensión familiar, y satisfacción en lo que hagamos, pues todo lo haremos como para El y no para los hombres.
Dios te bendiga.
Su hermana y amiga.
Alva Vargas de Contreras

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