martes, 30 de junio de 2009

LAS LÁMPARAS Y LA VELA


Había una vez una lámpara líder que organizó una fiesta para todas las lámparas de la región. Fueron todas vestidas con sus respectivas pantallas retocadas y adornadas como todas las lámparas.

En un momento determinado una pobre vela entro tímidamente en la sala y hubo una súbita amenaza de cortocircuito que afectó a algunas lámparas que empezaron a brillar un poco menos. Poco a poco la lámpara líder fue aceptando la presencia de la velita en el inmenso salón de fiestas. Resolvió hacer poco caso de ella y llamó a sus compañeras para que se acercaran a fin de que pudieran oír lo que la velita, sin pantalla, sebácea, tenía que decir.

-“¿Quien es usted?” - preguntó la lámpara líder.
-Una vela, como usted ve...” - respondió la pobre velita.
-Eso lo sabemos. Pero, ¿qué hace usted?”
-Yo tengo luz independiente, que sin embargo también la recibo de otra fuente. Soy símbolo de fe; a pesar de que ustedes son mas fuertes que yo, no llevo pantalla, porque sé que mi vida es efímera, mi luz nace de dentro de mi, oscila y mi patrón vuelve a encenderme sin necesitar mucha ayuda, soy tan peligrosa como usted, pero no origino tantas catástrofes; una criatura puede usarme pero me respeta más que a usted, voy disminuyendo mientras ilumino. Valgo mucho a los ojos de los hombres que, cuando no consiguen encender a ustedes, recurren a mi

Las lámparas no lograban contener la risa histérica frente a aquel espectáculo de inferioridad. Súbitamente hubo un malestar general en todas y se fueron apagando, gritando en demanda de socorro, hasta que la sala quedó a oscuras. Solo quedó la velita que acompañó al electricista para el trabajo de reparación.

Cuando las lámparas volvieron en sí y se reunieron para pedir disculpas a la velita, esta ya era un puñadito de cera dando el último suspiro. Había dado la vida.

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