martes, 27 de mayo de 2008

EL CIELO Y LA AMISTAD


Un Hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un enorme árbol cayó un rayo y los tres murieron fulminados.

Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos andan un cierto tiempo, antes de ser conscientes y lograr aceptar su nueva condición…)

La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudorosos y sedientos. En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
· “Buenos días
· Buenos días - respondió el guardián.
· “¿Cómo se llama este lugar tan bonito?”
· Esto es el cielo
· “¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!”
· Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera - y el guardián señaló la fuente.
· Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…”
· Lo siento mucho - dijo el guardián - pero aquí no se permite la entrada a los animales

El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante.
Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
· Buenos días – dijo el caminante.
El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
· Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo
· Hay una fuente entre aquellas rocas - dijo el hombre, indicando el lugar. Podéis beber toda el agua como queráis

El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre.
· Podéis volver siempre que queráis – le respondió éste.
· A propósito ¿cómo se llama este lugar?” – preguntó el hombre.
· CIELO - respondió.
· “¿El Cielo? ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!”
· Aquello no era el Cielo. Era el Infierno” - contestó el guardián.
El caminante quedó perplejo.
· “¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones!” – advirtió el caminante.
· “¡De ninguna manera! – increpó el hombre - en realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…”
Paulo Coelho.

2 comentarios:

Sammy Geraldine Masias Villar dijo...

Muy bonito, Coelho siempre escribe cosas muy bonitas.

:)

Saludos Pepito

Hermano José dijo...

Gracias pequeñita. QDTB