El Papa Francisco ha participado en la mañana del viernes, día de descanso y oración para los musulmanes, en la clausura del “Foro de Bahrein para el Diálogo: Oriente y Occidente por la Convivencia Humana”. La cita ha tenido lugar en la Plaza Al-Fida del complejo del Palacio Real de Sakhir, en Awali.
En su segundo día en este país
compuesto por islas en el Golfo Pérsico, el Papa llegó al Palacio en un sencillo Fiat 500 blanco, acompañado de toques de
trompeta y escoltado por soldados de caballería con uniforme rojo. Recorrió
en silla de ruedas el tramo de alfombra roja hasta el escenario. De pie junto
al rey de Bahrein, hizo el gesto simbólico de regar una palmera.
FRANCISCO RIEGA UNA
PALMERA AL LLEGAR AL FORO BAHREIN PARA EL DIÁLOGO.
DOS
ALIADOS DEL PAPA: EL IMÁN DE AL-AZHAR Y EL PATRIARCA BARTOLOMÉ
Junto al Pontífice estaban
autoridades civiles y sobre todo religiosas de alto nivel. Allí estaba el Gran
Imán Al-Tayyeb, máxima autoridad de la universidad
islámica suní de Al-Azhar, en
Egipto, interlocutor frecuente de Francisco. Con él se reunió el Papa en
privado tras el acto matinal: es su sexto encuentro.
Otro interlocutor habitual del
Papa que acudió al acto fue Bartolomé, el Patriarca
Ecuménico de Constantinopla, que mantiene una importante relación de prestigio con las
iglesias ortodoxas de tradición griega en muchos países musulmanes y
arabohablantes.
El rey de Bahrein
contempla satisfecho el encuentro de Francisco con el Gran Imán de Al-Azhar, la
universidad islámica de Egipto, la más influyente del Islam suní. Es la
sexta vez que ambos líderes religiosos se reúnen en persona.
Los países árabes y musulmanes
asisten con cierta perplejidad a la nueva situación en el mundo: los 'cristianos' se matan entre ellos en Ucrania. Rusia, que arrasó ciudades sirias con sus bombas,
ahora invade a sus vecinos... pero sin demostrar muchos éxitos militares. Estados
Unidos centra allí su atención. Parece que se
vuelva a una guerra fría o de dos bloques, como antes de 1989... y los
árabes no tienen por qué optar por ninguno de ellos.
De hecho, pueden presentarse como
culturas moderadas amantes de la paz, y así el Foro de Bahrein escenifica un
intento de alianza de religiones por la paz y el mutuo
entendimiento, mientras
las potencias occidentales (los musulmanes incluyen a Rusia entre ellas) gastan
sus recursos en misiles, guerra y destrucción.
El discurso del
Papa, largo y con mucho contenido, parecía reforzar este análisis. También aprovechó para defender la oración por la paz, y con ella la libertad religiosa y la promoción y libertad de la mujer (ambas
cosas escasean en los países del Golfo).
UNOS
POCOS PODEROSOS CREAN BLOQUES CONTRAPUESTOS
“Mientras la
mayoría de la población mundial se encuentra unida por las mismas dificultades,
asolada por graves crisis
alimentarias, ecológicas y pandémicas, así como por una injusticia
planetaria cada vez más escandalosa, unos pocos poderosos se concentran en una
lucha decidida por intereses partidistas, exhumando lenguajes obsoletos,
redibujando zonas de influencia y bloques contrapuestos”, afirmó el Papa.
"Nosotros, en cambio – dijo Francisco a los participantes en el Foro –estamos aquí juntos porque pretendemos navegar por el
mismo mar, eligiendo la ruta del encuentro y no la del
enfrentamiento", contrastó. (Bahrein, país isleño, en árabe, significa
"entre dos mares", y el Papa usa mucho en este viaje alusiones
marineras).
El Papa planteó algo que los
muchos musulmanes devotos pueden aceptar: la
necesidad de la oración para construir la paz y también para
salir del "paganismo" del mero comprar y vender.
"La oración, la
apertura del corazón al Altísimo es fundamental para purificarnos del egoísmo, de
la cerrazón y de la autorreferencialidad, de las falsedades y de la injusticia.
El que reza, recibe la paz en el corazón y no puede sino ser su testigo y
mensajero; e invitar, principalmente por medio del ejemplo, a sus semejantes, a
no convertirse en rehenes de un paganismo que reduce al ser humano a
aquello que vende, que compra o con lo que se divierte, sino a
redescubrir la dignidad infinita que cada uno lleva grabada. El hombre
religioso, el hombre de paz es aquel que, caminando con los otros en el mundo,
los invita, con dulzura y respeto, a elevar la mirada al cielo", proclamó.
LA
LIBERTAD RELIGIOSA NO ES MERA LIBERTAD DE CULTO
Después, planteó temas más difíciles
de aceptar en muchos sectores del mundo musulmán: la libertad religiosa (que no
es mera libertad de culto, en Arabia limitado a inmigrantes y sólo dentro de
sus iglesias) y las libertades legítimas de las mujeres. Para ello, se apoyó en
la recién firmada Declaración
del Reino de Bahréin.
"Es indispensable
una premisa: la libertad religiosa. La Declaración del Reino de
Baréin explica que 'Dios nos instruye para ejercer el regalo divino de la
libertad de elección' y, por tanto, 'toda forma de coacción religiosa no puede
conducir a una persona a una relación significativa con Dios'. Es decir,
que toda coacción es indigna del Omnipotente, porque Él no ha entregado el
mundo a esclavos, sino a criaturas libres, a las que respeta totalmente", aseguró el Papa.
"Comprometámonos
entonces para que la libertad de las criaturas refleje la libertad soberana del
Creador, para que los lugares de culto sean protegidos y
respetados, siempre y en todas partes, y la oración se promueva y
nunca sea obstaculizada. Pero no es suficiente conceder permisos y
reconocer la libertad de culto, es necesario alcanzar la verdadera libertad
religiosa. Y no sólo cada sociedad, sino cada
credo está llamado a examinarse sobre esto. Está llamado a preguntarse si obliga desde el exterior o
libera interiormente a las criaturas de Dios; si ayuda al hombre a rechazar la
rigidez, la cerrazón y la violencia; si hace que aumente en los creyentes la
libertad verdadera, que no significa hacer lo que nos dé la gana, sino
orientarnos al bien para el que hemos sido creados", profundizó aún más.
Esta exhortación papal es una
forma de animar a los dirigentes e intelectuales musulmanes que lo
escuchaban a plantearse el espacio que tiene la libertad en su religión.
DESPUÉS, EL PAPA QUISO
HABLAR DE LA LIBERTAD TAMBIÉN EN LA EDUCACIÓN.
"La
Declaración del Reino de Bahréin afirma que «la ignorancia es enemiga de
la paz». Es verdad, donde faltan oportunidades de instrucción
aumentan los extremismos y se arraigan los fundamentalismos. Y, si la
ignorancia es enemiga de la paz, la educación es amiga del desarrollo,
siempre que sea una instrucción realmente digna del hombre, ser dinámico y
relacional; por lo que no debe ser rígida y monolítica, sino abierta a los
desafíos y sensible a los cambios culturales; no autorreferencial y aislante,
sino atenta a la historia y a la cultura de los demás; no
estática sino inquisitiva, para abrazar aspectos diversos y esenciales de la
única humanidad a la que pertenecemos".
LA
MUJER EN EL ÁMBITO PÚBLICO Y LA PLENA CIUDADANÍA
Francisco señaló luego "tres emergencias educativas" (y se
apoyó en el documento que firmó en febrero de 2019 en Dubái -rival y vecino de
Bahrein- con el Gran Imán de Azhar):
- "En primer
lugar, el reconocimiento de la mujer en ámbito público, 'en la instrucción, en el trabajo,
en el ejercicio de los propios derechos sociales y políticos' (cf. Documento
sobre la fraternidad humana)".
- "En segundo
lugar, 'la protección de los derechos fundamentales de los niños' (ibíd.), para que crezcan
instruidos, atendidos, acompañados, no destinados a vivir con el tormento del
hambre o los lamentos por la violencia. Eduquemos, y eduquémonos, para mirar
las crisis, los problemas, las guerras, con los ojos de los niños"
- "en tercer
lugar, la educación a la ciudadanía, a vivir juntos, en el respeto y la legalidad. Y, en
particular, la importancia misma del «concepto de ciudadanía», que «se basa en
la igualdad de derechos y deberes». Es necesario esforzarse en
esto, para que se pueda «establecer en nuestra sociedad el concepto de plena
ciudadanía y renunciar al uso discriminatorio de la palabra minorías, que
trae consigo las semillas de sentirse aislado e inferior; prepara el terreno
para la hostilidad y la discordia y quita los logros y los derechos
religiosos y civiles de algunos ciudadanos al discriminarlos»
(ibíd.).
Después el Papa retornó a temas que ha tratado ya muchas veces en sus visitas a
países árabes y con el imán al-Tayyeb y otros líderes musulmanes: que no se debe usar la religión y el nombre de Dios para
justificar guerras y violencias.
El Papa se traslada en
silla de ruedas por una inflamación en los ligamentos de su rodilla. El Gran
Imán de Al-Azhar pone su mano en su hombro, como un gesto de cercanía.
NO
USAR EL NOMBRE DE DIOS EN GUERRAS Y VIOLENCIAS
Los hombres verdaderamente
religiosos, afirma el Papa, "con fuerza dicen 'no' a
la blasfemia de la guerra y al uso de la violencia". "No basta – insistió el Pontífice – con decir que una religión es pacífica, es
necesario condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre. Tampoco basta con distanciarse
de la intolerancia y el extremismo, es necesario actuar en sentido
contrario".
Y concretó más, sabiendo que
muchos grupos armados islamistas de todo el mundo reciben
dinero de hombres ricos del Golfo Pérsico:
“Es necesario dejar de apoyar a los movimientos terroristas
mediante el suministro de dinero, armas, planes o justificaciones, y también la cobertura
mediática, y considerar todo ello como delitos internacionales que amenazan la
seguridad y la paz mundiales. Este terrorismo, en todas sus formas y
manifestaciones, debe ser condenado”.
ALIANZAS
DE PAZ, NO AL NEGOCIO DE LA GUERRA
Además, en este año que el
negocio de la venta de armas se ha disparado con la invasión rusa de Ucrania,
el Papa añadió: "El hombre religioso, el hombre de paz, se
opone también a la carrera por el rearme, al negocio de la guerra, al mercado de la muerte, no apoya alianzas contra nadie,
sino formas de encuentro con todos: sin ceder al relativismo
ni al sincretismo de ningún tipo, persigue un solo camino, el
de la fraternidad, el del diálogo, el de la paz”.
"Y si diversos
poderosos negocian entre sí por intereses, dinero y estrategias de poder,
demostremos que otra forma de encuentro es posible. Posible y necesario, porque la
fuerza, las armas y el dinero nunca teñirán el futuro de paz", insistió.
Añadió: "Promovamos
iniciativas concretas para que el camino de las grandes religiones sea cada vez
más proactivo y constante, ¡que haya conciencia de paz para el mundo!"
Como suele hacer a veces,
Francisco improvisó un mensaje, en este caso un llamamiento por la paz, en este
caso sobre Ucrania: "Y aquí dirijo
a todos mi llamamiento para que se ponga fin a la guerra de Ucrania y se hagan
negociaciones de paz".
En su último párrafo, recordó a los olvidados, incluyendo los niños por nacer y
enfermos y migrantes (abundantes en el Golfo Pérsico).
"El Creador
nos invita a actuar, especialmente en favor de tantas de sus criaturas que
todavía no encuentran suficiente espacio en las agendas de los poderosos: pobres,
niños por nacer, ancianos, enfermos, migrantes. Si nosotros,
que creemos en el Dios de la misericordia, no escuchamos a
los indigentes y no damos voz a quien no la tiene, ¿quién lo hará?"
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