lunes, 24 de septiembre de 2007

CARTA DE SOR MÓNICA

Sor Mónica es una hermana colombiana consagrada al grupo de “Las Lauritas”, congregación fundada por la beata Laura Montoya.
Sor Mónica nos acompañó en nuestro ministerio de sanación mientras estuvo como misionera en el Perú. De sus experiencias con nuestro grupo es que trata esta carta que pongo a tu disposición
. JP.

Popayán, Colombia, Mayo 2000.

Muy recordado y apreciado Pepe y todos del Grupo de Oración Sí Señor”.

En nombre de Jesús y María, reciban mi más cariñoso saludo, deseando que todos y cada uno gocen de las bendiciones de Dios Padre, Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo.


Pues les cuento, no es nada fácil alejarse de personas tan queridas y acogedoras como fueron ustedes conmigo, a diario en mis oraciones los recuerdo y más aún porque en la pared de mi cuarto, al entrar lo primero que veo es el cuadro de María embarazada (imagen que mandé hacer especialmente con barriga para tiempo de adviento; me parecía ilógico poner a una Virgen sin barriga, cuando estaba pronto a dar a luz al Mesías. JP) y a sus pies una fotografía donde están todos ustedes.

Es maravilloso como aprendí tantas cosas estando en el grupo, veo con mucha claridad como la misericordia de Dios actúa tan palpable; siento mucha fortaleza y entusiasmo para desarrollar el trabajo, solamente le digo al Señor: Amor mío, esposo mío, aquí está tu instrumento, tu esposa, sólo quiero que las cosas salgan según tu querer; y que paz, que tranquilidad, confianza y esperanza siento... verdaderamente Él está conmigo.

Los miércoles y los sábados son muy especiales (eran los días en que nos reuníamos; ahora son los lunes y viernes. JP), me uno en corazón con ustedes y parece que los sintiera acá conmigo. En estos momentos difíciles miro mi anillo (un denario que le obsequiamos. JP), a María y a ustedes y siento mucha consolación. Les he pedido que oren por mí y así lo siento.

Les comparto además, que en el Nombre de Jesús van sucediendo cosas maravillosas: paz en muchos corazones, alegría, salud, y como si fuera poco, hasta la lluvia y el viento obedecen, pues últimamente está lloviendo mucho y cuando voy a visitar los hogares y veo que viene el aguacero, le digo: En el Nombre de Jesús te ordeno te detengas, y muy obediente, el panorama cambia totalmente.

Un día había una fiesta cerca de la casa en la ciudad, en un momento colocaron estruendosamente música metálica o diabólica y levantando mi mano derecha con el anillo en mi dedo y la crucecita hacia donde estaba el ruido dije: En El Nombre de Jesús ¡Cállate!e inmediatamente se apagó la bulla. Bueno, cosas como estas y muchísimas otras han sucedido. ¡Qué grande y maravilloso es nuestro Dios!

De otra parte, les confieso que en el momento de escribir esta carta no tengo en mis manos la hoja de cumpleaños, ya que mi salida a la ciudad fue como un rayo (disculpen el término, sé que allá nunca caen rayos) quiero decir: muy rápido; pero aunque sea sin lista en mano sé que varios han cumplido años, para ellos un abrazo fuerte y que Dios les bendiga, les dé salud que todo marche bien, pues Él así los quiere.

Las oraciones en que más confío son las de ustedes, espero nos continuemos uniendo de corazón a corazón en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Siempre guardo la esperanza de volver a vernos algún día.

Los quiero muchísimo, los extraño. Con todo mi amor un abrazo.

Sor Mónica.


Nota: Agradezco a Dios que Sor Mónica pasara por nuestro Grupo y que obtuviera algo que le faltaba: primeramente darse cuenta que es esposa de Dios, y que eso es una gran diferencia con los comunes mortales, instrumento activo (no lo era: la fe sin acción no vale) y con talentos o dones que ella desconocía y que era capaz de desarrollar en el Nombre de Jesús. JP.

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