jueves, 5 de febrero de 2009

OBAMA Y LA RESERVA ESCATOLÓGICA


El teólogo alemán Metz ha popularizado la expresión reserva escatológica para aludir a la relación dialéctica que existe entre las promesas de Dios y la realidad histórica. Toda realización intramundana es provisional; ningún logro político, social o económico es, sin más, el Reino de Dios.

Viene a mi mente el nombre de Metz a propósito del nuevo presidente de los EEUU, saludado por tantos como una especie de mesíasque vendría a instaurar una nueva era; la era de la paz y del respeto a la justicia. Yo le deseo al presidente de los EEUU lo mejor. No sólo por él y por su pueblo, sino por el bien de todo el mundo.

Pero Obama no es el mesías. Se impone, como siempre, la reserva escatológica. Con pena leo que una de sus primeras medidas ha consistido en levantar el veto a la financiación de los grupos promotores del aborto.

El aborto es, siempre, un mal; es, siempre, una injusticia. Defenderlo, ampararlo, promoverlo es defender, amparar y promover el mal. Triste comienzo para un mandatario de cuyas decisiones depende tanto para tanta gente.

Obama es negro y descendiente de negros. Sus antepasados han conocido en carne propia la injusticia de la esclavitud. Una injusticia horrible, injustificable. Pero también es horrible e injustificable la promoción del aborto.

Una cosa es mostrarse clemente con quien, en circunstancias extremas, destruye la vida de su hijo, por temor, quizá, a no poder cuidar a los otros hijos ya nacidos y otra, muy distinta, es permitir que el margen de acción no sea más amplio. Los poderes públicos, y la sociedad en su conjunto, no debe ser cómplice de ningún crimen. Más bien, todo lo contrario: Hay que ayudar a solucionar los problemas y las dificultades sin perjudicar a la parte más débil e indefensa, que es, siempre, el ser humano concebido y aún no nacido.

Obama empieza mal; muy mal. Ojalá que Dios, al que no se cansó de invocar en la ceremonia de la jura de su cargo, lo ilumine para que sea un presidente defensor de la vida, el más básico de los bienes.
Guillermo Juan Morado

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